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Cultivos de exterior: nutrición y plagas en floración

En la recta final de la floración todo debe ir sobre ruedas para lograr una buena cosecha. El trabajo del cultivador se centra en alimentar bien las plantas y mantenerlas hidratadas, sanas y libres de plagas para que ellas puedan concentrarse en brotar miles de flores con las que engordar los cogollos y llenarlos de pequeñas gotas de resina.

En la recta final de la floración todo debe ir sobre ruedas para lograr una buena cosecha. El trabajo del cultivador se centra en alimentar bien las plantas y mantenerlas hidratadas, sanas y libres de plagas para que ellas puedan concentrarse en brotar miles de flores con las que engordar los cogollos y llenarlos de pequeñas gotas de resina.

Una vez plantadas las semillas de marihuana y obtenida la planta, las necesidades nutritivas van cambiando según en qué fase de su desarrollo está. En el periodo vegetativo o de crecimiento, el nitrógeno es el elemento más necesario aunque no el único. Las plantas también requieren fósforo, potasio y microelementos, solo que en menores cantidades.

Cogollo

La prefloración es la fase previa al inicio de la floración propiamente dicha. Llega durante el crecimiento, cuando las plantas se hacen adultas y abandonan la fase juvenil. Se distingue porque aparecen las preflores, que son las primeras flores que nacen en la planta. Brotan en la unión de las ramas principales al tallo central y no forman cogollos, brotan de una en una. Además de las preflores, hay otro síntoma propio de esta fase: las hojas dejan de brotar de dos en dos, en los lados opuestos de la rama, y empiezan a hacerlo alternativamente en uno u otro lado. En interior, la fase de prefloración sucede mientras las plantas siguen con el fotoperiodo de crecimiento (18/6), mientras que en exterior ocurre antes de que las noches se hagan lo suficientemente largas como para desencadenar la floración de esa variedad concreta, generalmente entre junio y agosto. En esta etapa, las plantas requieren una nutrición rica en nitrógeno, pues están creciendo mucho, pero que también contenga fósforo, potasio y todo el resto de los elementos secundarios y microelementos que necesitan las plantas. En otras palabras, un buen abono completo de crecimiento. Si no se ha hecho antes, es buena idea reducir el nivel de sales minerales acumuladas en el sustrato lavando la tierra por medio de un abundante riego solo con agua. Es importante usar agua con pocas sales disueltas y en gran cantidad, unos tres litros por cada uno de sustrato. El agua atravesará la tierra y saldrá por los agujeros de drenaje arrastrando buena parte del exceso de sales. Este truco permite que en las semanas siguientes las raíces aprovechen mucho mejor los nutrientes necesarios para la floración. 

La siguiente fase en el desarrollo floral se llama fase de floración prematura, y es el auténtico inicio de la floración propiamente dicha. En interior comprende las dos o tres primeras semanas tras el cambio al fotoperiodo 12/12. En exterior resulta más complicado marcar el momento concreto, ya que no hay un cambio drástico en el fotoperiodo que desencadene la floración y el momento exacto en que sucede depende de cada variedad, pero podríamos decir que empieza cuando las plantas comienzan a estirarse rápidamente y aparecen pequeños ramilletes de flores en las puntas de las ramas. Durante estas semanas, el crecimiento es muy grande y las plantas pueden llegar a doblar e, incluso, a triplicar su tamaño. He visto plantas que crecían de 5 a 8 centímetros al día en esta fase. Las ramas se alargan y la distancia internudos también, dando la sensación de que la planta no será capaz de llenarse de cogollos. La producción de flores todavía es lenta y apenas tienen resina, aunque el olor de las plantas aumenta día a día. Como en la fase de prefloración, la fertilización en este momento debe ser constante, sobre todo si el cultivo es en macetas, y debe proveer de todo tipo de nutrientes: nitrógeno para el crecimiento, fósforo y potasio para almacenar en los tejidos y usar más adelante en la floración para engordar los cogollos.

(Img: José T. Gallego)

En la fase siguiente, llamada de floración temprana, los internudos se acortan y la producción de flores aumenta. Todavía no hay cogollos densos pero los grupitos de flores dispersos a lo largo de las ramas empiezan a juntarse. La planta sigue estirándose, aunque más lentamente, y cada vez se centra más en la fabricación de flores, que se van arracimando en grupos cada vez mayores. Cada cogollo va creciendo hasta juntarse con el siguiente y acabar formando las grandes colas que tanto nos gustan. Todas las flores, salvo algunas de las primeras preflores, tienen los estigmas frescos y de color blanco. El aroma crece por momentos y la resina empieza a recubrir las flores, aunque las glándulas todavía no son ni tan grandes ni pegajosas como lo serán en unas semanas. La nutrición debe ser muy intensa en este momento. La capacidad de absorción de nutrientes es máxima y las plantas almacenan tantos como pueden para usarlos más adelante. Todavía no es hora de eliminar completamente el nitrógeno de la dieta de las plantas, pero ya es necesario mantener los niveles de fósforo y potasio muy altos. Empieza el momento de añadir los boosters o estimuladores de la floración más potentes, que en su mayoría contienen fósforo y potasio en grandes cantidades, junto con carbohidratos y aminoácidos. La fase temprana de la floración acaba cuando las plantas dejan de crecen en altura.

La fase de floración avanzada o fase cumbre es la más importante para el cultivador, pues en ella los cogollos engordan, se vuelven densos y se llenan de resina. La mayor parte de la síntesis de THC sucede en estas semanas, y en ellas es cuando las plantas ganan más peso. Como han parado de crecer, las plantas casi no necesitan nitrógeno, y el que les hace falta lo pueden tomar de sus reservas o moverlo de las hojas más viejas a las zonas de crecimiento nuevo. Durante las primeras semanas de esta fase, el desarrollo floral es frenético: las flores brotan sin parar y los cogollos cada vez pesan más. La producción de flores requiere mucho fósforo y potasio, por lo que no hay que descuidarse y continuar abonando las plantas varias veces por semana. 

Conforme pasan las semanas aparecen cada vez más estigmas marchitos, de color marrón o naranja,

(Img: José T. Gallego)

aunque todavía predominan los estigmas frescos. Las últimas dos o tres semanas antes de la cosecha es conveniente dejar de abonar y empezar a regar las plantas solo con agua para que empiecen a limpiar sus tejidos de nutrientes. Aunque no lleve nutrientes hay que ajustar siempre el pH del agua, además se le puede añadir algún producto con enzimas o uno específico para limpiar las plantas antes de la cosecha o para mejorar el sabor final. Hacia el final de la fase de floración avanzada disminuye abruptamente la producción de flores y la cantidad de estigmas frescos se reduce día a día. La mayoría de los cultivadores cosecha sus plantas al final de esta fase, mientras todavía quedan algunos estigmas de color blanco, ya que el efecto psicoactivo tiende a ser algo más estimulante que si se cosechan en la siguiente fase. 

La fase tardía es la última de la floración, y en ella las plantas dejan de producir nuevas flores y empiezan a envejecer y morir. Todos los estigmas acaban por marchitarse y la resina comienza a descomponerse y a perder potencia. Si no se cosechan, las plantas acabarán por secarse y los cogollos perderán toda su psicoactividad.

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