¿Cuáles son las primeras evidencias?
No se sabe exactamente, pero al principio de siglo xx, en la época en que vivía el fundador del Santo Daime (Mestre Irineu), ya se sabía de casos de personas que habían abandonado el uso de alcohol después de participar en rituales con ayahuasca (o daime, como lo llaman en este contexto ritual). Un caso muy conocido es el del Frei Daniel, que fundó la Barquinha en 1945 después de tratar su alcoholismo con Mestre Irineu. Daniel tuvo una visión bajo los efetos de la ayahuasca para crear su propio grupo. Y hasta los días actuales, estos grupos (además de la União do Vegetal, UDV) siguen recibiendo personas con problemas relacionados con el uso abusivo o nocivo de drogas, especialmente el alcohol.
De hecho, a principios de los años noventa, investigadores brasileños como el Dr. Eliseu Labigalini Júnior han descrito los primeros casos en la literatura científica de personas que abandonaban o reducían el uso de alcohol, cocaína y tabaco después de participar en rituales con ayahuasca. Estas observaciones también fueron descritas en el Proyecto Hoasca (como es llamada la ayahuasca en el contexto de la UDV), un estudio liderado por el Dr. Charles Grob, de California, en colaboración con investigadores brasileños y de Finlandia, llevado a cabo en 1993-1995 y que evaluó la salud mental de miembros de la UDV con al menos diez años de uso bimensual de hoasca. Además de describir reducciones en síntomas de depresión y ansiedad, algunos de los miembros de la UDV relataron que redujeron de forma significativa o incluso habían abandonado el uso de alcohol, cocaína y tabaco después de empezar a participar en los rituales de la UDV. Algunas de estas personas describieron que bajo los efectos de la ayahuasca visualizaron y analizaron sus acciones previas bajo el efecto de drogas, pero de una forma serena y crítica, donde evaluaban las razones sobre su consumo y la dificultad de reducir o dejar el uso de drogas.
También en el principio de los 1990 fue fundado el Centro Takiwasi (o ‘La Casa que Canta’, en quechua), ubicado en Tarapoto, en la Amazonía peruana. Este centro (que aún está activo) utiliza diversas prácticas de la medicina tradicional amazónica (incluyendo la ayahuasca) en tratamientos prolongados (normalmente algunos meses) para el tratamiento de problemas relacionados con los trastornos ocasionados por el uso de drogas. Diferente del uso religioso de la ayahuasca en el contexto de las religiones ayahuasqueras, donde hay un gran elemento de fe basado en una mezcla de cristianismo, chamanismo y religiones afrobrasileñas, aquí hay un mayor enfoque hacia otros elementos terapéuticos, como el uso del tabaco, plantas purgativas y dietas alimentarias, aunque también incluye elementos del cristianismo.
El Centro Takiwasi fue uno de los precursores de muchos otros grupos que fueron surgiendo con los años, no solamente en Sudamérica, sino también en Europa y Norteamérica. Un gran número de estos centros aún están conectados de alguna forma con algunas de las religiones ayahuasqueras, aunque muchos son independientes. Muchos de ellos, incluso los religiosos, están en una zona gris en términos de legalidad, y de hecho no son pocos los casos de acusaciones formales hacia personas entrando con ayahuasca en Europa o Norteamérica. En cualquier caso, como veremos en lo que sigue, incluso con estas evidencias observacionales no está claro si la ayahuasca podría ser un tratamiento efectivo para el alcoholismo.
Estudios más recientes
Después de los primeros estudios observacionales en los años 1990 y principios de los años 2000, otros grupos de investigación en Brasil, Estados Unidos y Europa empezaron a publicar resultados tanto de encuestas en línea como de aplicaciones de cuestionarios en directo, sugiriendo que el uso de la ayahuasca estaba relacionado con reducciones en el uso de drogas, especialmente alcohol y tabaco. Estos estudios describieron estos resultados tanto en el contexto de las religiones ayahuasqueras dentro y fuera de Brasil, como en otros tipos de contexto (chamánico, New-Age, híbridos) en países como Estados Unidos, España y Holanda.
En el 2010, el fallecido Dr. Jordi Riba (1968-2020), de la Universidad Autónoma de Barcelona, y el Dr. José Carlos Bouso, de la Fundación ICEERS, realizaron un estudio en Brasil con decenas de miembros de la Barquinha y del Santo Daime, y demostraron que además de buena salud mental, muchos habían abandonado el uso problemático de drogas. Estudios más recientes (2019-2022) coordinados por el Dr. José Carlos Bouso con muestras de usuarios rituales de ayahuasca de países como España y Holanda también sugieren una reducción del uso de drogas, como el alcohol. Y eso también viene acompañado por encuestas en línea hechas a personas de todas las partes del mundo.
Aunque, de manera general, este tipo de resultado positivo se viene manteniendo en los últimos años, es importante señalar que estos resultados son apenas una parte de la evidencia científica, ya que en estos estudios no es posible establecer causalidad entre el uso de la ayahuasca y la reducción del uso de alcohol. Para que haya mayor respaldo y se pueda incrementar el nivel de evidencia, este tipo de dato suele estar acompañado de datos provenientes de ensayos clínicos.
