Alta California, tierra árida, piedras ancestrales, desierto interminable, calor inclemente, montañas y cañones, veinticinco años mexicano y miles de indígenas. En varias ocasiones la marihuana ha estado en el centro de atención de los arizonianos, ya desde que los mexicanos la trajeron hacia Aridoamérica en el siglo xix y la introdujeron en los usos curativos de los navajos y apaches que todavía habitaban la zona en gran número. Fue de México (Alta California) de 1821 a 1848, cuando este país fue obligado a ceder gran parte de su territorio tras la guerra bajo el tratado de Guadalupe-Hidalgo. A pesar de la colonización y los enfrentamientos entre apaches y vaqueros, no fue sino hasta 1912 que se incorporó oficialmente a Estados Unidos apenas poco más de cien años. No obstante los intentos de los conservadores, que apoyaron a los confederados y al esclavismo, el estado tiene un treinta por ciento de hispanos y un trece por ciento de indígenas. No han podido deshacerse de los habitantes originales, que son casi la mitad de la población. En realidad, solo hay dos ciudades grandes en este vasto estado que no llega a los siete millones de personas; Phoenix, su capital, con millón y medio de habitantes, y Tucson, con apenas medio millón. Los flamantes dispensarios se encuentran concentrados en estos dos centros urbanos.
La marihuana para uso medicinal fue legalizada en 1996 con la Proposición 200, pero no fue realmente funcional sino hasta quince años después, ya que antes estaban supeditados a la ley federal; ya sabemos que a nivel federal la marihuana sigue siendo ilegal para todos los usos salvo para algunas investigaciones. Para el estado no ha sido fácil el camino hacia la libertad: en el 2002 fallaron en el intento con un cuarenta y dos por ciento de votos afirmativos. Casi veinte años les tomó educar y salir a las urnas para ganar el derecho de fumar libremente. Uno de los factores que permitió el cambio fue la juventud, que ahora ya vota y ha reemplazado a la vieja guardia.
La Proposición 207 pasó el 30 de noviembre pasado con un sesenta por ciento de aprobación, permitiendo la venta y posesión de marihuana en el estado para usos lúdicos de los adultos. El 22 de enero del presente año se llevó a cabo la primera venta legal, siendo sorprendente la rapidez con la que se movieron para vender. Ahora existen ya más de treinta dispensarios en varias ciudades, aunque la mayoría se encuentran en la capital. Arizona ha sido el estado más rápido en empezar a vender después de aprobar la ley.
Esta juventud de la que hablábamos fue la que se organizó en agosto del 2019 con la Asociación de Dispensarios de Arizona y la Cámara de Comercio de Cannabis de Arizona. Metieron la iniciativa el 26 de septiembre de 2019, consiguiendo 420.000 (420, ¿coincidencia?) de las 237.645 firmas necesarias bajo el nombre de Ley Inteligente y Segura o Smart and Safe Act, que se convertiría en la Proposición 207 y que permite poseer veintiocho gramos de flor y cinco de concentrados y tener seis plantas por adulto y hasta doce en casa siempre que haya por lo menos dos adultos.
Lo interesante del caso de Arizona es que los dispensarios ya están operando, aunque en teoría no deberían empezar hasta junio, cuando las reglas definitivas impuestas por el Departamento de Servicios de Salud entren en vigor. El impuesto sobre la venta de la marihuana es del dieciséis por ciento. Las ganancias van a ir destinadas a los colegios de educación superior (33%), al departamento de policía y bomberos (31,4%), a carreteras (24,4%), al fondo de reinversión de justicia (10%) y a la oficina del fiscal (2%).
La iniciativa también prohíbe fumar en lugares públicos y en lugares de trabajo. Cada estado tiene sus pequeñas provisiones particulares; en Arizona no se pueden comercializar productos cannábicos que parezcan humanos, animales, insectos, fruta o algún personaje de cartón animado. Llevar más de una onza, pero menos de dos onzas y media o setenta gramos es una ofensa menor, y, hablando de menores, si tienes menos de veintiún años y te apañan con yerba, vas directo a terapia y pagas cien dólares de multa.
¿Qué les puedo decir? Ahora que Arizona se puso las pilas y ya se puede conseguir mota legal, pues conviene ir a Phoenix o Tuscon y adquirir una onza por persona y lanzarse al Gran Cañón o adentrarse, con cuidado, en algunos de los paisajes desérticos alucinantes. Al norte del estado inicia el Gran Cañón hasta llegar a Colorado, donde también se fuma a diestra y siniestra y también se pueden visitar las montañas rocallosas. Limita al norte con Utah, al este con Nuevo México, al sur con Sonora y al oeste con el río Colorado, que lo separa de los otros estados marihuaneros por excelencia: California y Nevada. ¡Arizona te espera con los brazos verdes abiertos!