La muestra fue analizada con reactivos, tiras reactivas y espectroscopía infrarroja. Se trataba de un polvo blanco, en bolsas con un logo morado de dos “C” invertidas, vendido por encima del precio habitual del tusi. Según Échele cabeza, la mezcla coincide con la definición actual de tusi: un producto sin fórmula fija, altamente variable, ajustado según los insumos disponibles.
La atención pública creció luego de que ‘Coco Chanel’ fuera vinculada a una presunta disputa por su distribución, relacionada con el crimen de los artistas en México. Aunque fue presentada como una “nueva droga”, el análisis químico confirma que se trata de una composición común con un envoltorio llamativo.
El caso refleja una tendencia: el tusi no tiene una fórmula única. Energy Control señala que en la mayoría de las muestras predominan la ketamina, el MDMA y la cafeína, mientras que el 2C-B rara vez aparece. En este caso, el olor a coco funciona como recurso de marketing más que como indicador químico.
Investigadores como Enrique La Rotta consideran el tusi una “droga de autor”, influida por dinámicas de emprendimiento, exclusividad y consumo aspiracional. "Coco Chanel" se inscribe en esa lógica: una marca de droga que busca parecer lujosa, pero que es -en definitiva- una mezcla de sustancias de composición incierta.
El análisis desmonta el mito de lo novedoso y evidencia el problema de fondo: sin regulación ni acceso a información verificable, las personas usuarias siguen consumiendo sustancias de contenido cambiante, camufladas en marcas que prometen exclusividad, pero entregan incertidumbre química.
🧪 ALERTA PSICOACTIVA SOBRE TU$I / “COCO CHANEL”
Analizamos una muestra conocida como Coco Chanel y encontramos que, aunque llega como un polvo blanco con olor a coco, los resultados muestran una mezcla de ketamina, MDMA y cafeína. pic.twitter.com/cQYMV5msGk— Échele Cabeza (@echelecabeza) November 15, 2025