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El cannabis es generalmente una planta dioica, es decir, las flores de uno y otro sexo aparecen en plantas separadas. Hay, por tanto, plantas macho y plantas hembra. También existen plantas monoicas, que tienen flores de ambos sexos; popularmente se las conoce como hermafroditas. Esta peculiaridad tiene una gran ventaja, ya que permite eliminar las plantas macho dejando vivas solo las hembras y lograr así una cosecha sinsemilla, donde todas las flores permanecen infecundas. Las hembras sinsemilla producen mayor cantidad de flores y resina en un intento desesperado de permanecer fértiles mayor tiempo a la espera de que un macho las fecunde. Además, es mucho más cómodo consumir marihuana sin semillas, ya que no hay que ir sacando los cañamones antes de elaborar el porro.
Los cultivadores solo quieren hembras, ya que son las más potentes, por lo que quieren identificarlas cuanto antes y eliminar los machos y las hermafroditas. No hay que tener piedad en cuanto se detecta un macho: hay que cortarlo, ya que una sola flor macho contiene miles de granos de polen, y cada uno de ellos puede fecundar una flor hembra y dar lugar a una semilla. Por tanto, una flor macho puede llenar un jardín con miles de semillas. Las plantas macho son muy resistentes y pueden llegar a madurar y abrir algunas flores incluso estando cortadas y tiradas en el suelo. Hay que llevarse los machos cortados de las inmediaciones de la plantación.
En general, las plantas macho suelen ser más altas y espigadas que las hembras, ya que el macho necesita altura para poder esparcir bien su polen al viento, mientras que la hembra crece menos pero fabrica una estructura más ramificada y frondosa, ideal para aguantar muchos cogollos. De todos modos, no se deben sexar las plantas basándose en su forma, pues se dan numerosos errores: a menudo hay hembras altas y machos bajitos; es esencial fijarse en las flores.
Sexado
Las plantas macho suelen ser más altas y espigadas que las hembras.
En la mayoría de las variedades, la floración comienza visiblemente a partir de finales de julio o principios de agosto, aunque algunas índicas son más tempranas y la mayoría de las sativas, más tardías. A partir de este momento, la floración se desencadena con rapidez y resulta muy fácil sexar las plantas en un par de semanas. Las flores hembra no tienen pétalos y están formadas por un cáliz de color verde y forma de pequeña botella del que salen dos pequeños pelitos de color claro, los estigmas. Las flores hembra brotan en gran cantidad formando cogollos. Las flores macho cuelgan en racimos y están formadas por bolitas que se abren en cinco sépalos (parecidos a pétalos). Los machos suelen florecer algo antes que las hembras.
Los cultivadores más experimentados no esperan a la auténtica floración para sexar sus plantas. En su afán por eliminar los machos lo antes posible para que no ocupen espacio ni compitan con las hembras, revisan las plantas con lupa en busca de las primeras preflores. Cuando las plantas de cáñamo tienen entre uno y dos meses de edad, llegan a su edad adulta y, en la mayoría de las variedades, al llegar ese momento suelen brotar unas pocas flores, llamadas preflores, en los nudos del tallo central y de las ramas principales. El sexo de las preflores es el sexo de la planta. Es decir, si una planta tiene preflores hembra, será hembra, y si tiene preflores macho, será macho. Siempre que no sea hermafrodita, claro.
La flor hembra carece de pétalos y tiene dos partes claramente visibles: el cáliz y los estigmas. El cáliz es una protuberancia verde en forma de botella de entre 2 y 6 mm de longitud. En su interior guarda el ovario, donde se desarrollará la semilla si la flor es polinizada por un macho. Los estigmas son dos pelillos de color blanco, amarillo o rosa que salen del cáliz y tienen por misión recoger el polen del aire para llevarlo al ovario. Si hay pelitos es una hembra sin duda.
Las preflores macho no siempre tienen aspecto de flores macho, a veces no se abren y son más difíciles de identificar porque pueden adoptar distintas formas. La forma más habitual es parecida a una pica de la baraja francesa. La preflor tiene un pequeño tallo o pedúnculo que soporta una bolita con una protuberancia en forma de dedo o garra. Más adelante se diferenciarán cinco segmentos radiales en la flor, que marcan los sépalos, similares a los pétalos.
Abonos en floración
El fósforo y el potasio son los nutrientes más necesarios para una correcta floración. El fósforo es necesario para fabricar flores y raíces; si falta, la floración se hace más lenta y los cogollos no crecen todo lo que podrían. El fósforo es uno de los elementos que se consume en mayor cantidad, y muy frecuentemente se observan carencias, especialmente cuando las plantas están en plena floración. El potasio, por otra parte, resulta imprescindible para regular el sistema respiratorio de las plantas y tiene una importante función en la lucha contra las plagas y las enfermedades, así como para mantener la presión de agua dentro de la planta y evitar el marchitamiento. Las plantas con carencia de potasio suelen tener tallos débiles.
En la mayoría de las variedades, la floración comienza visiblemente a partir de finales de julio o principios de agosto.
El abono de floración suele aplicarse desde el momento en que se ven las primeras flores, casi siempre en julio o agosto. Durante las tres o cuatro primeras semanas de la floración, el consumo de nitrógeno permanece alto y es importante que no falte, mientras que en la segunda mitad de la floración se puede reducir casi a cero. Los abonos que vienen divididos en varios componentes que se usan en distintas proporciones suelen tener una formulación distinta para el principio de la floración y para el final. En cambio, otras marcas elaboran un solo abono para floración, que suele contener una cantidad intermedia de nitrógeno.
Poda de ramas bajas
En todas las plantas hay ramas bajas pequeñas y poco desarrolladas que ocupan espacio y consumen energía, pero no producen apenas cogollos. Si podamos estas ramas no perdemos casi nada y obtenemos varios beneficios. En primer lugar, la parte baja queda limpia y el aire puede circular más fácilmente. Una mayor ventilación ayuda a impedir la aparición de hongos y otras plantas.
Algunos cultivadores seleccionan las cuatro o cinco ramas más fuertes y quitan todas las demás. Sus plantas producen cuatro o cinco enormes cogollos y ocupan menos espacio. Aunque la producción por planta puede ser algo menor, los cogollos suelen resultar espectaculares. Hay quien solo deja que la planta desarrolle el cogollo central, sin ramificar, para obtener una planta muy estrecha que ocupa muy poco espacio, por lo que se pueden sembrar muchas muy juntas sin que se estorben.
