El CBD se ha puesto de moda, y es utilizado en una infinidad de padecimientos por una gran variedad de humanos alrededor del orbe. En realidad, este compuesto derivado de la marihuana se ha empleado, según algunas fuentes, durante miles de años. Los arqueólogos han descubierto que desde hace más de diez mil años los primeros agricultores después de la edad de hielo ya cultivaban Cannabis sativa.
El extinto y renombrado astrónomo Carl Sagan afirmó en vida que el cannabis fue la primera planta que cultivamos que influyó grandemente en nuestro desarrollo. En 1963, el químico Raphael Mechoulam determinó su estructura exacta y comenzó una investigación seria. En 1980, un pequeño estudio realizado en São Paulo, en el que colaboró Mechoulam, fue de los primeros en revelar que el CBD disminuye las convulsiones en pacientes con epilepsia. Otro trabajo posterior, de 1982, describía la primera evidencia de que el CBD tiene efectos antipsicóticos y antioxidantes.
El CBD o cannabidiol es uno de los ciento trece cannabinoides de la planta del cannabis, y en algunos casos es el cuarenta por ciento de estos. No tiene efectos psicoactivos como el THC, pero sí muchos beneficios para la salud. El más sorprendente y tal vez el más importante es su uso para tratar epilepsias, en algunos casos de forma milagrosa. Asimismo, se ha utilizado para tratar padecimientos como ansiedad, náusea e inflamaciones, y algunos estudios han demostrado que también ayuda a destruir e inhibir células cancerosas y a reducir los efectos de la esclerosis múltiple. Su éxito, tal vez, se debe a que todo el mundo lo puede usar sin colocarse.
El CBD disminuye las tormentas cerebrales, equilibra los desbalances químicos neurológicos, al activar los receptores de nuestro sistema endocannabinoide, un sistema con el que todos los mamíferos contamos.
Afortunadamente, en Norteamérica ya se ha reconocido el uso de CBD para combatir la epilepsia. La evidencia es tan grande y respaldada por estudios científicos que muchos legisladores no tuvieron otro remedio que aprobar su uso. Esto, aunado a que el CBD no pone, ha facilitado el uso de este remedio para los que no han tenido otro recurso para paliar su padecimiento. La epilepsia es un trastorno cerebral que aún no comprendemos del todo. Cada ataque epiléptico causa estragos tan grandes que borra el aprendizaje y otros sistemas cognitivos, por lo que pacientes adolescentes tienen la mentalidad de un niño de cuatro o cinco años. Casos como el de Charlotte en California o Hayley Rose en Vancouver son pruebas fehacientes de los resultados positivos de este cannabinoide. En el caso de Hayley, se redujeron sus ataques de veinte al mes a solo uno o dos, y a veces pasa un par de meses sin ataques epilépticos; Hayley es la mujer más mayor con el síndrome de Lennox-Gastaut, que mata a los pacientes al llegar a la pubertad, ella ya tiene veinticuatro años. En Canadá, el CBD es cuasilegal para el público en general y legal para todos los miembros del programa de marihuana medicinal y el CBD sin THC.
Legalidad en Estados Unidos
Existen cinco estados donde el mal se ha posado, restringiendo a sus habitantes. Estas comunidades retrógradas han prohibido todo tipo de producto cannábico, por lo que el CBD es completamente ilegal. Estos arcaicos lugares son Idaho, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas y Virginia del Oeste o West Virginia, aunque este último ha dicho que permitirá el uso medicinal, pero no se sabe cuándo entrará en vigor, tal vez en el 2020. Mientras tanto, hoy es ilegal.
En todos los estados con leyes de marihuana medicinal es seguro consumir CBD, ya que está protegido por esas leyes. Son veintiocho estados con programas, incluidos los que tienen legalizado el uso lúdico de maría.
¿Qué pasa con los demás estados?
