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El día que acaba la cosecha y empieza el secado

El día que acaba la cosecha y empieza el secado
Un cogollo maduro listo para ser cosechado y empezar la última fase para convertirse en psicoactivo: el secado.

La cosecha de las plantas y la posterior manicura de los cogollos dan por terminado el cultivo de la planta de cannabis, pero aún no se ha acabado de producir la marihuana psicoactiva. Para ello todavía falta un paso esencial e indispensable: el secado. No debemos olvidar que los cannabinoides presentes en la resina fresca no son psicoactivos, pues esta se encuentra en forma ácida y debe ser descarboxilada para convertirse en psicoactiva. El proceso de secado no encierra gran complicación, pero debe ser realizado correctamente para mantener intactas todas las propiedades del cannabis y obtener un producto final de máxima calidad.

¿Cómo se deben secar las plantas?

La mejor forma de secar las plantas de cannabis es colgando las ramas de cuerdas como si fueran calcetines tendidos tras la colada. Las ramas se tienden boca abajo porque de ese modo los cogollos quedan con mejor forma y más bonitos que si se extienden sobre una superficie. No hacen falta pinzas para sujetarlas en las cuerdas, basta con usar una ramita secundaria para engancharlas. También es un buen sistema cortar cada rama junto a un trozo del tallo central para usar este como gancho. Según la disposición y el tamaño del espacio disponible como secadero, se pueden poner cuerdas de pared a pared para colgar las plantas, usar secaderos plegables de los que se venden para secar la colada dentro de casa o comprar un secadero de malla especial para cannabis. Estos últimos parecen estanterías de tela de malla en las que los cogollos se ponen a secar una vez separados de las ramas. Tienen varias ventajas: el secado es muy rápido y permiten secar bastantes cogollos en poco espacio; y algunas desventajas: los cogollos se aplastan un poco porque no están colgados y para evitarlo hay que darles la vuelta cada día; además, hay que ir separándolos de las ramas conforme se manicuran, lo que alarga un poco el proceso de cosecha, aunque es un trabajo que ya queda hecho y que en otras formas de secado hay que realizar una vez los cogollos están secos.

La regla general para dar por terminado el secado es que los tallos se quiebren cuando se intentan doblar. Una vez alcanzado este punto, los cogollos se pueden separar de los tallos y guardarlos en recipientes herméticos sin riesgo de que se estropeen. Para su conservación a largo plazo se recomienda mantenerlos alejados de la luz, el calor y el oxígeno, por ejemplo, en tarros de cristal herméticos y opacos a la luz, dentro de la nevera.

Condiciones ideales del secadero

"El secado lento a baja temperatura da unas notas aromáticas sutiles y delicadas poco frecuentes y muy apreciadas por los consumidores más sibaritas"

En pocas palabras: oscuro, seco y ventilado. Ahora vamos a explicarlo un poco mejor. La luz degrada los cannabinoides y amarillea las plantas, especialmente la luz solar directa. Si queremos conservar bien la potencia y lograr unos cogollos de un bonito color verde claro, es recomendable que no sequemos las plantas al sol ni en un lugar demasiado abierto, como un techado sin paredes. Una habitación, un garaje o un trastero son buenas opciones.

La baja humedad ambiental es otro elemento esencial, ya que determina la velocidad de secado. En un clima muy húmedo, las plantas no se secan o lo hacen muy lentamente, lo que puede facilitar la aparición de hongos en los cogollos, uno de los mayores riesgos para el cultivador. En general, una humedad en torno al cincuenta por ciento o menor provoca un secado rápido y sin problemas. Cuanto más seco es el ambiente, más rápido es el secado. Más adelante veremos en qué casos es conveniente ralentizar el secado y cuándo es preferible hacerlo a la máxima velocidad.

La ventilación es otro requisito indispensable para lograr un secado uniforme en todas las plantas e impedir la proliferación de hongos, especialmente en un secadero muy lleno de plantas. Si secamos pocas plantas en un espacio grande, basta con separar las ramas para que no se toquen entre sí y dejar abierta una puerta o una ventana para que el aire circule sin problemas. En cambio, si las plantas son muchas o están apelotonadas en un espacio pequeño, es recomendable colocar un ventilador oscilante a poca velocidad para que mueva el aire en torno a las ramas, con lo que se logrará un secado más rápido y homogéneo.

Hay tres aparatos que pueden resultar muy útiles en el secadero en determinadas circunstancias: un deshumidificador, un ventilador oscilante y un calefactor eléctrico. En zonas de clima seco donde la humedad ambiental solo supera el sesenta por ciento en los días lluviosos, no suele ser necesario utilizar deshumidificadores salvo en cosechas muy grandes y secaderos muy pequeños donde la humedad desprendida por los cogollos tienda a acumularse. En cambio, en zonas costeras en las que la humedad ambiental es alta casi siempre o donde llueva con frecuencia nos podemos encontrar con que los cogollos se secan solo hasta un cierto punto y luego el secado se detiene o se vuelve tan lento que corremos el riesgo de que se enmohezcan. Si la humedad ambiental es superior al sesenta o setenta por ciento, los cogollos no se acabarán de secar correctamente. En esta situación tenemos dos opciones para acelerar el secado: bajar la humedad con ayuda de un deshumidificador o subir la temperatura con un calefactor (lo que, indirectamente, baja la humedad). Sin duda, la opción preferida es el deshumidificador, pues las temperaturas altas no son muy recomendables para secar el cannabis, ya que potencian la pérdida de terpenos y reducen el aroma de las plantas.

