Un estudio publicado recientemente en el Journal of Chromatography A presenta un avance técnico relevante para la industria cannábica: la posibilidad de obtener extractos de cannabis con niveles de THC por debajo de los límites legales sin comprometer el contenido de otros cannabinoides terapéuticos, como el CBD o el CBC.
El equipo de la Universidad Nacional de Colombia implementó un sistema de cromatografía de partición centrífuga (CPC), una técnica de separación que, a diferencia de otros métodos, permite mayor carga sin degradar compuestos sensibles.El protocolo desarrollado emplea un sistema ternario de solventes compuesto por heptano, etanol y agua en proporciones específicas. Utilizando el software de simulación, los investigadores construyeron un diagrama de fases para optimizar la selección de solventes. La fase experimental comenzó en el laboratorio y luego se escaló industrialmente, procesando 800 gramos de extracto de espectro completo. El resultado fue la obtención de 613 gramos de extracto de amplio espectro con 85% de CBD y apenas 0,02% de THC, todo en menos de diez horas de operación.
Además del uso principal sobre extractos ricos en CBD, el método demostró ser versátil en otros escenarios: se aplicó exitosamente para eliminar THC del licor madre (subproducto de la cristalización de CBD) y para purificar THC a partir de destilados altamente concentrados. En ambos casos, se logró aislar fracciones ricas en compuestos como el CBC y el propio THC, lo que abre la puerta a su empleo en investigación farmacéutica o desarrollo de nuevas formulaciones terapéuticas.
Entre las ventajas técnicas destacadas figuran su escalabilidad, alta eficiencia (77%). No obstante, el alto consumo de solventes plantea un reto ambiental y operativo que los autores reconocen, aunque señalan que puede mitigarse mediante sistemas de recuperación apropiados en entornos industriales.
Este avance posiciona a Colombia no solo como productor de cannabis medicinal, sino también como referente en tecnología de purificación. Frente a las restricciones globales sobre el THC, soluciones como esta muestran cómo la ciencia puede abrir caminos regulatorios más funcionales.