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Planificación anual combinada: cómo sacar el mejor partido del espacio disponible

Planificación anual combinada: cómo sacar el mejor partido del espacio disponible
Con un poco de planificación es posible cosechar hasta cuatro tandas de plantas por temporada. Fotos: José T. Gállego

Comienza un nuevo año y nadie sabe muy bien cómo acabará. En esta situación incierta, parece razonable preparar bien la temporada de cultivo para asegurarnos de que no nos quedaremos sin cannabis en medio de un nuevo confinamiento. El clima de España, aunque varía mucho entre regiones, es muy favorable para el cultivador, que puede elegir entre varias técnicas, tipos de genéticas y fechas de siembra para disponer de un suministro constante de buenos cogollos. Veamos cómo planificar el año para que sea un éxito y cómo combinar los distintos tipos de plantas y cultivos para obtener el mejor rendimiento.

Genéticas diversas y sus características

Autoflorecientes: son genéticas muy cómodas y prácticas, pues no se hacen muy grandes, se contentan con una maceta mediana, no hace falta trasplantarlas, se cosechan entre dos y tres meses después de la germinación y, su característica más especial, se pueden sembrar en cualquier momento del año, aunque para lograr buenas producciones lo más adecuado es que se desarrollen en los meses con días más largos: entre mayo y agosto, preferiblemente. Estas variedades permiten programar el cultivo para cosechar las plantas en el momento más conveniente para el cultivador, ya que se puede calcular con precisión cuanto tardarán en madurar. Por ejemplo, si queremos cortar las plantas a finales de julio, justo antes de irnos de vacaciones, tendremos que sembrarlas a lo largo del mes de mayo, a principios si son variedades de 90 días y a finales si son de 60 días.

Fotodeterminadas o no autoflorecientes: son las variedades clásicas que se han cultivado desde hace siglos y que florecen en función del fotoperiodo. Se siembran en primavera y empiezan a florecer entre julio y agosto, según las variedades. Hay genéticas índicas, sativas e híbridos índica/sativa. Las plantas de cannabis de floración fotodeterminada suelen ser más grandes y productivas que las automáticas, aunque cada año las nuevas variedades autoflorecientes mejoran su productividad.

Índicas: estas variedades de tamaño medio, hojas grandes y cosecha temprana tienen la ventaja de ocupar menos espacio que las sativas y se adaptan mejor al cultivo en macetas. Hay variedades especialmente pequeñas que no superan el metro de altura y que resultan idóneas para cultivar en un balcón. Si se siembran en junio, las variedades más tempranas estarán listas a finales de septiembre, por lo que resultan adecuadas para combinarlas con una cosecha de primavera.

Híbridos índica/sativa: son las variedades más habituales, combinan las ventajas de las índicas y las sativas en la misma planta. Tamaño mediano, cogollos gruesos y resinosos y alta productividad. Aunque la fecha de cosecha depende de las variedades hibridadas, en general suelen ser relativamente tempranas. El efecto psicoactivo también oscila en un rango amplio, pero suele combinar la estimulación sativa con la relajación índica.

Sativas tardías: si no quieres que se hagan muy grandes, siémbralas tarde para que tengan poco tiempo de crecimiento antes de ponerse a florecer. La gran mayoría de las sativas más puras no empiezan a florecer hasta agosto, por lo que se pueden sembrar perfectamente en junio o principios de julio. Como las sativas suelen seguir creciendo mucho durante las primeras semanas de la floración, no te preocupes porque se vayan a quedar pequeñas, casi siempre pasa justo lo contrario: sobrepasan la altura máxima deseada por el cultivador.

Una buena idea es sembrar una tanda de autoflorecientes a mediados de abril o principios de mayo y, una vez cosechadas las plantas, ocupar el espacio que dejan libre con otra tanda de sativas tardías, que no se cosecharán hasta octubre o noviembre.

Las autoflorecientes permiten programar el cultivo para cosechar las plantas en el momento más conveniente para el cultivador

Genéticas CBD

Muchos usuarios terapéuticos prefieren las variedades con CBD.
Muchos usuarios terapéuticos prefieren variedades CBD.

El CBD o cannabidiol se está volviendo cada vez más popular entre los consumidores por sus efectos relajantes pero no psicoactivos, que permiten consumirlo y disfrutar de sus ventajas medicinales sin estar colocado. Cada vez hay más bancos de semillas que disponen de variedades con CBD, con o sin THC. Las variedades con mucho CBD y poco THC prácticamente no tienen efectos psicoactivos, mientras que las que tienen cantidades similares de ambos cannabinoides sí producen psicoactividad, pero suave y manejable. No es mala idea sembrar alguna de estas genéticas para disponer de más variedad de efectos.

Una de las utilidades del CBD es para suavizar la psicoactividad de genéticas muy extremas, como sativas puras muy eléctricas que a veces pueden resultar demasiado nerviosas. Bastan unas caladas de una hierba rica en CBD para que el efecto sea más moderado.

Tipos de cultivo

Cosecha de primavera

Hace tiempo que los cultivadores se dieron cuenta de que el fotoperiodo natural de primavera es muy parecido al del otoño y se les ocurrió que se podría usar para florecer una cosecha entre marzo y mayo. Cuando se utilizan plantas no autoflorecientes es necesario dar a las plantas un fotoperiodo de crecimiento, con días largos, durante al menos un mes antes de que empiecen a florecer. Si no lo hacemos y germinamos las plantas directamente bajo el fotoperiodo natural, observaremos que las plantas crecen muy poco y se ponen a florecer enseguida, cuando apenas tienen diez o quince centímetros de altura. En cambio, si crecen durante las primeras semanas en interior con un fotoperiodo de 18 h de luz, o en exterior durante las horas diurnas pero alargándoles el fotoperiodo unas cuantas horas más cada día en interior, lograremos que crezcan más y luego hagan una floración más abundante y productiva.

