Este pasado miércoles el gobernador de Indiana ha legalizado oficialmente el aceite de CBD para su consumo medicinal.

Después de meses de revuelo e incertidumbre el gobernador ha firmado la ley que especifica qué condiciones deben cumplirse para poder acceder libremente al aceite de CBD.

El problema de Indiana era serio porque el aceite lleva siendo “legal” desde hace casi un año, pero eso no impedía que hubiesen constantes redadas en los lugares de venta (legales). Daba la sensación de que más que una legalización del CBD era un cebo para detener a los pacientes que la necesitasen.

Debido a este constante peligro por parte de los federales, que eran los encargados de realizar las redadas, el gobernador republicano propuso a principios de año la reforma de ley 52 que cuyo fin era terminar con la persecución policial. Esta ley deja claro que el aceite de CBD es una sustancia controlada y que se puede fabricar, vender o comprar dentro de los límites que marca la ley.

Para que os podáis dar cuenta del apoyo con el que cuenta la ley, la cámara votó 93-0 su aprobación.

Algo más polémico es que esta ley también regula cómo va a ser el empaquetado de los productos de CBD. Los fabricantes consideran que se trata de una “reacción exagerada” porque “se han puesto nerviosos”, debido a que se indicará en exceso que el contenido es de CBD.

Marcarlo así puede suponer asociar el CBD como un producto peligroso, cuando no lo es (que cure o no, veremos, pero que sea dañino eso ya sabemos que no lo es, por tanto, ¿qué necesidad en exagerar?). las críticas vienen, sobre todo, de que a los pequeños comerciantes les va a costar mucho dinero adaptarse a la norma. Desde la administración se ha prometido que se va a revisar esta parte para ser más justa.