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En 2025 América Latina marca un punto de inflexión frente al fentanilo

Mientras Estados Unidos y Canadá siguen enfrentando una crisis de sobredosis por opioides sintéticos, varios países de América Latina han comenzado a adoptar medidas para prevenir un escenario similar. Desde la distribución de naloxona hasta el control de insumos, la región se mueve entre la prevención y la urgencia.

Entre mayo y agosto de 2025, Argentina retiró varios lotes del anestésico Fentanilo HLB tras detectarse contaminaciones graves que provocaron muertes hospitalarias. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y la Organización Mundial de la Salud ordenaron su retirada, señalando fallos críticos de trazabilidad. El caso abrió una investigación que puso en evidencia los riesgos de descontrol incluso dentro del sistema sanitario.

En Chile, el gobierno anunció la disponibilidad nacional de naloxona desde el 28 de mayo, como parte del nuevo plan para enfrentar sustancias sintéticas. La medida se complementa con una mejora en la trazabilidad de incautaciones y protocolos para primeros auxilios, consolidando una estrategia preventiva ante un posible aumento del consumo de opioides de alta potencia.

Brasil también mostró señales de alarma. En septiembre, la Policía Federal y la Receita Federal incautaron fentanilo e insumos asociados en el estado de Pernambuco. Además, el Ministerio de Justicia publicó un estudio alertando sobre los nitazenos, opioides sintéticos que superan al fentanilo en potencia y que ya han sido detectados en el país.

Costa Rica reportó un aumento sostenido de decomisos. Según datos oficiales, en 2023 se incautaron 1.201 dosis y 103 gramos de fentanilo; en 2024, las cifras alcanzaron 1.104 dosis. Durante 2025, los operativos han buscado detectar posibles mezclas de fentanilo con otras sustancias, lo que aumenta los riesgos para las personas usuarias.

En Perú, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID) convocó a laboratorios e importadores para reforzar controles y prevenir desvíos desde el sistema sanitario. La estrategia busca anticiparse a un fenómeno que, si bien aún no ha escalado en la región, podría extenderse rápidamente si no se adoptan medidas.

Por su parte, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) advirtió sobre la expansión de los nitazenos y la creciente mezcla de opioides con xilacina, un sedante de uso veterinario que complica los cuadros de sobredosis y limita la efectividad de la naloxona. Aunque el fentanilo aún no domina los mercados de América Latina, la ventana de acción es ahora.

La experiencia de América del Norte indica que reaccionar tarde cuesta vidas y frente a un mercado de drogas cada vez más complejo, las respuestas reactivas son insuficientes. La región tiene hoy la oportunidad de apostar por la salud pública y la vigilancia temprana porque no se trata de temerle a las sustancias, sino de cambiar las políticas que impiden reducir riesgos y salvar vidas.

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