Hace mil años también se montaban unas fiestas de impresión. Arqueólogos de la Universidad de Berkeley encuentran enterrada una bolsa de cuero con cocaína, DMT y otros psicodélicos en Bolivia.
Berkeley siempre ha tenido fama de ser la capital universitaria de los fumetas liberales de izquierda y de los amantes de los psicodélicos. Fama que se labraron durante los años 60, fundamentalmente. Esa fama continúa viva con sus diversas investigaciones relacionadas con este tipo de sustancias y se incremente exponencialmente con descubrimientos tan impactantes como este.
En un pequeño zulo descubierto en Bolivia estos investigadores han encontrado un stash de psicodélicos de más de 1.000 años. La mayor parte de estos productos se utilizan para generar ayahuasca, el psicodélico por excelencia de los rituales chamánicos y religiosos de esas latitudes del planeta.
“Esta es la primera evidencia de que los habitantes de América del Sur combinaban diferentes plantas medicinales para producir la potente sustancia conocida como ayahuasca”, comenta la arqueóloga de la Universidad de Berkeley, Melanie Miller. “Nuestros descubrimientos apoyan la idea de que la gente ha estado usando estas potentes plantas desde, al menos, 1.000 años, combinándolas para que les lleven a un viaje psicodélico, y que tal vez la ayahuasca tiene unas raíces antiguas”.
La bolsa también contiene “al menos cinco compuestos psicotrópicos: cocaína, benzoilecgonina (BZE), harmina, bufotenina, dimetiltriptamina (DMT) y un pico posiblemente relacionado con la psilocina”, informa Miller en Proceedings of the National Academy of Sciences.
El alijo se encontró en una cueva que parece ser un lugar de enterramiento, situado a unos 3.000 metros de altura en las colinas de los Andes. Las drogas estaban en un bolsa de cuero de piel de zorro. Por la cantidad de drogas y su peligrosidad si se utilizan sin conocimiento dan a entender que la bolsa debió pertenecer a algún chamán o experto en la materia.
Cerca de la bolsa no se encontraron ningún resto humano por lo que no se puede afirmar que fuesen consumidas por personas, pero todo apunta a que eran para consumo humano. Es decir: hay demasiados indicios que llevan a pensar que los productos de esa bolsa se mezclaban para lograr efectos psicodélicos. Una fiesta de la leche, vamos.