Si hay un producto psicotrópico en la mente popular colectiva antes de que le arrebatase el puesto la ayahuasca, ese es el peyote. Pero, ¿qué es y cuáles son sus efectos?
En junio de 2019 Oakland (California, EE.UU) descriminalizó el uso del peyote y otros hongos mágicos. Esto ocurre en un contexto de nueva euforia por estos psicoactivos que vienen de los estudios que se están realizando alrededor de ellos y su potencial uso como terapias para ciertos desórdenes mentales.
El peyote es un tipo de pequeño cactus nativo de México llamado Lophophora williamsii. Este cactus contiene algunos compuestos alucinógenos como la mezcalina, o la 3,4,5-Trimetoxianfetamina. El aspecto es bastante conocido: una pequeña plata de forma redondeada (aunque las hay planas) de unas cinco pulgadas de diámetro. En algunos casos también crece una pequeña flor de color rosa. En ese pequeño espacio, dicen, se concentran las llaves que abren la puerta de la percepción.
Se sabe que los nativos americanos utilizaron el peyote con fines medicinales. Tribus como Chichimeca, Tarahumara (Rarámuri), Cora (Náayarite), Huichol (Wixáritari) utilizaban el cactus para hacer lociones que servían de analgésico para las heridas. Se sabe que se usa desde hace 5.700 años.
Los alcaloides del peyote producen efectos alucinógenos diferentes según quién lo tome. Al interferir con la producción de serotonina afecta al pensamiento y a la percepción. De 50 a 100 gramos de peyote en estado fresco y de 10 a 20 gramos secados se considera una dosis ligera;150 gramos frescos y 30 secados es moderada; más alta de estas cantidades se considera una dosis elevada.
A los 30 minutos de tomar el peyote la gente tiene sensación de malestar. Algo de mareo y se sienten llenos como si hubiesen comido mucho. Le sigue sudor y escalofríos. Estos efectos a veces llevan nauseas y vómitos y duran unas dos horas. Pasado ese tiempo el consumidor comienza a sentir tranquilidad.
Luego, el efecto del peyote pega. Sube entre las 2 y las 4 horas y baja entre las 8 y las 12 horas. Los efectos alucinógenos son parecidos a los del LSD: colores mejorados, patrones geométricos, y distorsiones visuales en las que los objetos parecen fundirse o respirar. A esto el acompaña un aumento de la percepción del yo, así como emociones amplificadas y sugestibilidad incrementada. Ahí es donde empiezan estas sensaciones asociadas a la medicina chamánica: sensación de auto-realización, desvanecimiento del ego, euforia y empatía. Según el entorno esto puede derivar en un mal o un buen viaje.
Los usos del peyote sieguen siendo los de analgésico. En algunas partes de las reservas indias se uso del peyote en sesiones terapéuticas que duran hasta 10 horas en las que se tratan cuestiones como el alcoholismo o la adicción a las drogas, algo en lo que se cree que es efectivo.
¿Es seguro? Pues paree que sí en tanto que aún no se ha descubierto una dosis mortal y tiene un riesgo muy leve de producir alucinaciones duraderas, que se suelen asociar con el uso del LSD.