Sara se toma un cartón de LSD que compró hace una semana. Se ha reservado el día para disfrutarlo tranquilamente y también el siguiente para descansar. Se toma el cartón y espera. Cuando lleva dos horas, no nota ningún efecto, así que decide que el cartón debe de ser flojo. Se toma otro. Esta no falla. Efectivamente, una hora después empieza a notar los efectos. Sin embargo, no son los que esperaba, todo parece bastante más fuerte de lo que está acostumbrada, y además nota una cierta estimulación inesperada. A medida que pasan las horas, el viaje se complica. Cuando Sara, que es una experta psiconauta, ve que lleva dieciséis horas alucinando sin que el final parezca estar cerca, decide llamar a un amigo y los dos van al hospital. Le dan unos tranquilizantes y consigue dormir. Al día siguiente le explican: lo que tomó no era LSD sino DOM.

Una familia peculiar

Pero ¿qué es el DOM? El DOM es el primero de la familia DOx, una familia de fenetilaminas alucinógenas creada por Alexander Shulgin en la década de los sesenta. Todos los miembros de la familia DOx comparten las dos primeras letras, con lo que su nombre lo determinan las letras que sustituyen la x, que actúa como la incógnita de una ecuación: DOM, DOB, DOC, DOI, DOB-Dragonfly... Los efectos de esta familia en dosis moderadas son la distorsión de la percepción visual y temporal, suave estimulación, pensamiento nebuloso... Algunos lo han descrito como el LSD “tonto”, por proveer de experiencias menos lúcidas pero igualmente agradables.

Pero, pasito a pasito, y todo a su tiempo. Para contar a grandes rasgos la historia de esta familia, vamos a centrarnos en el DOM, que es de las más conocidas juntamente con el DOB y el DOC (de efectos muy similares, aunque dosis y duraciones diferentes).

¿Serenidad, tranquilidad y paz?

Nuestro protagonista se sintetiza por primera vez en 1963 en manos de Shulgin, pero aparece por primera vez en las calles de San Francisco en 1967, bajo el nombre de STP. Se decía que estas siglas significaban “Serenity, Tranquility and Peace”, pero también se defendía que se referían a “Super Terrific” o “Stop The Police”. Que, por cierto, la misma policía también lo bautizó, concretamente como: “Too Stupid to Puke”. Hasta un aficionado supuestamente experto en sensuous drugs declaró que esta substancia era en realidad un aditivo para el aceite del motor que se comercializaba con el mismo nombre. Por suerte, no se corrió demasiado la voz de esta teoría, y a nadie se le ocurrió probar el aditivo para tener un viaje psicodélico.

El consumo del STP (DOM) en el Haight-Ashbury de San Francisco estuvo caracterizado por dos peculiaridades que dificultaron su consumo. La primera fue que no se relacionó esta nueva substancia con el DOM tipificado cuatro años antes. Nadie sabía de dónde salía esta droga, en qué cantidades se tomaba y cómo actuar en caso de sobredosis.

En segundo lugar, el STP apareció en forma de dosis de 20 mg por cartón, y más tarde en dosis de 10 mg (ahora sabemos que cualquiera de estas dos dosis supone una cantidad más que fuerte). Además, debemos tener en cuenta que una gran parte de los consumidores de DOM tomaban como referencia el LSD. Las dos substancias no solamente divergen en relación con las dosis, sino también en su tiempo de activación, eso es, el tiempo en que se empieza a notar su efecto.

Así pues, si una persona consumidora acostumbrada al LSD se tomara una dosis de DOM y a las dos horas no hubiera notado efecto alguno, no sería raro que se le pasara por la cabeza redosificar. ¿Os suena? Efectivamente, se trata del caso de Sara que hemos visto al principio. Entonces, la situación de sobredosis podía ser causada tanto por tomarse una dosis demasiado grande como por redosificar al no notar los efectos esperados. ¡O incluso las dos a la vez!, tomando así más de 30 mg de DOM de golpe. La falta de información jugó varias malas pasadas, haciendo que las experiencias fueran complicadas de gestionar, con lo que el STP (DOM) perdió popularidad. El 21 de septiembre de 1973, el DOM se registra en el Anexo I de la CSA en Estados Unidos, lo que hace que sea ilegal comprarlo, venderlo o poseerlo.

Gato por liebre

Pero la historia de nuestra querida familia no acaba aquí. A pesar de que ningún miembro de las DOx se ha vuelto a popularizar con un nombre propio tanto como el de STP, estas substancias continúan circulando, habitualmente apareciendo como impostoras, eso es, alegando ser otra droga. Normalmente, esta acostumbra a ser el LSD, una sustancia –recordemos– actualmente prohibida según las Convenciones de las Naciones Unidas, por lo que no está sujeta a regulaciones de fabricación. Distintos análisis efectuados tanto en la década de los setenta como en la de los 2000, sugerían que solamente alrededor del 90% de las muestras de supuesto LSD contenían únicamente esta sustancia. El resto estaban adulteradas con fenciclidina, DOB, DOM, anfetamina y cafeína, o, a partir del 2010, con una nueva serie de fenetilamina, los NBOME. En España, concretamente, un servicio de análisis testificó que la sustancia DOC fue encontrada en 41 muestras en el 2009, de las cuales el 41% se habían presentado como LSD. Sin ir más lejos, el año 2016, en el Boom Festival, el servicio de análisis portugués Kosmicare, con la ayuda de Energy Control, analizó 245 muestras de supuesto LSD, y un 11,4% de estas contenían un compuesto de la familia DOx. Ya hemos visto que, debido a las dosis y a la duración, las experiencias inesperadas con las DOx pueden resultar difíciles, negativas y hasta peligrosas (a diferencia del LSD, sí que se han registrado muertes inducidas por el consumo de DOx).

¿Qué podemos hacer para reducir el riesgo de consumir LSD adulterado con DOx u otras sustancias?

1. Primero y lo más importante, buscar un servicio de análisis para de manera anónima y segura conocer qué contiene nuestra sustancia.
2. Segundo, a falta de acceso a nuestro servicio de análisis, hay un test colorimétrico, el reactivo de Ehrlich, que se vuelve lila cuando entra en contacto con derivados lisérgicos; si no hay reacción, el secante no es LSD.
3. En caso de tomar un secante de composición desconocida, ser prudente con las dosis y no fiarse si a las dos horas no ha tenido el efecto esperado.

Así  pues, no sería justo visualizar a las DOx como una Familia Adams, pues no es siniestra en sí misma, pero como todas las drogas deviene peligrosa cuando se hace pasar por otra. Para tomar DOx de forma segura es necesario ajustarse a la dosis y calcular bien el tiempo, así como tomar todas las precauciones que tomarías con otras sustancias. Tampoco sería justo pensar en ellas en relación con lo que son o no son respecto al LSD, sino respecto a sí mismas, aceptando así su versatilidad. De la historia del DOM, nos podemos quedar con que es considerada una sustancia “muy fuerte” cuando se toma como si fuera LSD, pero que bajo otras circunstancias tendría otros efectos deseados mucho más suaves, hasta el punto de que fue bautizada como “Serenity, Tranquility and Peace”.