La retirada de Joe “el Viejito” Biden de la contienda presidencial fue lo mejor que le pudo haber pasado a la carrera por la Casa Blanca en la quasi democracia del país más “libre” del mundo, los “campeones” del orbe, el imperio decadente de Occidente.
La cara de la frescura de los demócratas que quiere dar una imagen progresista se llama Kamala Harris, quien busca ser la primera mujer en llegar a la presidencia de la otrora nación más poderosa del mundo. Ya sabemos que la democracia gringa es más bien una oligarquía disfrazada de libertad, con sus dos partidos que difieren en que unos son un poco más abiertos e hipócritas y los otros más fascistas e intolerantes, aunque los dos apoyan los negocios de la guerra y tienen al dios Don Dinero como su ídolo y objetivo final.
Para muestra de ello, muchos botones: el gobierno actual se encuentra inmiscuido en conflictos en Siria, Yemen, Iraq; armando a Ucrania y al genocida estado de Israel. En resumidas cuentas, no mucho va a cambiar si gana el Mussolini naranja o la mujer de color, salvo con el cannabis.
Kamala tiene la ventaja, además de estar mucho mejor preparada y ser más inteligente, que la economía bajo Biden no sufrió demasiado y ha habido progreso en varias áreas y, sobre todo, que los demócratas no son tan racistas y clasistas como sus oponentes. Como fiscal en California, persiguió a los marihuanos; durante su cargo en San Francisco, metió a la cárcel a casi dos mil fumetas. También votó en contra de la legalización en el 2010.
Ahora Kamala dice que estaba equivocada y ha evolucionado su pensamiento: “Nadie debería estar en la cárcel solo por consumir o poseer marihuana. Enviar a personas a prisión por posesión ha alterado demasiadas vidas y ha encarcelado a personas por conductas que muchos estados ya no prohíben. Esos antecedentes penales imponen barreras innecesarias al empleo, la vivienda y las oportunidades educativas, y afectan desproporcionadamente a las personas de color. El presidente Biden tomó medidas históricas para poner fin a este enfoque fallido al perdonar a las personas condenadas a nivel federal por consumir o poseer marihuana. Ha pedido a los gobernadores que utilicen su poder de indulto para hacer lo mismo con delitos similares a nivel estatal. Y nuestra Administración está dando un paso importante para reclasificar la marihuana para que ya no se clasifique como más peligrosa que el fentanilo o la metanfetamina”, dijo Kamala.
De igual manera, la plataforma demócrata también aboga ya por una legalización a nivel federal. Más de la mitad de la población adulta de Estados Unidos ya puede disfrutar de un porrito libremente y comprar la suficiente cantidad para usarla como le venga en gana, ya sea medicinal o recreativamente.
Tim Walz es su compañero de fórmula. Gobernador del estado de Minnesota, fue profesor de escuela, es progresista, gran orador, luchador y activista. “Walz es el maravilloso producto de una familia de clase media de la Nebraska rural”, ha dicho Harris, y ahondó en su experiencia militar y en su pasado previo a su incursión en la política. El aspirante a vicepresidente pasó los veranos trabajando en el campo y cazando, y a los diecisiete años se alistó en la Guardia Nacional, en la que sirvió durante más de dos décadas.
El historial de Walz en materia de cannabis ha sido consistente: respaldó numerosas medidas de reforma del cannabis en el Congreso, pidió el fin de la prohibición cuando se postuló para gobernador y luego firmó un proyecto de ley de legalización integral en el 2023. También ha priorizado el acceso al cannabis para la comunidad de veteranos de guerra y la investigación del cannabis. En el 2023 firmó como gobernador el acta para legalizar la marihuana en Minnesota. “Este ha sido un largo viaje en el que ha participado mucha gente –dijo Walz en la ceremonia de la firma–. Lo que sabemos ahora es que la prohibición no funciona. Hemos criminalizado a muchas personas, para las que se va a iniciar el proceso de eliminación en esos registros”, continuó.
“Hace apenas unas semanas parecía que nos dirigíamos a un apocalipsis político y luego todo se transformó, como si un genio nos concediera tres deseos: Kamala, Proyecto 2025 y Walz. Sé que seguirá siendo una pelea política con cuchillos en una cabina telefónica, pero se siente como si todo hubiera cambiado y Trump de repente se pusiera a la defensiva después de que estaban midiendo las cortinas de la Oficina Oval confiado que tenía el triunfo en la bolsa. Y lo de la candidata como la primera mujer negra realmente debe irritarlos porque no les importa ese tipo de logros históricos. Están perdiendo la cabeza. Estaban salivando por una victoria, pero ahora se les escurre. Es algo hermoso”, dice el activista de Seattle Vivian McKay. ¡Hasta la victoria cannábica!