Sábado noche en Barcelona. Es 12 de marzo y en pleno ecuador de la Spannabis no podría haber mejor plan que la fiesta y entrega de premios de la Social Clubs Cup 2016. Para ello enfilamos la montaña de Montjuïc rumbo al pintoresco recinto del Poble Espanyol.

El evento se celebra en One, una de las grandes discotecas de la ciudad. Para los que tenemos cierta edad e inclinación por el vicio, supone un placer culpable ver la sala envuelta en buenos humos, gracias al carácter exclusivo de las estas privadas. Ya es la tercera edición y la buena nueva se ha extendido atrayendo a clubs de Andalucía (LaFuma Sevilla), Euskadi (Ganjazz Donosti, The Weed Club) y Madrid (Charas, The Green Club Pozuelo, Saticas Mon Club, Zenith). Aunque celebrándose en Cataluña, su representación es naturalmente mayoritaria (4:20, Betty Boop Bcn, El Club Verde, La Eme, Hardala, Hemp Prat, K-Lité Smokers Club, La Milla Verde, Padri Club, El Plaer de la Vida, The Resin Club, Sibaritas, Strain Hunters Club).

La sala entra en calor con el groove relajado de Antonio Requena, DJ residente del Marula Café Barcelona. El jolgorio de los presentes hace olvidar que, como nos dirá “China”, propietario del premiado Betty Boop, “cada vez hay más clubes y hay que esforzarse más. Es una auténtica competición”. Sin embargo, aquí no se respiran envidias ni tensiones, esta es una reunión de las que crean comunidad. Los veinte clubes que se disputan los premios –hermosos cogollos dorados– han ofrecido previamente sus mejores muestras en las variedades índica y sativa para que sus socios voten quién ha de llevarse la copa a la mejor. Por otra parte, un jurado formado por reconocidos expertos ha degustado las muestras de todos los participantes para determinar las mejores en las categorías Índica, Sativa, Hash y Extracciones. Las variedades de cannabis nominadas des lan sugerentes en las pantallas de vídeo de la esta. Esto no es como el premio Planeta, aquí nadie sabe quién ganará hasta que su nombre resuena en el sound system, cuando los premiados se encaraman al escenario con sonrisas de oreja a oreja. Aplausos y vítores. Sin discursos interminables, tan sólo menciones a los equipos y socios que mantienen vivo a cada club. Y el lúcido brindis de José cuando premian su club Charas: “¡Por la libertad del individuo para que cada uno consuma y cultive lo que quiera!”. Habría mucho de lo que hablar al respecto de la actual situación judicial y política del cannabis en España. En general, los clubes coinciden en su determinación para seguir creciendo contra viento y marea. Pero esta noche es momento de celebrar. “Lo importante es descubrir el material de los clubs a los que nunca puedes ir”, comenta un responsable de Strain Hunters Club. “Ni busco socios ni crear un movimiento. Busco calidad y aquí vengo a disfrutar”. Suben las revoluciones con la aparición del DJ sorpresa de la noche, Marc Maya de elRow. La fiesta alcanza su cénit y nosotros nos despedimos. Hasta el año que viene.