Universitarios y uso nocivo de alcohol
"Se produce un aumento de la neuroplasticidad y de la flexibilidad cognitiva, lo cual tiene sentido en la superación del alcoholismo y el abuso de otras drogas (y también en la depresión, la ansiedad y el trauma): el comportamiento repetido de usar drogas genera una rigidez cognitiva y neuronal, que parece ser flexibilizada por los alucinógenos"
Hasta hoy, no hay ningún estudio clínico en que se haya evaluado el efecto de la ayahuasca en el uso abusivo o nocivo de alcohol o cualquier otra droga. Si hablamos de otros psicodélicos, aunque el LSD fue utilizado en algunos pocos estudios sobre alcoholismo en los sesenta y setenta, recientemente solo han sido publicados tres estudios clínicos con psilocibina: un estudio abierto (sin placebo) y otro controlado con placebo en el uso de alcohol, y un estudio abierto con fumadores de tabaco. Los tres estudios relataron resultados positivos de la psilocibina (en asociación con psicoterapia) en la reducción del uso de alcohol y tabaco. Pero es importante reconocer que, aunque estos resultados sean prometedores, todavía son preliminares.
Por eso empezamos un estudio preliminar simple ciego –donde los voluntarios no saben si toman ayahuasca o placebo, aunque en realidad siempre toman ayahuasca, y los investigadores lo saben– administrando una dosis de ayahuasca a universitarios que hacen un uso abusivo o nocivo de alcohol. En Brasil, así como en Estados Unidos y en algunos países de Europa, hay un consumo excesivo de alcohol por parte de la población universitaria. Empezamos este estudio al final del 2021, y de momento solo hemos logrado incluir cuatro voluntarios en el estudio. Esto nos ha sorprendido, y hemos constatado a lo largo del estudio que, al parecer, los jóvenes universitarios no creen que beber demasiado sea un problema. En resumen, no quieren parar de beber.
Aun así, hemos podido incluir a estos cuatro voluntarios que, de manera preliminar, parecen estar consumiendo menos bebidas alcohólicas. De todas formas, nuestro objetivo es finalizar el estudio con al menos diez o doce voluntarios a principios del 2023.
¿Y por qué las personas disminuyen el uso de alcohol y otras drogas tras consumir ayahuasca?
En mi anterior artículo comenté que hay estudios en animales y en pacientes que involucran algunos factores biológicos como posible mecanismo de los efectos de la ayahuasca. Entre estos fatores están la normalización de los niveles plasmáticos de cortisol, el aumento de los niveles de la neurotrofina BDNF (del inglés brain-derived neurotrophic factor) y la reducción de los niveles de sustancias proinflamatorias (proteína C). Además de los posibles mecanismos biológicos, también parecen estar involucrados mecanismos psicológicos, como el contenido de las experiencias subjetivas y la modulación de la cognición social.
En el caso de los estudios de ayahuascas y alcohol, hay todavía poca evidencia en estos ámbitos. Ya se sabe que la DMT (así como el LSD y la psilocibina) modula regiones cerebrales ricas en el receptor de serotonina llamado 5-HT2A, que está involucrado en el control de emociones, memorias, introspección y autoconciencia. Pues este sería el mecanismo propuesto: la DMT (y quizá las beta-carbolinas) activaría el receptor 5-HT2A, presente en regiones tales como el hipocampo y el córtex prefrontal, liberando glutamato (un neurotransmisor excitatorio) y BDNF, de manera que se produce un aumento de la neuroplasticidad y de la flexibilidad cognitiva, lo cual tiene sentido en la superación del alcoholismo y el abuso de otras drogas (y también en la depresión, la ansiedad y el trauma): el comportamiento repetido de usar drogas genera una rigidez cognitiva y neuronal, que parece ser flexibilizada por los alucinógenos. La persona de alguna manera parece quedarse más abierta para nuevas ideas y percepciones, y quizá para aprender nuevas formas de pensar sobre sí mismo y los demás, potencialmente creando una oportunidad para cambios comportamentales hacia lo positivo y nuevo. Eso también podría ser útil en casos de depresión, ansiedad y trauma, donde también se da una rigidez de pensamientos negativos acerca de uno mismo y del mundo. Además, ya se demostró que el LSD y la psilocibina producen una reducción del funcionamiento de la amígdala, una región involucrada en procesos de memoria aversiva y ansiedad. Al parecer, esta reducción estaría asociada a una mejora de los síntomas de depresión y de algunos aspectos de la cognición social (como el reconocimiento de emociones faciales y empatía). Tanto los déficits en la cognición social como los síntomas depresivos suelen estar presentes en el alcoholismo. Quizá la ayahuasca podría ayudar también en estos aspectos en el caso del alcoholismo.
Desde el punto de vista subjetivo, algunos temas parecen ser recurrentes tanto en los estudios observacionales como en los ensayos clínicos. Son comunes relatos de procesos de “entrega a la experiencia”, como si fuera algo similar a la “entrega a una entidad más grande” de los Alcohólicos Anónimos. En esta entrega, uno parece mirar la vida de una manera más tranquila y puede analizar actos previos con calma y reevaluar algunos de estos actos para promover cambios de comportamiento.
Pero todavía no sabemos si la experiencia subjetiva es necesaria para los efectos terapéuticos en humanos, aunque hay estudios en animales que muestran reducción de uso de drogas tras la administración de ayahuasca, y otros estudios preclínicos muestran aumento del número de neuronas y sinapsis. Tampoco sabemos cuáles y cuántas dosis de ayahuasca serían necesarias para un tratamiento efectivo ni cuánto tiempo duraría este tratamiento. De cualquier manera, lo que tenemos de datos hasta hoy es suficiente para motivarnos a seguir adelante investigando este y otros potenciales usos terapéuticos de la ayahuasca y otros psicodélicos.