Ciclo natural del cannabis
Las plantas de cannabis, en su ciclo natural, nacen en primavera, cuando las temperaturas comienzan a subir. En los primeros meses, las plantas viven la fase vegetativa o de crecimiento, en la que desarrollan tallos y hojas pero no flores. Desde finales de diciembre hasta finales de junio, la duración de los días se va alargando y las noches se acortan. A partir del solsticio de verano, el 21 de junio, la tendencia se invierte y los días se acortan mientras las noches se alargan. Cuando la duración de las noches alcanza un punto crítico, que depende de cada variedad pero que va de 10 a 12 h de oscuridad, las plantas empiezan a florecer. La planta interpreta las noches cada vez más largas como que el otoño (y el frío) se acerca, y eso hace que deba acabar de florecer y madurar antes de que el clima sea demasiado frío para ella.
Los equinoccios y los solsticios
Los equinoccios son aquellos momentos del año (el 21 de marzo y el 21 de septiembre) en que los días duran igual que las noches, 12 h. En cambio, en los solsticios sucede lo contrario: en el de invierno (el 21 de diciembre), la noche es la más larga del año y el día el más corto (9 o 10 h en la península Ibérica), mientras que en el solsticio de verano (el 21 de junio) el día es el más largo del año (unas 15 h en la península Ibérica) y la noche, la más corta.
La duración de las noches en primavera y en otoño
"Con el fin de evitar que las plantas empiecen a florecer antes de tiempo, debemos alargar el fotoperiodo por medio de luz artificial"
Los meses de febrero a mayo tienen una duración de las noches semejante a los meses de julio a noviembre, cuando el cannabis florece naturalmente. Aunque en primavera las horas de luz se van alargando día tras día y en otoño se van acortando, también es posible florecer plantas de cannabis en primavera, siempre que escojamos el periodo adecuado, en que las noches duran lo suficiente para que las plantas no dejen de florecer. En general, lo mejor en primavera es que las plantas florezcan entre marzo y abril, alargándose como mucho hasta mediados de mayo. En febrero, aunque el fotoperiodo es adecuado para la floración, las temperaturas suelen ser demasiado bajas como para que las plantas crezcan bien. A partir de mediados de mayo, las temperaturas son buenas, pero las noches se han acortado tanto que las plantas no son capaces de seguir floreciendo y pueden revegetar y empezar a crecer de nuevo.
El crecimiento en la fase vegetativa
Como hemos visto, el fotoperiodo primaveral es adecuado para la floración del cannabis. El problema lo encontramos en la fase de crecimiento: desde que germina una semilla, el fotoperiodo necesario para que se mantenga en crecimiento requiere días largos y noches cortas. Sin este fotoperiodo, las plantas empiezan a florecer casi inmediatamente, con pocos centímetros de altura, por lo que la producción es casi inexistente. Para lograr una cosecha de primavera razonable, es imprescindible que las plantas crezcan más, al menos hasta los 20-30 cm de altura, aunque es mucho mejor que midan 50 cm antes de iniciarse la floración. Para lograr este crecimiento hay que proveer a las plantas, sí o sí, de un fotoperiodo que impida la floración y potencie el crecimiento.
El momento óptimo para que las plantas de primavera empiecen a florecer y produzcan una buena cosecha es a principios de marzo. De este modo, la floración se desarrolla dentro de una ventana de tiempo más o menos cálido y fotoperiodo adecuado para floración, que abarca marzo y abril, y hasta mediados de mayo en variedades algo más lentas.
Las plantas requieren al menos un mes de crecimiento antes de empezar a florecer pero, si el clima es frío, el crecimiento es más lento, por lo que pueden necesitar algunas semanas más. Por tanto, las semillas se deben germinan en la segunda mitad de enero, seis semanas antes del momento en que las pondremos a florecer (inicios de marzo).
Los cultivadores buscan cogollos y por eso suelen concentrar su atención en la fase de floración, olvidando que las flores brotan sobre las ramas y la estructura que la planta ha desarrollado en su fase de crecimiento. Para obtener una buena cosecha de calidad es esencial que el crecimiento sea óptimo y las plantas se desarrollen con vigor desde el primer momento. Una planta que crece débilmente es difícil que luego florezca con vigor. A mediados de enero, la temperatura es fría, el sol es débil y lejano y los días muy cortos. ¿Cómo logramos que las plantas crezcan bien en esas condiciones? Básicamente, tenemos dos técnicas dependiendo de si las plantas van a realizar la fase vegetativa de crecimiento en interior o en exterior.
