El instituto para la investigación del cannabis de la Universidad Estatal de Pueblo en Colorado (EE.UU) trabaja en un aditivo que se le puede añadir al cannabis para seguirle la pista desde que se cultiva hasta que se fume. ¿Por qué esto se ha convertido en un tema polémico?
La respuesta rápida es que muchas compañías de cannabis se quejan de que ese aditivo nunca se pidió, por una parte. Por otra, ese aditivo es un químico que se le añade a la planta que las empresas no quieren ya que, en cierta medida, es añadirle componentes que podrían estropear su calidad. Por dos veces las empresas se quejaron al respecto ante el estado de Colorado. La larga: no se sabe quién está detrás de ese instituto que trabaja para la Universidad.
Por lo visto, el sistema que está investigando la Universidad consiste en un isótopo que se puede añadir al cáñamo o a la maría desde su nacimiento y que después puede ser rastreado.
Pese a que por dos veces se ha rechazado este sistema el caso es que la Universidad Estatal continúa con sus investigaciones. ¿Cuál es la razón? Pues no se sabe. Los periodistas de Colorado que han tratado de saber qué es lo que está sucediendo con esta investigación se han encontrado la callada por respuesta por parte del instituto. La excusa es que se trata de una investigación en marcha y no pueden dar detalles al respecto.
Tanto los legisladores como los empresarios del cannabis no comprenden por qué la universidad sigue trabajando en una tecnología que nadie les ha pedido y que, además, compite con otras tecnologías de seguimiento que ya existen y se están aplicando. En la actualidad, el estado contrató con Franwell Inc., una empresa de Florida, un sistema que se llama Metrc, software que sigue la marihuana usando una etiqueta de papel con un código de barra que está acoplada a las plantas de cannabis.
Si el asunto se ve turbio la cosa se complica cuando se cree que todo este asunto está vinculado a una empresa británica que tiene una sede en Colorado, pero solo sobre papel, que se llama PhytoTrack y que supuestamente se disolvió entre 2017 y 2018 casi un año después de que se presentase la polémica ley que pretendía seguir la marihuana mediante un isótopo. Senador Kent Lambert, Republicano de Colorado Springs, presentó la propuesta y se vio obligado retirarla; un año después volvió a tratar de colarla con resultados similares: nadie quería la tecnología que Kent Lambert presentó. Se cree que Lambert podría tener alguna relación con este instituto, aunque la conexión no se puede probar.
Por el momento, las investigaciones continúan en el instituto y no se sabe bien si es que realmente se está trabajando en el isótopo o si se trata de una cuestión de supervivencia institucional. Esto se debe a que el instituto de la Universidad recibió una importante cantidad de dinero para sus investigaciones, unos 800.000 dólares para empezar y unos 1.8 millones al siguiente año. Puede que aunque no estén trabajando en nada relacionado el isótopo la realidad es que se está usando ese dinero para algo que en realidad no se sabe qué es.
Lo que sí se sabe es que ese dinero se está utilizando para contratar trabajadores, pero según un antiguo trabajador del instituto, no existe ningún plan docente, ni fichajes de investigadores consagrados. Es decir, es un instituto que está vacío en sentido académico. Para acabar de rematar la cuestión, el directorio asegura que hay 5 “académicos” trabajando, pero no se especifica quiénes o en qué, algo que es no es nada habitual en los directorios universitarios, donde se suele especificar en qué se están empleando el dinero de las donaciones.
¿Podría ser este uno de los primeros grandes casos de aprovecharse del negocio del cannabis para realizar negocios ilícitos?