El CBD es legal bajo específicas condiciones y circunstancias. Los dieciocho estados con leyes de CBD son: Alabama (la ley Carly protege a los que tratan epilepsia con CBD), Delaware (además de la epilepsia se pueden tratar otros padecimientos como la distonía y afecciones musculares; el CBD debe tener menos del siete por ciento de THC, y ya pone tantito), Florida (solo pacientes con cáncer, epilepsia y afecciones musculares graves), Georgia (para casi todas las enfermedades debilitantes; la Haleigh’s Hope Act se firmó porque muchos enfermos se estaban yendo del estado), Indiana (apenas pasó hace pocos meses con ínfimas cantidades de THC y solo para epilépticos graves; otros usos están penados), Iowa (se aprobó la ley gracias a la presión popular), Kentucky (su ley diferencia el CBD de la marihuana, por lo que ya puede ser recetado con ínfimas cantidades de THC), Misisipi (solo para epilepsia, y el CBD debe ser analizado por su departamento de salud), Missouri (también solo para epilepsia y solo si se han intentado tres tratamientos antes del CBD), North Carolina (ídem), Oklahoma (ditto), South Carolina (la ley Julian solo permite CBD de la universidad para pacientes con Lennox-Gastaut y síndrome de Dravet, que causan epilepsias severas), Tennessee (solo para epilépticos), Texas (lo mismo), Utah (igualmente), Virginia (permite a los enfermos diagnosticados la defensa contra la posesión de CBD que tenga menos de un cinco por ciento de THC), Wisconsin (apenas firmado y solo para síndromes que provoquen ataques y sin contenido psicoactivo) y, por último, Wyoming, que también como la mayoría de los estados que hemos visto solo permite el CBD para epilepsias incurables por otro método y, como la mayoría, con menos del tres por ciento de THC.
Bajo la ley federal, si la planta tiene menos del tres por ciento de THC es considerada cáñamo industrial y es legal para propósitos académicos y educacionales. Más de eso y generalmente entre el quince y el treinta por ciento de THC se considera marihuana medicinal cuando se usa para paliar efectos adversos de enfermedades. En teoría, el aceite de CBD que viene del cáñamo industrial es legal en todo Estados Unidos, incluso como suplemento alimenticio. Es una zona gris, pero de acuerdo con el doctor Stuart Titus, el jefe de HempMeds, una compañía de San Diego que produce productos basados en el aceite de CBD, nos dice: “Hay mucha confusión acerca del estatus legal del cáñamo y el porqué estos productos de CBD son accesibles para todo público y no los que están basados en la marihuana. En el año 2014, la ley Farm o de los granjeros dice que el cáñamo es diferente de la marihuana, y aun así la posición de la DEA es que el cáñamo proviene de la planta Cannabis sativa, y por eso está bajo el acta de las sustancias controladas. En el 2004, la Asociación Industrial de Cáñamo ganó un caso en la corte contra la DEA. El Noveno Circuito de la Corte de Apelaciones dictaminó que la DEA no tiene autoridad para prohibir el cáñamo; algo parecido ha pasado con alimentos derivados del cáñamo. Esto permite que el CBD proveniente del cáñamo pueda ser vendido en línea y distribuido a los consumidores de los cincuenta estados”.
Podemos afirmar que los políticos tuvieron que ceder ante la presión abrumante del electorado, que los pintaba como unos ogros monstruosos, al evitar que niños enfermos se beneficiaran de una medicina que no es intoxicante. Las contundentes pruebas del funcionamiento del CBD contra la epilepsia los han hecho ceder.
Para terminar, las siguientes dos declaraciones nos dan una idea del raciocinio de los políticos conservadores al legalizar temerosamente el CBD. La primera, del gobernador de Misisipi, Phil Bryant, que dijo a la prensa el 17 de abril de 2014: “La ley Harper Grace que acabo de firmar hoy como ley (sic) ayudará a los niños que sufren de desórdenes severos de epilepsia. A través del proceso legislativo he insistido en los más rígidos controles y regulaciones para esta medida, y he asegurado a la Oficina de Narcóticos de Misisipi que el CBD no es un intoxicante. El resultado es una ley que permite utilizar terapéuticamente una sustancia, como en el caso de medicinas que requieren prescripción médica. Me opongo a cualquier intento de legalizar la marihuana y sus derivados fuera de los confines de esta ley”.
Como ven, el lenguaje pone a la marihuana como si fuera veneno, cuando es mucho menos dañina que la oxicodona y otras drogas legales que matan a ciudadanos de su país enfermo, mientras que como sabemos nadie ha muerto por un pasón de mota.
Y la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, otro personaje cuello rojo de ideas cuadradas, dijo: “El aceite CBD que estamos estudiando es un derivado de la marihuana, pero no es intoxicante. No es marihuana y no puede colocar. Esta ley ha sido armada cuidadosamente para apoyar a los médicos para tratar a niños con ataques debilitantes. No es un primer paso para legalizar la marihuana, y nunca apoyaré la legalización de la marihuana en Oklahoma”.
Enough said. La lucha continúa.