Culodelmundo, Georgia, Estados Unidos profundo. Una chica de raza negra apenas en sus veintes va conduciendo fumándose un peta escuchando un hit del momento. La policía la detiene. Mal asunto. Le descubren medio gramo, una bacha y olor a mota. La afroamericana va a parar al talego, su vida ahora enfrenta obstáculos: cárcel, fianzas, informe criminal, hostigamiento, prejuicios; le será difícil encontrar laburo y estudiar. Todo por ir fumando un porrito. Los de razas más oscuras son detenidos un promedio de cuatro veces más que los de raza blanca.
Una de las más grandes injusticias que ha visto la humanidad es el encarcelamiento masivo de individuos por poseer pequeñas cantidades de la planta de la marihuana para consumo personal. La injusticia se acrecienta cuando los condenados la usan con fines medicinales y es aún más grave cuando se usa para discriminar minorías de raza negra e hispanos. Una forma perversa de control de la población que cae en el racismo, clasismo y otros tipos de discriminación.
Se estima que el país cuenta con el veinticinco por ciento del total de presos del mundo. Las ganancias de la industria de prisiones privadas llegan a cinco billones de dólares; la concentración de esta industria es impresionante, solo tres firmas retienen al noventa y seis por ciento de los reclusos: CoreCivic, GEO Group y Managing and Training Corp., cuyos contratos tienen la garantía de que sus prisiones estarán llenas al ochenta por ciento de su capacidad, lo cual ha incitado a la policía a incrementar el número de arrestos para evitar que el gobierno pague por el uso de celdas vacías.
Una gran lucha por los derechos humanos se ha llevado a cabo a la par de la legalización, pero mucha gente sigue tras las rejas. Según la asociación de derechos civiles ACLU, solo en los primeros diez años del siglo hubo más de ocho millones de arrestos por simple posesión de marihuana y aseguran que el estado gasta más de tres billones de dólares persiguiendo a los fumetas que son gente productiva, como doctores, enfermeras, atletas, abogados, trabajadores de toda índole. ¡Hasta ellos mismos!
Hoy en día, hay más de un millón de encarcelados por posesión de cannabis, a pesar de que la marihuana ya es legal en múltiples estados. Eso va cambiando según el Cirujano General de Estados Unidos, Vivek Murthy, quien dijo que él no cree que haya mérito alguno en encarcelar a personas por consumo de marihuana, y sobre todo ahora que el Senado considera un proyecto de ley para despenalizar la marihuana a nivel federal. “Creo que, en términos de nuestro enfoque de la marihuana, me preocupa cuando no dejamos que la ciencia guíe nuestro proceso en la formulación de políticas”, agregó.
Leyeron bien: los demócratas del Senado quieren despenalizar la marihuana a nivel federal. Su ley también eliminaría las condenas federales por delitos de marihuana no violentos y les permitiría solicitar una revocación de sentencia; eliminaría la marihuana de la lista federal de sustancias controladas y crearía un sistema de impuestos. “En lo que respecta a la despenalización, no creo que sea valioso para la sociedad encerrar a las personas por consumo de marihuana. Eso no sirve a nadie”, agregó Murthy.
Según los datos proporcionados por la Comisión de Sentencias de Estados Unidos (USSC), el gobierno federal está arrestando y condenando a menos personas por violar las leyes de marihuana. Es lógico, ya que muchos estados han dejado de perseguir a los fumadores.
Según nueva información emitida por dicha Comisión, poco más de mil personas fueron sentenciadas a nivel federal en el 2020 por violar las leyes de marihuana. Eso es un sesenta y siete por ciento menos desde el 2016 y más del ochenta por ciento desde el 2012, cuando Colorado y Washington se convirtieron en los primeros dos estados en legalizar y regular el mercado de la marihuana para adultos.
Esta tendencia ilustra el hecho de que los cultivos domésticos han sustituido la importación y que el hecho de perseguir la marihuana es cada vez menos prioritario en una época que ya la mayoría de norteamericanos quieren ver una legalización total. Es imperante que las nuevas leyes ya reflejen esta nueva realidad y las víctimas de leyes draconianas y anacrónicas sean puestas en libertad.
La USSC también reportó que los casos de tráfico de marihuana a nivel federal significaron solo el siete por ciento de todos los casos de tráfico de estupefacientes del año, y sin embargo, hasta un ochenta por ciento de los juzgados por crímenes cannábicos fueron a prisión. Así es, desafortunadamente, aunque casi el cincuenta por ciento de la población de Estados Unidos vive ahora en una jurisdicción donde la marihuana ha sido legalizada, la otra mitad del país vive bajo el reinado opresivo de las políticas prohibicionistas. Incluso con todo el progreso que hemos logrado juntos a lo largo de los años, miles de estadounidenses siguen siendo arrestados anualmente por cargos de marihuana. ¡Libertad, ya!