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Vamos a repasar las principales características de las índicas y las sativas: desde las zonas de origen, la estructura de crecimiento, el tipo de cogollo, los efectos psicoactivos o su rendimiento. Las principales diferencias entre las variedades sativas e índicas de cannabis abarcan desde aspectos morfológicos hasta composición química o aplicaciones medicinales. Estas diferencias son importantes a la hora de cultivar, consumir o elegir una variedad según las necesidades del usuario.
Estructura
Los cogollos delgados y aireados son menos propensos a los hongos que los de las índicas. Las hojas anchas de las variedades índicas son completamente distintas a las hojas estrechas de las sativas.
Las variedades sativas son plantas altas y esbeltas que pueden superar los tres metros de altura en exterior
Las variedades sativas son plantas altas y esbeltas que pueden superar los tres metros de altura en exterior, mientras que las índicas, más bajas y compactas, no suelen pasar de 1,5 m. Las hojas de las sativas tienen foliolos más estrechos y son largas y delgadas. Su superficie total suele ser menor que las índicas, pues viven en zonas con mayor intensidad solar, lo que hace que no necesiten tanta superficie fotosintética.
Las índicas tienen hojas más cortas, anchas, gruesas y con foliolos tan anchos que llegan a tocarse entre sí. La estructura de las variedades sativas es más abierta, tienen mayor distancia entrenudos, ramas más largas y flexibles. Las índicas, por su parte, son plantas más densas y arbustivas, con una estructura robusta y compacta de ramas recias.
Floración
Son plantas que se estiran mucho durante la floración, pudiendo llegar a doblar o triplicar su tamaño. Algunas sativas puras tienen un efecto tan estimulante que llega a abrumar a los consumidores no habituados.
El ciclo de floración de las índicas es corto, de siete a diez semanas, mientras que las sativas pueden alargar la floración hasta cuatro meses. Las sativas han evolucionado en climas tropicales cálidos con temporadas de crecimiento muy largas y poca variación en la duración del fotoperiodo a lo largo del año, mientras que las índicas son originarias de zonas más frías y montañosas, donde la temporada de crecimiento es más corta.
Producción
Las sativas más puras solo se pueden cultivar en Canarias o en interior, no llegan a madurar bien en ningún otro lugar del país; esta está empezando a florecer en octubre.
El efecto de las sativas es muy apreciado para socializar y potenciar la creatividad
El rendimiento de las sativas puede llegar a ser muy alto por su gran tamaño, pero los cogollos, más alargados, estrechos y aireados, tardan mucho más en desarrollarse.
Las índicas suelen producir menos por planta, ya que son más pequeñas y se desarrollan con mayor rapidez, pero los cogollos son gruesos, densos y compactos. En general, producen más si tenemos en cuenta la rapidez de la floración.
Psicoactividad
Cultivadas en macetas, las sativas son más manejables, no crecen tanto y se pueden poner a cubierto cuando hace frío o vienen tormentas.
El efecto de las sativas es una de sus características más sobresalientes. La psicoactividad divertida y estimulante es muy apreciada para socializar y potenciar la creatividad. Son perfectas para el consumo durante el día o en grupo. Las variedades índicas, más narcóticas, físicas y relajantes, son las preferidas para el consumo nocturno cuando se busca tranquilidad, sedación o inducción al sueño. Como regla general, las sativas son adecuadas para concentrarse, crear o socializar, mientras que las índicas se recomiendan para relajarse, realizar actividades tranquilas o por sus propiedades medicinales.
Medicinalmente, las sativas suelen utilizarse para combatir la depresión y los trastornos del estado de ánimo. En dosis moderadas, también pueden mejorar la concentración y aportar un aumento de la energía y la motivación. Las índicas, por su parte, son buenas contra el dolor crónico, la dificultad para conciliar el sueño, la ansiedad y el estrés. Son muy relajantes y ayudan a aliviar las tensiones físicas.
Hay una gran belleza en los delicados cogollos de las sativas tropicales. La floración empieza tarde, a menudo a finales de agosto o en septiembre.
Aroma y terpenos
Los perfiles aromáticos de las sativas y las índicas suelen ser distintos, aunque pueden compartir algunos terpenos como el pineno, el mirceno o el cariofileno. El aroma de las sativas tiene notas más florales, cítricas o especiadas, mientras que las índicas huelen más a tierra mojada, a notas profundas como la madera o la pimienta negra, y a notas dulces de bayas o fruta madura.
Condiciones recomendadas
La mayoría de las sativas a la venta se cosechan a finales de octubre o en noviembre.
Las sativas crecen mejor en climas cálidos y tropicales, pues su estructura más abierta y de hojas estrechas es más adecuada para soportar la alta humedad y las lluvias frecuentes sin sufrir el ataque de hongos como el oídio o la botritis. Su larga floración y su maduración tardía hacen que no se cosechen hasta finales de octubre o noviembre, incluso más tarde, por lo que no soportan los climas fríos.
Las índicas soportan mejor el frío y son más adecuadas para climas de montaña o temporadas de crecimiento cortas. Por otro lado, son más propensas a los hongos y llevan peor las tormentas otoñales debido a sus cogollos densos y gruesos.
Origen
Las variedades sativas más populares vienen de regiones tropicales como Tailandia, sur de la India, Vietnam, Colombia, México, Panamá. Las índicas provienen de regiones más al norte y más montañosas, con temporadas de crecimiento más cortas: norte de la India (la región del Hindu Kush), Pakistán, Afganistán, Marruecos.
Un precioso cogollo de un híbrido de sativa engordando para la cosecha.
Hibridación
Hoy en día se cultivan principalmente variedades híbridas mezcla de índicas y sativas, pues logran un equilibrio entre producción, rapidez de crecimiento y psicoactividad muy valorado por cultivadores y consumidores. Las sativas aportan a los híbridos un efecto más estimulante y mentalmente más interesante. Las índicas, por su parte, contribuyen a que el híbrido sea más relajante y, sobre todo, tenga cogollos más gruesos, densos y pesados. Los híbridos se han convertido en la norma actual, pero todavía hay cultivadores que siembran índicas puras. Las sativas puras son mucho más raras por lo difícil y costoso que resulta que puedan madurar sin problemas fuera de sus regiones de origen.
Conclusión
Índicas y sativas son dos extremos de un amplio abanico de efectos que puede ofrecer el cannabis. En función de nuestras necesidades y preferencias, los cultivadores escogemos qué variedad consumimos en cada momento: más índica si queremos un efecto tranquilizante, analgésico o somnífero; más sativa si buscamos estimulación, creatividad o socializar.
En resumen, las sativas son ideales para quienes buscan efectos más estimulantes y energizantes, mientras que las índicas son perfectas para quienes necesitan relajación, alivio del dolor o ayuda para dormir. La elección entre una u otra dependerá de las necesidades personales, el clima de cultivo y el tipo de experiencia que se busque.