Cultivos de exterior: Prevención y manejo de plagas en la cosecha
La fruta y la verdura se pelan o se lavan, pero los cogollos de cannabis no. Aunque un insecticida sea apropiado para frutas y hortalizas, no deberíamos fumigarlo nunca sobre los cogollos.
la fruta y la verdura se pelan o se lavan, pero los cogollos de cannabis no. Aunque un insecticida sea apropiado para frutas y hortalizas, no deberíamos fumigarlo nunca sobre los cogollos.
Mientras las plantas están en crecimiento, el uso de pesticidas químicos tampoco es recomendable, pero se puede tolerar siempre que se respeten escrupulosamente las dosis recomendadas y los plazos de seguridad.
Aunque siempre son preferibles los productos ecológicos y poco tóxicos, la verdad es que a veces no siempre resultan todo lo efectivos que deberían y hay que recurrir a soluciones más drásticas. En definitiva, más vale usar un pesticida químico mientras las plantas están en crecimiento y que las plantas estén libres de plagas para cuando empiecen a florecer, que luchar infructuosamente con preventivos poco potentes y arrastrar la plaga hasta la floración, cuando los insecticidas químicos ya no son una opción válida y, si se utilizan, es probable que queden restos en los cogollos.
Si las plantas ya están floreciendo y aparece una plaga, no hay más remedio que limitarse a los productos menos tóxicos, por el bien de nuestra salud. La gama de pesticidas ecológicos que funcionan no es demasiado amplia, entre los insecticidas destacan el aceite de nim, el extracto de piretro, el aceite horticultural y el jabón potásico. Los dos primeros son venenos para los insectos, pero inocuos para los animales y las personas. El aceite horticultural y el jabón potásico matan a los insectos por asfixia, el primero tapando los poros por los que respiran y el segundo destruyendo su caparazón. Aunque estos productos no son tóxicos, es recomendable evitar aplicarlos durante las dos o tres últimas semanas antes de la cosecha para que no afecten al sabor final. La resina, además, es soluble en aceite, por lo que cualquier aceite que se pulverice sobre las plantas podría pegarse o introducirse dentro de los tricomas.
En la lucha contra algunas plagas es prácticamente imposible acabar completamente con ellas sin usar productos tóxicos. Más vale renunciar a una erradicación total y trabajar en varios frentes para intentar mantener la población de bichos lo más controlada posible y que las plantas puedan acabar de florecer. La mosca blanca o la araña roja son dos plagas muy difíciles de erradicar, pero se pueden mantener controladas si se combina la eliminación manual de las hojas más infectadas o llenas de huevas con la pulverización de insecticidas ecológicos. También ayuda mucho mantener las plantas bien regadas, ya que todas las plagas que se alimentan chupando la savia tienden a crecer y reproducirse mucho más rápidamente si las plantas pasan sed. El agua a presión es una buena aliada en la eliminación manual de plagas: una ducha con un chorro fuerte y potente arrastrará una buena parte de los bichos de las hojas, aunque también puede llevarse parte de la resina.
Cuando la plaga es un hongo (brotitis y oídio son los más frecuentes) hay que recurrir a los fungicidas para acabar con ella. La mayoría de los fungicidas químicos tienen acción sistémica, es decir, la planta los absorbe y los reparte por todos sus tejidos, lo que los convierte en muy efectivos pero, a la vez, en muy peligrosos y duraderos. Los fungicidas ecológicos, en cambio, funcionan por contacto, no se introducen dentro de la planta y solo matan al hongo si lo tocan directamente. Por eso es muy importante asegurarse de que todas las partes de las plantas se mojan, también la cara inferior de las hojas y el interior de los cogollos (esto es prácticamente imposible si los cogollos son densos, por eso es tan difícil acabar con la brotritis).
El oídio es un hongo que crece en forma de manchas blanquecinas pulverulentas que, al menos en los primeros momentos, aparecen sobre las hojas. Es relativamente fácil matar el hongo pulverizando las plantas con bicarbonato potásico (también funciona el bicarbonato sódico, aunque es algo menos efectivo) disuelto en agua (5 gramos por litro), pero hay que repetir el tratamiento casi a diario, pues el oídio renace continuamente.
El agua oxigenada mezclada con cuatro partes de agua tiene un efecto similar aunque menos intenso, pero con la ventaja de que no deja ningún tipo de resto que pueda afectar al sabor de los cogollos. El agua oxigenada también se puede emplear para, al menos en parte, limpiar de oídio los cogollos nada más cosecharlos. La técnica consiste en, una vez cortados, sumergirlos unos segundos en la misma mezcla de una parte de agua oxigenada y cuatro de agua que se usa para pulverizar. El agua oxigenada hace que el oídio se suelte de las hojas y quede flotando; no cae todo pero sí una buena parte.
La botritis es un hongo muy común que afecta a numerosos cultivos, entre ellos al cannabis. Aparece, sobre todo, durante la floración y cuando el tiempo es húmedo, en forma de un crecimiento algodonoso de color gris o marrón que va comiéndose los tejidos y acaba por pudrirlos. Ataca los cogollos grandes y densos principalmente, ya que las condiciones de falta de aireación y alta humedad que se dan en su interior propician la botritis. Las variedades sativa, de cogollo más aireado, son mucho más resistentes a este hongo que las índicas o los híbridos de cogollos más grandes y pesados.
La botritis se puede prevenir pero solo hasta cierto punto. Hay que sembrar las plantas suficientemente separadas entre sí, mantener el sustrato lo más vivo posible con microorganismos como Trichoderma o bacterias, no abusar de los fertilizantes ricos en nitrógeno y combatir encarnizadamente contra las orugas comedoras de cogollos, ya que la botritis coloniza con mucha facilidad las plantas infectadas con esta plaga.
La prevención se completa pulverizando periódicamente fungicidas como el jabón potásico, que sube el pH de la superficie de las hojas y dificulta el nacimiento de las esporas. En invernadero, la vaporización de azufre reduce la incidencia del hongo sin tener que echarlo directamente sobre las plantas.
Combatir la botritis es muy difícil cuando las condiciones son propicias. Un cogollo denso en tiempo húmedo acabará desarrollando botritis casi con toda seguridad. Los cultivadores que viven en zonas húmedas suelen optar por cultivar variedades tempranas y resistentes que aguantan algunas lluvias pero se cogen antes de que lleguen las semanas más lluviosas. Si plantan variedades más tardías, o bien lo hacen en invernadero o bien confían en la suerte y se la juegan. En cualquier caso, cuando aparece botritis en un cogollo, no tarda en contagiarse al resto de la planta. Lo mejor en ese caso es cosecharla cuanto antes aunque aún no haya acabado de madurar. Salvo que esté aún muy inmadura, más vale cogerla una o dos semanas antes que perderla completamente. Si nos resistimos a cosechar antes de tiempo debemos, al menos, cortar el cogollo infectado e intentar potenciar la aireación en torno a la planta, incluso eliminando bastantes hojas grandes para que el aire pueda circular mejor.
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