Otra buena opción para hacer una cosecha de primavera es utilizar variedades autoflorecientes. Si las sembramos en marzo con fotoperiodo natural, tendremos el mismo problema que con las no autoflorecientes, se quedarán pequeñas. En cambio, si las plantamos más tarde, hacia mediados o finales de abril, aprovecharán el mes de junio, que tiene muchas horas de sol, y producirán mucho mejor. Esta técnica no se puede usar con las variedades no autoflorecientes porque los largos días de junio cortarían la floración y revertirían las plantas de vuelta a la fase de crecimiento.

Guerrilla

Los cultivos de guerrilla son aquellos que se realizan en el monte, ocultos entre la vegetación silvestre. Lógicamente, para cultivar de guerrilla es importante vivir relativamente cerca del lugar donde se van a sembrar las plantas, para poder ir a cuidarlas cuando sea necesario.

En la mayor parte de las regiones españolas el clima durante el verano es demasiado seco para que las plantas se desarrollen sin riego. El cultivador debe buscar un lugar que tenga agua cerca o tendrá que llevarla cada vez que las plantas necesiten riego.

El lugar óptimo debe estar oculto a la vista de la gente, alejado de los caminos y protegido de los animales. Hay que buscar un rincón rodeado por zarzas y arbustos al que no sea fácil llegar; cuanto más difícil sea el acceso, más seguras estarán las plantas.

Cultivo de exterior en macetas

Hacer varias tandas de plantas a lo largo del año es la mejor forma de sacar el máximo provecho al espacio.
Hacer varias tandas de plantas a lo largo del año es la mejor forma de sacar el máximo provecho al espacio.

Es la técnica utilizada por el mayor número de cultivadores, ya que se puede llevar a cabo en cualquier balcón, terraza, patio y hasta en el alfeizar de la ventana. Solo se necesitan semillas, tierra, macetas y abono. Cuanto mayor sea el espacio disponible, mayor puede ser la maceta y más temprana la siembra. Si usamos variedades no autoflorecientes, la fecha de siembra está muy relacionada con el tamaño final, puesto que las plantas se cosecharán en la misma fecha si las sembramos tanto en abril como en junio, solo que las primeras se harán mucho más altas que las segundas.  

Cultivo de exterior en el suelo

Es la forma más tradicional de cultivar y la más fácil, siempre que se tenga el espacio adecuado. Cuando una planta crece directamente en el suelo, casi no hace falta hacer nada.

Es recomendable sembrar primero las semillas en una maceta pequeña para que germinen y crezcan un poco a salvo de caracoles, conejos y otros seres que podrían devorarlas en sus primeros días de vida, pero tras un par de semanas se pueden trasplantar al lugar definitivo. Si la tierra es fértil y tiene buenas características, se puede usar tal cual. Pero si es demasiado arcillosa, arenosa o poco fértil, es recomendable añadirle aditivos que la mejoren: estiércol, mantillo o humus para fertilizarla; perlita si hay que aumentar el drenaje, o turba si necesita más materia orgánica para mejorar su capacidad de absorción de agua.

Cultivo de interior

No todo el mundo tiene la suerte de tener jardín, terraza soleada o balcón. Muchos consumidores, sobre todo en las grandes ciudades, no disponen de un espacio exterior adecuado para cultivar. Afortunadamente para ellos, el cannabis se puede cultivar perfectamente en interior, aunque no es tan fácil como en exterior y hace falta el equipo adecuado y un espacio de al menos un metro cuadrado para instalar un armario de cultivo.

 Con un fluorescente es posible germinar y crecer las plantas un par de semanas en interior.
Con un fluorescente es posible germinar y crecer las plantas un par de semanas en interior.

Ejemplo de cómo aprovechar un balcón al máximo

Una primera tanda de autoflorecientes sembradas en abril y cosechadas en junio: podemos poner fácilmente cuatro en un metro cuadrado.

Una segunda tanda de no autoflorecientes, índicas o híbridos de cosecha temprana: las sembramos en junio, un par de semanas antes de cosechar las autoflorecientes de la primera tanda. Al principio se pueden poner en macetas pequeñas que ocupan poco hasta cosechar las autoflorecientes, momento en que las trasplantaremos a las macetas definitivas. Si son variedades que no crecen mucho, se pueden poner dos por metro cuadrado.

Si queremos poner también alguna sativa o híbrido tardío, lo mejor es esperar algo más y sembrarla a finales de junio para controlar el tamaño; no hay que poner más de una por metro cuadrado.

Por último, se pueden poner algunas autoflorecientes más en septiembre, poco antes de cosechar las índicas tempranas, para aprovechar el espacio que quede libre. Estas plantas no se harán demasiado grandes, pero como las temperaturas de septiembre, octubre y noviembre son cada vez más altas, probablemente se desarrollen sin demasiados problemas, especialmente en regiones no muy lluviosas.

En definitiva, con un poco de planificación es posible cosechar hasta cuatro tandas de plantas en un balcón en cada temporada. Con un par de metros cuadrados de balcón bien aprovechados, podríamos cultivar fácilmente ocho autoflorecientes en primavera, dos índicas y una sativa en la temporada de verano y otras ocho autoflorecientes en un cosecha de otoño.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #277

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