En realidad, los vapeadores han estado prohibidos en México desde el principio de la década, pero ahora ya lo están a nivel constitucional. Por una parte, está bien, ya que se quiere proteger la salud de los habitantes, pero, por otra, ¿dónde quedó el prohibido prohibir?
Los cigarrillos electrónicos siguen siendo relativamente nuevos, y se necesitan más investigaciones durante un período de tiempo más prolongado para saber cuáles son los efectos nocivos a largo plazo. Las preguntas obligadas son: ¿por qué de plano no prohíben los cigarros, que son más dañinos?, ¿por qué no hicieron como hacen con los cigarros, que traen sus advertencias y riesgos a la salud? En México, los alimentos basura llevan advertencias en forma de sellos hexagonales alertando altas cantidades de azúcares, grasas saturadas o sodio. Para una persona que está cuidando su dieta por motivos de salud, como diabetes, colesterol o hipertensión, estas medidas son muy eficaces y convenientes.
Sin embargo, no es el caso de los vapeadores, que parece que están condenados a desaparecer en México antes de ponerse en boga. Lo que prometía ser una alternativa más saludable a los cigarros ha chocado contra un muro en la nación azteca. La gente los empezaba a ver con agrado, ya que se podía vapear en público sin molestar tanto a los demás con el humo. Ahora ya está prohibido fumar o vapear en lugares no apropiados, con multas que van de los mil a los tres mil pesos.
El 22 de octubre de 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un decreto que prohíbe la importación de vapeadores. El 31 de mayo de 2022 se publicó en el DOF un decreto que prohíbe la circulación y comercialización de vapeadores en el país. Y en diciembre del 2024 se han elevado a rango constitucional dichas prohibiciones.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) han alertado sobre los riesgos justificando la prohibición de vapeadores diciendo que se debe a que son altamente adictivos y ocasionan graves daños a la salud.
¿Cómo funcionan?
Los vapeadores traen una batería para la activación, una fuente de calor que calienta el líquido para convertirlo en un aerosol de partículas diminutas (vapor), un cartucho o depósito que contiene el líquido, y una boquilla o abertura utilizada para inhalar el aerosol. Es que en realidad no es vapor lo que se inhala, sino un aerosol que puede contener o tiene propilenglicol y/o glicerina vegetal, compuestos orgánicos volátiles, saborizantes artificiales, formaldehído, entre otros químicos que pueden dañar pulmones, corazón e incluso provocar cáncer.
Los vapeadores pueden ser desechables o recargables. Los desechables se usan una sola vez y se tiran cuando se termina el líquido o la batería. Los recargables tienen un tanque que se puede llenar con líquido y recargar cuando se termine. Pueden lucir como cigarrillos, puros, pipas, bolígrafos, dispositivos de memoria USB, etc. En Estados Unidos, la industria de los vapeadores ha pegado fuerte y existen para todo tipo de usuarios, con THC, con CBD, con HHC, todos los sabores de nicotina, hasta psilocibina puedes vapear.
Las leyes que regulan el uso de cigarrillos electrónicos, también conocidos como vapes, varían en Estados Unidos. Algunos estados y municipios prohíben el vapeo en todos los lugares donde está prohibido fumar, mientras que otros contienen leyes más permisivas (o ninguna ley) con respecto al vapeo. Pero lo que sí es innegable es que es una moda entre los jóvenes; se calcula que por lo menos un ochenta por ciento de los fumadores jóvenes han probado los vapeadores de nicotina, y pues qué decir de los de THC, que muchos ya usan en todos lados disfrazando el olor característico de la marihuana.
En Canadá también están regulados y supercontrolados, solo tiendas especializadas pueden comerciarlos y solo se permite su venta a mayores de dieciocho años. Está prohibido vapear en lugares de trabajo, edificios públicos y cerca de puertas o entradas de aire. Según el Departamento de Estadísticas de Canadá, los adultos jóvenes son mucho más propensos a vapear que a fumar. De acuerdo con una encuesta realizada en el 2022 por la Agencia Federal, casi la mitad de los canadienses de entre veinte y veinticuatro años han probado el vapeo, y uno de cada diez afirma que lo hace a diario.
Bueno, al final todos son adictos. El tema de la adicción es muy complejo, pero lo que sí sabemos es que la prohibición nunca ha detenido a los adictos, sobre todo cuando hay un mercado legal y muy abundante en Norteamérica. El caso mexicano, aunque tengan las mejores intenciones, solo provocará contrabando y una oportunidad de negocio para los grupos criminales.