Cada otoño, la capital checa se convierte en referente de la industria cannábica cuando se celebra la feria Cannafest. Calles adoquinadas, castillos, puentes históricos y casitas de colores acompañan el fluir de los entusiastas del cáñamo que acuden cada mes de noviembre a este encuentro.
Como todo en Praga, también el edificio donde se celebra Cannafest es histórico. El Výstaviště Praha está catalogado como monumento cultural y fue construido para el Jubileo del año 1891. Está rematado con torres de cobre enverdecidas por el paso del tiempo, y en el interior hay coloridos vitrales, techos de madera en forma de bóveda y vistosas lámparas. Resulta todo un placer pasear y deleitarse con las novedades cannábicas en un entorno que invita a la ensoñación.
Este año la feria que rivaliza en importancia con la Spannabis de Barcelona ha superado los 33.000 asistentes y ha tenido 250 expositores de unos 25 países de todo el mundo en los 41.000 m2 del recinto. En esta edición, la feria ha crecido en dimensiones y en asistencia, con 25.000 m2 y 8.000 visitantes más que en la edición anterior.
La presencia de expositores españoles era muy notable, y algunos de ellos destacaron lo favorable que estaba siendo la feria debido a la buena acogida de sus productos por parte del público checo. Resulta que en el país anfitrión se está viviendo una fiebre del autocultivo debido a la subida del precio de la hierba en la calle, y muchas personas esperan que llegue esta feria para proveerse de semillas y todo lo necesario para que no les falte la maría. Y si para los checos es una cita ineludible, también Cannafest atrae a mucho público de los países vecinos. La República Checa tiene una estratégica ubicación: al oeste limita con Alemania, al sur con Austria, al este con Eslovaquia y al norte con Polonia.
Cannafest, explora lo mejor
Cannafest 2017 ha tenido una notable presencia de expositores expertos en tecnologías de cultivo, fertilizantes, semillas, parafernalia y vaporizadores. Ha contado también con la participación de productores de ropa y complementos de fibras de cáñamo, así como de cosméticos y comida elaborados con aceite, semillas, harina o proteína de cáñamo. No ha faltado la demostración de oficios tradicionales relacionados con la producción e hilado de fibras para mostrar una vez más las infinitas posibilidades de su uso en la vida cotidiana. Todo ello de la mano de Konopa, una ong checa orientada a promocionar el uso del cáñamo.
Instituciones dedicadas a la promoción de los usos terapéuticos del cannabis como Kopac, al activismo como ENCOD (Coalición Europea por Políticas de Drogas Justas y Efectivas) o a la reducción de riesgos y la desestigmatización del uso de psicodélicos como la Czech Psychedelic Society también tenían su espacio.
Un homenaje póstumo a Howard Marks (1945-2016) consistente en una exposición de fotografías y la proyección de vídeos donde se podía dejar un mensaje en recuerdo del carismático Mr Nice ocupaba un espacio en uno de los pabellones.
En el Cannafest Vapo Lounge se podía pedir asesoramiento relativo a la vaporización de cara a elegir un modelo o conocer detalles relacionados con el vapeo de varias hierbas. Para probar los aparatos se podía escoger manzanilla, salvia o menta, pero no usar maría.
No faltó una interesante programación de conferencias temáticas, charlas y proyecciones, que abarcaron desde las aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides, hasta la historia del cannabis y el cáñamo, además de los aspectos legales en torno a nuestra amada planta, entre otros. La feria contó también con un espacio infantil con juegos, un escenario integrado en uno de los pabellones y una sala de lectura.
En la parte exterior del edificio principal de la feria había varios puestos de comida y una zona chill out dentro de una carpa en forma de cúpula geodésica. Allí se estaba más o menos calentito y sonaba música variada hasta las dos de la madrugada: un buen espacio para darse un respiro. Cuando llegaba la hora de cierre de la feria, una hoja gigantesca de maría barría a los rezagados a modo de Pac-Man conduciéndolos a las puertas de salida. Natural que la gente se resistiera con el frío que hacía en el exterior. Si aún quedaban ganas te podías acercar a alguna de las fiestas nocturnas oficiales que tenían lugar en varios clubes de la ciudad con dj de variados estilos, que este año iban del drum’n’bass, pasando por el reggae y el dancehall, al funk y el breakbeat.
Premiados y afortunados
No hay feria sin premios, y en esta ocasión se otorgaron reconocimientos a los tres mejores estands y a los tres mejores productos. La marca de fertilizantes holandesa Canna, con su impresionante expositor, se llevó el primer premio, seguida del elegante estand con cuidada decoración del reconocido banco de semillas Sensi Seeds, que cuenta con más de treinta años de trayectoria. Pax, una marca americana de vaporizadores elegantes y discretos, se llevó el tercer premio al mejor estand, y el primer premio al mejor producto por su modelo Pax 3. Todos los estands ganadores optaron por la madera como material de construcción.
El premio al segundo mejor producto fue para OpenGrow, un invento innovador para automatizar cultivos basado en el opensource y la colaboración entre cultivadores, que ofrece múltiples herramientas y facilidad de control. El tercer reconocimiento fue para el modelo de chaqueta funcional, sostenible y resistente Sea Shepherd, de los sastres de HoodLamb, realizada en cáñamo, algodón orgánico y fibras recicladas.
Bajo cero
Vale la pena visitar Praga en noviembre y darse un paseo por el Cannafest. Eso sí, conviene llevar ropa de abrigo para enfrentar el riguroso invierno continental. Durante los dos primeros días de feria, el cielo estaba gris y se llegaron a temperaturas bajo cero o que apenas superaban los cuatro grados. Los checos están muy preparados para el frío, nosotros no tanto. De todas formas, si el frío te llega a calar los huesos, siempre te puedes tomar un vasito de svanere, un vino caliente especiado que funciona a las mil maravillas en lo que a calentar el cuerpo se refiere.