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Escocia inauguró la primera sala segura para consumir drogas en Reino Unido

El centro The Thistle está ubicado al este de la ciudad de Glasgow, una de las zonas más afectadas por el consumo problemático de sustancias.

El pasado lunes, Escocia inauguró la primera sala de consumo de drogas del Reino Unido. En este centro de prevención de sobredosis, llamado The Thistle, las personas podrán utilizar heroína, otros opioides y cocaína en lugares seguros para evitar sobredosis en la utilización de sustancias ilegales. Además, allí funcionarán espacios para la recuperación de trastornos de la salud mental por adicciones, consultas médicas y servicios básicos de higiene personal, como baños y ropa limpia.

“Tenemos una concentración de muertes por drogas y un brote de VIH entre personas que se inyectan sustancias. También lidiamos con altas tasas de hospitalizaciones por heridas relacionadas con la inyección”, dijo el doctor Saket Pleadarshi, director clínico de The Thistle. Como otros espacios similares que existen en Europa y EEUU, esta sala de consumo seguro busca dar una respuesta sanitaria a la enorme cantidad de muertes que hay en Escocia por el uso de drogas, a partir de la reducción de daños en el consumo de sustancias. Según cifras oficiales, en 2023 murieron unas 1.172 personas. Se trata de la tasa de mortalidad por sobredosis de estupefacientes más alta del continente. Si bien esta cifra es inferior al máximo alcanzado en 2020, aún duplican las estadísticas de Inglaterra y Gales.

Esta sala de Escocia está ubicada en el este de la ciudad de Glasgow, una de las zonas más afectadas por el consumo problemático de sustancias. Su construcción costó unos 8 millones de euros que fueron aportados por el gobierno, después de su aprobación legal en el año 2016. Tuvieron que pasar nueve años para su inauguración porque los grupos prohibicionistas del Westminster, el Parlamento central del Reino Unido, pretendían encarcelar a los usuarios de sustancias que podrían encontrarse en The Thistle. Pero en 2023, la fiscal general escocesa, Dorothy Bain, destrabó la situación al declarar que no sería de interés público procesar a consumidores dentro de la instalación.

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