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6-APB, ¿el mejor empatógeno?

Actualmente, la sustancia ilícita más popular en los ambientes de ocio es el MDMA o éxtasis. Popularizado en la década de los setenta, sus efectos empatógenos (sensación de empatía hacia los demás) y estimulantes casan muy bien con estos entornos. Es, sin duda, una droga casi universalmente reconocida, aunque ilegal a nivel mundial. Según un estudio del 2013, un 4,3% de la población española admite haberla probado alguna vez. Recientemente ha aparecido en el mercado otra sustancia, el 6-APB. ¿Estamos ante el siguiente aspirante al título de “mejor empatógeno”?

Actualmente, la sustancia ilícita más popular en los ambientes de ocio es el MDMA o éxtasis. Popularizado en la década de los setenta, sus efectos empatógenos (sensación de empatía hacia los demás) y estimulantes casan muy bien con estos entornos. Es, sin duda, una droga casi universalmente reconocida, aunque ilegal a nivel mundial. Según un estudio del 2013, un 4,3% de la población española admite haberla probado alguna vez. Recientemente ha aparecido en el mercado otra sustancia, el 6-APB. ¿Estamos ante el siguiente aspirante al título de “mejor empatógeno”?

Todo empezó con el MDA. Originalmente patentado y vendido como supresor de la tos y anoréctico, el público rápidamente descubrió que en dosis por encima de los 100 mg producía efectos eufóricos, estimulantes y alucinógenos. No obstante, en parte por su ilegalización en los años setenta y en parte por sus potentes efectos alucinógenos, fue substituido por el MDMA, una sustancia químicamente muy similar pero menos neurotóxica, más empatógena y menos psicodélica. En la siguiente década también acabó por ser prohibido el MDMA, aunque obviamente su popularidad no ha disminuido mucho. Se cree que gran parte de la neurotoxicidad generada por estas dos sustancias viene de un metabolito creado cuando el cuerpo asimila las sustancias. Este metabolito es la alfa-metildopamina, y causa excitotoxicidad (toxicidad causada por la oxidación), además de dañar los receptores de serotonina.

Más psicodelia, menos estimulante y con mayor duración que el MDMA, permanece legal en España y otros países

Entra en escena el 6-APB: fue sintetizado por primera vez en 1993 por David E. Nichols en un estudio que buscaba alternativas menos tóxicas que el MDMA. Como se puede apreciar en la imagen, si lo comparamos con el MDMA y el MDA, al 6-APB le falta un oxígeno. Este cambio hace que no comparta el metabolito neurotóxico. Al menos por esta vía, el 6-APB no comparte la toxicidad de sus predecesores. Sin embargo, esta modificación altera también sus efectos.

Aparte de los efectos clásicos de los empatógenos, tales como sedación, incremento de la empatía, sociabilidad, estimulación, euforia, dilatación pupilar, sudoración, ritmo cardíaco elevado, desinhibición y reducción de ansiedad, el 6-APB destaca por su larga duración y tendencia a causar alucinaciones parecidas a las del MDA. Estas alucinaciones son más lúcidas que las de otros psicodélicos como el LSD o las setas, y suelen ser de un carácter visual en vez de mental. Un plus es que en total sus efectos duran entre 7 y 10 horas, comparado con unas 5 a 8 horas para el MDA y de 3 a 5 horas del MDMA. Esto suele reducir la sensación de craving comparado con otras sustancias. Es menos estimulante que el MDMA, pero más lúcido que el MDA. Además, no causa tanto bajón físico o emocional los días después de una toma. Pero, cuidado, eso no necesariamente significa que sea menos tóxico que otros empatógenos. La dosis del 6-APB comparada con la de otras sustancias se puede apreciar en la siguiente tabla:

Tabla 6-APB

Como se puede apreciar, hay bastante margen entre lo que se considera una dosis común o fuerte de 6-APB. Según como, 120 mg pueden producir efectos normales o intensos. Esto se debe a que actualmente hay tres tipos de sales de 6-APB en el mercado. Al hablar de sales no nos estamos refiriendo a la sal de mesa. El caso es que la mayoría de los alcaloides como la anfetamina, la ketamina o el MDMA en su estado normal son bases libres: líquidos corrosivos y difíciles de ingerir. Es por eso que se les añade un ácido para formar una “sal” con el alcaloide. De esta manera, el compuesto se vuelve sólido y más fácil de manejar e ingerir. La anfetamina, por ejemplo, suele venderse como anfetamina sulfato o anfetamina fosfato, mientras que el 6-APB se vende en formato 6-APB succinato (combinado con ácido succínico) o clorhidrato (combinado con ácido clorhídrico). Debido a que el ácido succínico pesa más que el ácido clorhídrico, 167 mg de 6-APB succinato producirán efectos igual de potentes que aproximadamente 100 mg de 6-APB clorhidrato. Para añadir más confusión, el formato succinato suele tener impurezas, haciéndolo aún menos potente, y últimamente circula por el mercado 6-APB fumarato, que está entre las dos otras sales en cuanto a potencia. Todo esto puede hacer que la dosificación resulte confusa, por eso lo habitual es empezar con una dosis pequeña para evaluar la potencia de la tanda que uno tenga en su posesión, para evitar tomar una dosis más fuerte que la esperada.

Alfa-metildopamina

Dejando de lado el tema de sales, dosis y variaciones, otra desventaja del 6-APB es que al hacer apenas unas décadas que existe, y menos de diez años que se consume de forma recreativa, existe muy poca información sobre propiedades, efectos a largo plazo, metabolización y toxicidad. No obstante, se sabe que es un agente liberador de dopamina, noradrenalina y serotonina (como la mayoría de los empatógenos), que interactúa con los receptores 5-HT2b (como la mayoría de los psicodélicos) y que no comparte los mismos metabolitos que el MDMA o el MDA.

Actualmente está fiscalizado en Canadá, Italia, Alemania, Suecia, Gran Bretaña y Australia, entre otros, mientras que en España aún no está prohibido.

Para recapitular, el 6-APB es una sustancia parecida al MDMA, aunque más psicodélica, menos estimulante y con una duración más larga, la cual permanece legal en varios países, entre ellos España. Debido a su larga duración, menos efectos estimulantes y menos resaca, tiene suficientes cualidades para que alguna gente la prefiera antes que el popular éxtasis. Sin embargo, por el momento su uso no está muy extendido; solo el tiempo desvelará si se gana un sitio en el abanico de drogas populares, como el MDMA, o si acaba cayendo en el olvido, preferida por un pequeño porcentaje de usuarios, como el MDA.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #235

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