El pequeño –en realidad era un gran hombre– Zhuangzi soñó que era una mariposa, y cuando despertó, no sabía si era Zhuangzi, que había soñado que era una mariposa, o una mariposa que había soñado que era Zhuangzi.
¿Era Zhuangzi una mariposa y no lo sabía?, ¿era un capullo y sí lo sabía? O lo que es lo mismo: ¿cuál es la diferencia entre estar colocado y no estar colocado?, ¿cómo podemos estar seguros de que estamos colocados ahora y cómo podemos estar seguros de que antes no lo estábamos? Hay una respuesta muy sencilla, casi estúpida: “Sé que estoy colocado porque estoy colocado”. Ah. La mariposa también sabe que es una mariposa porque es una mariposa, y si supiera que en realidad es una ensoñación, no sería ninguna de las dos cosas: ni mariposa ni ensoñación. Pero Zhuangzi, como no es ningún capullo sino un pequeño gran hombre, dice que no lo sabe: “A lo mejor estoy soñando ahora”. De acuerdo, alguna vez has soñado que estabas soñando. ¿Y? ¿Te crees muy listo? Soñar que soñamos no es gran cosa, sobre todo si lo comparamos con los verdaderos sueños en los que no sabes que sueñas porque eres lo que sueñas. ¡Soñar! Hay otra respuesta, también demasiado sencilla, y ya veremos si más o menos estúpida, a la pregunta “¿cómo sabes que estás colocado ahora?”: “Sé que estoy colocado porque acabo de colocarme, es decir, acabo de tomar las medidas oportunas para que el THC irrigue mis terminales nerviosas y me lleve a un estado de conciencia y percepción extraordinario, diferente, simpático”. ¡Ajá! Muy bien: hazlo. Toma todas esas medidas y colócate a gusto. Resulta que a lo mejor ya estabas colocado, y ahora estás descolocándote. Fíjate bien: la mariposa también tiene alas de mariposa y aletea –fliup, fliup, fliup– pero eso no demuestra que sea una mariposa con entidad corpórea, porque las mariposas de los sueños también tienen alas y las mueven. Más confusión: el caso del cómico norteamericano que decidió pasar un mes entero sin colocarse –“un día detrás de otro sin colocarme, colegui”–, seguido de un mes en el que se colocaba todos los días –“un día detrás de otros colocándome a tope, colegui”– y con el único resultado de un documental donde nada queda claro del todo. En realidad, ¿cuál era el experimento? Se supone que se trataba de experimentar una fumada continuada y sus consecuencias físicas y mentales, pero dado que en realidad era un cómico fumeta y dado que durante muchos años se había colocado todos los días, parece más bien que el verdadero experimento consistía en pasar un mes entero sin colocarse. ¿Y entonces?: ¿era la historia de un cómico que soñaba que se colocaba durante un mes seguido, un día detrás de otro, o era la historia de un cómico fumeta que soñaba que pasaba un mes entero sin colocarse? Lo único que sabemos es que nada está del todo claro. ¿Y tú?, ¿estás colocado? Mírate a los ojos (nada de espejos) y responde con sinceridad. Fliup, fliup, fliup.