El Ayuntamiento de Barcelona ha instado al Govern de la Generalitat a aumentar el número de salas de consumo supervisado de drogas en el territorio catalán. Las salas de consumo supervisado, también llamadas salas de venopunción, son lugares de atención para que las personas que usan drogas puedan acudir a consumir drogas en un entorno seguro, con supervisión de profesionales sanitarios e instrumentos estériles.
La propuesta fue presentada por la concejala de Salud, Gemma Tarafa, quien explicó que un 10% de las personas que usan la salas de venopunción de Barcelona piden iniciar un tratamiento de deshabituación con la intención de dejar de consumir. Por esta razón la concejal insistió en la utilidad de estas salas, que además sirven para reducir daños relacionados con el consumo que son evitables.
Durante su intervención en una rueda de prensa, la concejala recordó que, mientras que en Barcelona hay diez salas de este tipo, en el resto de Cataluña tan sólo funcionan cuatro, de las cuales dos están en el área metropolitana Sant Adrià de Besòs y Badalona (dos municipios colindantes con Barcelona), una en Constantí (Tarragona) y otra en Lleida. Tarafa también apuntó que un 23% de las personas que usan estos servicios de Barcelona provienen de fuera de la ciudad.
La titular de salud destacó la necesidad de incorporar este tipo de espacios de reducción de daños a los Centros de Atención y Seguimiento a las drogodependencias que ya existen en Cataluña. Según la información de Europa Press, Tarafa insistió en que las salas permiten que las personas que “no pueden o no quieren dejar de consumir” no se vean obligadas a hacerlo en la calle y se les ofrezca atención social y sanitaria.