La Drug Enforcement Agency (DEA) ha detenido a un agente modélico de su propia agencia bajo la acusación de estar trabajando para carteles colombianos.
El agente Jose Irizarry y su mujer fueron detenidos en San Juan (Puerto Rico) acusados de estar colaborando con los carteles colombianos de la droga. En concreto, acumula 19 cargos relacionados con un blanqueo de dinero de la droga de 7 millones de dólares. La operación de blanqueo se realizaba mediante un oficial colombiano y una figura desconocida que es un experto en el lavado de dinero de la droga y que es familia directa de la mujer de Irizarry.
Debido a que la marihuana se está legalizando, los carteles de la droga están buscando otro tipo de negocios. Los narcos mexicanos están tratando de controlar el mercado de los aguacates (sí, en serio). Sin embargo, la cocaína sigue estando muy demandada y Colombia continúa siendo el mayor exportador de esta droga.
Irizarry y Gustavo Yabrudi, un confidente de la DEA, abrieron una cuenta mediante la cual compraban equipos electrónicos de gran valor que eran vendidos de nuevo en Colombia, de tal manera que pudiera lavarse el dinero y devuelto a los carteles. Esta cuenta comenzó a rastrearse por parte de la DEA para acumular pruebas en contra de los carteles. Irizarry también realizó otras operaciones ilegales como quedarse con el dinero de las intervenciones policiales relacionadas con el tráfico de droga. En su cuenta había 900.000 dólares de dinero que había sido lavado.
En un tiempo no muy lejano, Irizarry fue considerado un policía ejemplar y un modelo a seguir, pese a que ciertas circunstancias personales no cuadraba con ese perfil. Por ejemplo, se sabe que la prueba del polígrafo de 2010 mintió y pese a ello fue contratado. Entre la vida desatada de narco que llevó y que le pillaron metiendo la mano en la caja del dinero de los informantes, Irizarry comenzó a estar en el punto de mira de la DEA.
Aunque se le considera una oveja negra entre la DEA, este tipo de policías minan la credibilidad de un cuerpo de la ley que ha jurado luchar contra las drogas. No es el primer caso, por supuesto, ni será el último.