El estudio, publicado en Frontiers in Oncology, revisó más de 10.600 artículos científicos, concluyendo que existe un "consenso contundente" en la literatura especializada que respalda el uso terapéutico del cannabis, tanto en cuidados paliativos como en posibles aplicaciones antitumorales.
La investigación fue liderada por el Dr. Ryan Castle y realizada en conjunto por el Whole Health Oncology Institute de Hawái y la Chopra Foundation de Nueva York. Para el análisis, los autores emplearon una metodología innovadora de análisis que permitió clasificar y cuantificar el tono y las implicancias de miles de publicaciones sobre cannabis y cáncer.
Los resultados se organizaron en tres categorías: métricas de salud general, efectos en los tratamientos oncológicos y dinámica del crecimiento tumoral. En lo referido a salud general, las propiedades analgésicas y antiinflamatorias del cannabis fueron destacadas como particularmente eficaces para mitigar el dolor crónico, las náuseas y la pérdida de apetito. En este apartado, los estudios con conclusiones positivas fueron 47 veces más frecuentes que los que expresaron reparos.
En cuanto al uso complementario del cannabis durante quimioterapia o radioterapia, el análisis encontró evidencia significativa de que compuestos como el THC y el CBD contribuyen a mejorar la tolerancia a los tratamientos, reduciendo efectos adversos y mejorando la calidad de vida de los pacientes. Las conclusiones favorables en este punto fueron 11 veces más comunes que las negativas.
Sin embargo, el hallazgo más sorprendente provino del análisis de la literatura sobre progresión tumoral. Aquí, los datos preclínicos -principalmente de estudios in vitro e in vivo- sugieren que el cannabis podría ayudar a inhibir el crecimiento de tumores, reducir la metástasis y promover la muerte celular programada en distintos tipos de cáncer. Aunque los autores advierten que estas líneas de investigación son aún preliminares, el consenso científico es 30 veces más favorable que crítico.
"Esperábamos controversia; lo que encontramos fue un consenso abrumador", señaló el investigador Castle. El estudio subraya que estos hallazgos deberían motivar una reevaluación urgente del estatus legal del cannabis como sustancia de la Lista I y llama a los profesionales de la salud a mantenerse al día con la evidencia emergente.