La guerra comercial entre Estados Unidos y China está dejando secuelas directas en la industria del cannabis, con especial impacto en dos pilares clave del mercado: los dispositivos de vapeo y las genéticas importadas. Las recientes oleadas de aranceles impulsadas por la administración Trump —y mantenidas por Biden— están elevando los costos de componentes esenciales y forzando a las empresas a repensar toda su cadena de suministro.
Según informó MJBizDaily, fabricantes de vaporizadores como Pax enfrentan aranceles acumulativos de hasta el 150% sobre cápsulas, baterías y dispositivos “todo en uno” que provienen de China, país que sigue siendo el principal proveedor de estas tecnologías. Incluso sus modelos producidos en Malasia —como el Pax Plus y el Pax Mini— no escapan al castigo económico, con tarifas de represalia del 24%.
La portavoz de Pax, Laura Fogelman, explicó que estas medidas están obligando a las empresas a “evaluar cómo absorber los nuevos costos a largo plazo”. Y algunos ya están trasladando parte de ese peso al consumidor final.
El impacto no se detiene ahí. Las semillas también están sintiendo la presión. “Los aranceles a las importaciones de genética, en especial desde Países Bajos y España, podrían provocar subidas del 10% al 20% en los precios de semillas europeas en EE.UU.”, aseguró Eugene Boukreev, de Fast Buds, uno de los bancos de semillas autoflorecientes más grandes del mundo.
La industria cannábica, ya acostumbrada a la incertidumbre regulatoria, suma ahora un nuevo desafío: navegar la guerra comercial global que amenaza con desestabilizar tanto la innovación como el acceso a productos clave.