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Las salas de consumo seguro de NY ya han revertido 898 sobredosis potencialmente mortales

Tras un año y medio funcionando, 3500 personas han usado estas salas con profesionales sanitarios, material higiénico y fármacos para las sobredosis.

Las salas de consumo de drogas supervisado de Nueva York, que llevan funcionando un año y medio, ya le han salvado la vida a casi un millar de personas gracias a la intervención de profesionales sanitarios y la dispensación de material higiénico y fármacos para controlar las sobredosis. La organización OnPoint NYC, encargada de gestionar los dos primeros centros de este tipo que abrieron en EE UU, acaba de publicar los datos sobre el funcionamiento durante este tiempo.

Según esta organización sin ánimo de lucro, desde que se inauguraron los centros en noviembre de 2021, 3500 personas se han registrado en el servicio de ambas las salas de consumo supervisado, que han usado las instalaciones en más de 75.000 ocasiones y se han intervenido en 898 casos de sobredosis potencialmente mortales. Gracias a la atención especializada y al uso del fármaco naloxona, los centros han podido revertir todas esas sobredosis de opioides que, al menos en su mayoría, habrían acabado en muertes por reacción aguda a la droga.

“Traducido a costos de servicios de emergencias del sistema hospitalario estas sobredosis hubieran supuesto un gasto de entre 30 y 35 millones de dólares”, explicó a la agencia EFE Kailin See, quien dirige estos programas dentro de la fundación. Sam Rivera, el director de la fundación OnPoint NYC acaba de ser reconocido como una de las 100 personas más influyentes del año 2023 por la revista Time. Además de dirigir las salas de consumo, la organización también presta servicios gratuitos sanitarios, de vivienda y salud mental. 

“Antes de entrar en la sala, les preguntamos quiénes son, dónde están, qué están haciendo y la modalidad de droga que usan. Además, nos gusta averiguar cosas como si han sufrido una sobredosis en el pasado o si tienen algún trauma”, explicó Yusef Colley, quien trabaja en las salas supervisando que los usuarios de drogas no sufran problemas. Allí, además de la subversión de profesionales, los consumidores tienen a su alcance jeringuillas, pipas y otros utensilios esterilizados para el consumo, de forma que pueden evitar infectarse de enfermedades contagiosas o sufrir otros problemas de salud derivados de un consumo insalubre.

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