Los datos, publicados en la revista Neuropsychopharmacology, revelaron que una sola sesión con N,N-dimetiltriptamina (DMT), administrada por vaporización, fue capaz de inducir una reducción rápida y sostenida de los síntomas depresivos en personas que no habían respondido a otros tratamientos. Durante la investigación, los participantes recibieron una dosis inicial de 15 mg seguida de una segunda dosis de 60 mg de DMT inhalado, en una experiencia psicodélica activa de menos de 30 minutos de duración.
Los resultados son auspiciosos: al séptimo día, el 86% de los participantes mostró una respuesta positiva al tratamiento y el 64% alcanzó la remisión de los síntomas. Tres meses después, el 57% seguía respondiendo al tratamiento y el 36% permanecía en remisión. Además, se observó una reducción significativa del riesgo suicida: mientras que antes de la dosis el 86% presentaba algún nivel de riesgo, y el 43% reportaba ideación suicida activa, un día después ningún paciente presentaba pensamientos suicidas severos, y al cabo de tres meses sólo un 21% mantenía alguna ideación de este tipo.
Este avance ha sido celebrado como un hito por la comunidad científica, ya que el tratamiento se mostró seguro, bien tolerado y con un potencial de escalabilidad que lo distingue de otras terapias psicodélicas más prolongadas y complejas.
Es importante destacar que los autores del estudio señalan que se trata de un ensayo abierto con un número reducido de participantes y que los hallazgos vienen a reforzar el interés por la investigación clínica con psicodélicos como herramienta terapéutica.
Este estudio se enmarca en una ola creciente de investigación científica que busca reevaluar el potencial de sustancias como el DMT, la psilocibina o la ketamina para tratar trastornos mentales graves y estos ensayos están siendo impulsados tanto por instituciones académicas como por empresas biotecnológicas, que ven en este campo una oportunidad de innovación disruptiva en salud mental.