El popular distrito de Christiania de la ciudad de Copenhague, creado como zona autogestionada en una base militar en 1971, y donde el comercio de cannabis se toleró hasta 2004, está sufriendo durante las últimas semanas la mayor presión por parte de la policía danesa que se recuerda.
Los agentes del orden público han asaltado día sí día no la afamada Pusher Street, la calle que vertebra el distrito. Aunque el uso recreativo del cannabis es ilegal en Dinamarca, los vendedores en Pusher Street lo ofrecen regularmente, junto con todo tipo de artículos y parafernalia, en puestos situados en un mercadillo al aire libre. Sin embargo, la cosa parece que puede cambiar. El superintendente Lars Ole-Karlsen dirige la unidad especial de policía que está llevando a cabo las redadas. Dijo a los medios locales que los esfuerzos de su equipo están empezando a dar resultados. “Podemos afirmar que si el viernes hubo 33 puestos a pleno rendimiento construidos con madera y contrachapado, ahora los stands son mucho más primitivos. Están hechos de cajas de leche, y casi no hay ninguno “, se congratuló. Por otra parte, hay voces que denuncian la situación. El diputado Henrik Sass Larsen, del partido socialdemócrata, ha pedido la legalización del cannabis y otras drogas. “Todo lo que hemos hecho en los últimos 50 años ha sido en vano”, dijo Larsen. "No hay menos personas que usen o abusen de drogas. No ha servido para otro fin que enviar a mucha gente a prisión, y el volumen de recursos que la sociedad ha gastado en él se ha disparado”.