Crecimiento en exterior
"La regla general es no sacar plantas al exterior más allá de mediados de marzo para evitar que revegeten antes de estar listas para la cosecha"
Con el fin de evitar que las plantas empiecen a florecer antes de tiempo, debemos alargar el fotoperiodo por medio de luz artificial. Aunque se puede alargar el día hasta las 18 h de luz que usaríamos en interior, en realidad no es necesario. Basta con encender una bombilla cerca de las plantas durante una hora a mitad de la noche para interrumpir el periodo de oscuridad y evitar la floración. Es importante que esta interrupción de la noche se realice cada día mientras queramos que las plantas sigan en fase de crecimiento. Cuando hayan alcanzado el tamaño deseado o llegue el día en que queremos empezar la floración (principios de marzo es lo habitual), lo único que tenemos que hacer es dejar de encender la bombilla a medianoche y las plantas empezarán a brotar flores en pocos días.
Crecimiento en interior
Crecer las plantas en un cuarto de cultivo de interior y luego sacarlas a florecer al exterior es el sistema que se utiliza en aquellas regiones en que el clima de enero y febrero no permite que las plantas estén fuera desde el principio. Durante la fase de crecimiento (de cuatro a ocho semanas), las plantas viven dentro de casa, en un cuarto de cultivo bajo luz artificial y cálidas temperaturas. Así se desarrollan sin ningún problema y se convierten en plantas fuertes y bien desarrolladas. Una vez alcanzan el tamaño deseado, se sacan al exterior y se dejan bajo el fotoperiodo natural, que hará que empiecen a florecer enseguida. El cambio de temperatura entre el interior y el exterior puede resultar un poco duro para las plantas, especialmente en aquellas regiones en que la primavera no es muy cálida. En esos casos puede ser interesante aclimatar las plantas poco a poco, especialmente poniéndolas a cubierto durante las primeras noches o colocándolas directamente dentro de un invernadero, donde estarán mucho más protegidas de las inclemencias del tiempo. Cuando las temperaturas nocturnas no bajen de 10 ºC, las plantas ya pueden estar fuera sin protección.
Trucos para la primavera
Las macetas no tienen que ser tan grandes como en la cosecha de verano, pues las plantas no crecen tanto. Por lo general, con diez litros de tierra es suficiente para un buen desarrollo. La tierra debe drenar bien para que las raíces estén siempre bien oxigenadas; añadiendo algo más de perlita al sustrato aumentamos la capacidad de drenaje y logramos que la tierra se seque más rápidamente. Este truco es útil en primaveras no muy cálidas, pues evita que las raíces permanezcan empapadas mucho tiempo.
Las plantas que crecen en un cuarto de cultivo de interior o en un invernadero desarrollan tallos más débiles que en el exterior, donde el viento obliga a reforzarlos. Si los tallos no son fuertes, se pueden doblar bajo el peso de los cogollos. Para evitarlo conviene colocar tutores en las macetas para fijar las ramas principales y darle un soporte adicional. Los tutores de bambú o plástico son los más habituales y dan un buen resultado.
¿Cuándo empezamos la floración?
La duración de las noches se va acortando conforme avanza la primavera. A partir del 15 de mayo (más o menos) las noches se vuelven demasiado cortas como para que las plantas sigan floreciendo y, si no las cosechamos, se pondrían a revegetar, echarían nuevos brotes y los cogollos se estropearían. Por tanto, las plantas deben cosecharse, como tarde, el 15 de mayo. Si la variedad que cultivamos tarda dos meses en florecer, las plantas deben empezar a hacerlo, como tarde, el 15 de marzo para estar maduras y listas para la cosecha el 15 de mayo. En las zonas más cálidas, donde ya en febrero se alcanzan de 15 a 20 ºC durante el día, se puede empezar la floración antes.
La regla general es no sacar plantas al exterior más allá de mediados de marzo para evitar que revegeten antes de estar listas para la cosecha. En caso necesario, si llega mediado de mayo y las plantas aún no están maduras, siempre se puede usar un pequeño truco para que acaben de madurar. Consiste en trasladarlas cada noche a una habitación oscura, donde permanecerán doce horas, y por la mañana se vuelven a sacar fuera. Mientras hagamos esto, las plantas no notarán que el fotoperiodo natural no es adecuado para florecer y seguirán madurando los cogollos.