La psilocibina se va abriendo camino como tratamiento para algunas condiciones como el estrés post-traumático. ¿Podrá tratar la anorexia?
Desde el John Hopskins Psychedelic Research Unit (JHPRU) están reclutando voluntarios para una investigación sobre los efectos de la psilocibina y el tratamiento psicoanalítico para la anorexia nerviosa. La JHPRU es una agrupación que se dedica al estudio de los psicodélicos en diferentes terapias. Según su página web, estas investigaciones han fructificado en unos 50 manuscritos que han sido publicados en revistas científicas con revisión por pares.
Las últimas investigaciones al respecto de los efectos de la psilocibina es que este componente químico típico de los “hongos mágicos” están dando buenos resultados en los tratamientos contra el estrés post-traumático, la depresión y los desórdenes obsesivo-compulsivos. El JHPRU está trabajando en el uso de la psilocibina para tratar el alcoholismo y la ansiedad en pacientes con enfermedades terminales. ¿Podrá ser efectiva contra la anorexia nerviosa?
“Este estudio probará el efecto de dos dosis moderadas y altas de psilocibina en combinación con psicoterapias basada en entrevistas”, comenta Natile Gukasyan, estudiante post-doctoral en el JHPRU. “Nuestro objetivo es determinar si la psilocibina puede administrarse de manera segura en personas con anorexia nerviosa, y si esta intervención puede producir mejoras en el ánimo, calidad de vida, y en los síntomas cognitivos y del comportamiento de este desorden”.
Como dijimos antes, en estos momentos se encuentran en la fase de reclutar voluntarios para la prueba. Según comenta la doctora Gukasyan, se trata de un primer acercamiento “modesto” que, en caso de arrojar resultados prometedores, ampliarán con un plan mucho más ambicioso.
Los recientes estudios con psilocibina están resultando tan positivos que incluso la Food and Drugs Administration (FDA) se está planteando permitir los experimentos a nivel federal bajo supervisión médica. Dado que algunos estados de los EE.UU ya se están planteando legalizar los hongos mágicos, la pelota vuelve a estar en el tejado del gobierno federal y sus instituciones: ¿Irán a la par que la sociedad?