Hoy en día se pueden comprar deshumidificadores en la mayoría de las grandes superficies, pero no son aparatos baratos y no es fácil encontrarlos por menos de ciento cincuenta o doscientos euros. Si solo se usan para secar la cosecha de verano, resultan un poco caros para muchos cultivadores, que pueden optar por usar un ventilador oscilante combinado con un calefactor eléctrico que eleve unos pocos grados la temperatura, intentando no superar los 25 ºC, lo que no afecta en exceso a la calidad de los cogollos.

La principal ventaja de los deshumidificadores, aparte de secar sin calentar, es que permiten regular con precisión el nivel de humedad del secadero y realizar un secado progresivo. En los primeros días se ajusta al sesenta o setenta por ciento y poco a poco se va bajando hasta llegar al cuarenta por ciento entre siete y diez días después.

Secado óptimo

"Es perfectamente posible secar los cogollos en cuatro o cinco días y obtener un producto de enorme calidad siempre que se tengan en cuenta ciertos factores"

Después de explicar las condiciones generales que tiene que tener el secadero, vamos a especificar un poco más cuáles serían las ideales para lograr la máxima calidad de cogollos. En primer lugar, cuanto más lento es el secado, mejor es el resultado final. Las células de los tejidos vegetales no se mueren en el momento en que cortamos la planta, mientras queda humedad en los cogollos siguen produciéndose reacciones químicas que influyen en el resultado final del secado. Cuando el proceso de deshidratación de los cogollos se alarga un par de semanas o tres, la clorofila presente en los tejidos se descompone en mayor proporción, lo que suaviza el sabor de la marihuana y permite que se perciban mejor las notas aromáticas de los terpenos que contiene la resina. La temperatura del secadero tiene también una importancia determinante en el olor de los cogollos. En general, cuanto más baja es la temperatura del secadero, menos terpenos se pierden durante el secado, por lo que el aroma final de los cogollos será más fresco y floral. La situación ideal sería mantener el secadero por debajo de 15 ºC, aunque esto también tiene algunos riesgos, puesto que a menor temperatura se aumenta el tiempo de secado y se facilita la aparición de hongos en los cogollos. Si las plantas estaban perfectamente sanas cuando se cosecharon, el secadero se mantiene muy limpio y ventilado y las ramas se cuelgan lo suficientemente separadas entre ellas para que el aire circule libremente, es perfectamente posible secarlas a 15 ºC o menos, lo que producirá cogollos con unas notas aromáticas sutiles y delicadas poco frecuentes y muy apreciadas por los consumidores más sibaritas.

Secado rápido

Mi experiencia me ha demostrado que aunque el secado lento es la forma de obtener cogollos de máxima calidad, es perfectamente posible secar los cogollos en cuatro o cinco días y obtener un producto de enorme calidad siempre que se tengan en cuenta ciertos factores. En primer lugar, es esencial no abonar las plantas durante al menos una semana o diez días antes de la cosecha y, a ser posible, regarlas con grandes cantidades de agua sin abono para que al drenar el exceso por los agujeros de la maceta arrastre los restos de abono que pudieran haberse acumulado en la tierra. De este modo se fuerza a las plantas a utilizar todos los nutrientes de reserva que tienen almacenados en los tejidos y se reduce la necesidad de un secado lento, pues gran parte de la clorofila se elimina antes de cosechar las plantas. Si la mayoría de las hojas grandes de la planta han amarilleado antes de la cosecha, la planta está lista para un secado rápido y los cogollos no sufrirán por ello. Si el color general de la planta es verde muy oscuro, no conviene arriesgarse a secar demasiado rápido, pues el sabor final de los cogollos no será todo lo bueno que podría ser.

A la hora de acelerar el secado hay que aumentar la ventilación y la temperatura y reducir la humedad ambiental. He secado cogollos a 35 ºC y se secan muy rápido, pero también se pierden demasiados terpenos y el aroma se resiente. Sin embargo, a 30 ºC, con un par de ventiladores oscilantes soplando sobre los cogollos a velocidad media y con una humead ambiental alrededor del cuarenta por ciento desde el primer momento, el secado se acelera mucho y la calidad se resiente bastante poco. Otro truco que permite ahorrar uno o dos días es trocear los cogollos y separarlos de los tallos, extendiéndolos sobre secaderos de malla. Al eliminar los tallos, se reduce la cantidad de humedad y se aumenta la superficie de secado de cada cogollito.

Secado ultrarrápido

¿Estás impaciente por probar la cosecha? Te voy a explicar un sistema que te permitirá secar unos cuantos cogollitos en veinticuatro horas sin tener que recurrir a técnicas tan destructivas y aberrantes como secarlos en el horno o en el microondas. El gel de sílice es un producto químico en forma de pequeñas piedrecitas cristalinas de color azul que tiene la capacidad de absorber rápidamente la humedad del aire. Pon en un recipiente hermético una capa de varios centímetros de gel de sílice, cúbrela con una hoja de papel de cocina y, sobre ella, deposita varios cogollos pequeños, del tamaño de una nuez como máximo. Luego cierra el recipiente y espera hasta el día siguiente. Los cristales de sílice habrán absorbido toda la humedad y se habrán vuelto de color rosa y los cogollos estarán secos y listos para consumir. Puede que el sabor sea un poco fuerte, pues la clorofila no habrá tenido tiempo de descomponerse, pero todos los terpenos y los cannabinoides estarán presentes, por lo que la potencia psicoactiva permanecerá intacta. Los cristales de sílice se pueden reutilizar después de calentarlos lentamente en una sartén o en el horno para que expulsen toda la humedad que hayan absorbido. Verás que están listos para usar de nuevo cuando recuperen su color azul original.

Este sistema es adecuado para pequeñas cantidades, pero no intentes secar así toda la cosecha salvo que tengas un saco grande de cristales de sílice.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #286

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