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Una construcción pionera de cáñamo y bambú

Uno de los más antiguos centros de permacultura de México y una innovadora empresa mexicana unen fuerzas para construir la primera obra del mundo que aúna el bambú y el cannacreto.

Uno de los más antiguos centros de permacultura de México y una innovadora empresa mexicana unen fuerzas para construir la primera obra del mundo que aúna el bambú y el cannacreto.

Cuando el primer balde pasó volando, Gabriel aseguró su sombreo y espió con el rabillo del ojo. El segundo balde pasó a la misma velocidad, desde el andamio hasta los brazos de una chica, y Gabriel soltó una carcajada y comentó: “La ligereza de este material aporta posibilidades increíbles”. Con quince años de experiencia en obras tradicionales de construcción civil, Gabriel De Lillie estaba acostumbrado a ver muchos peones de obra mover sacos de cemento para allá y para acá. Él sabe que un balde lleno de cemento pesa cerca de cuarenta kilos y acababa de descubrir que con cannacreto el peso se reducía a siete kilos. Se trata de cáñamo con cal, una mezcla de construcción reciente en los libros de receta de obras; en inglés se denomina hempcrete y en español ha sido bautizada como cannacreto.

Mexico

Gabriel había estado allí semanas antes, levantando el esqueleto de la obra: una estructura de bambú de 5,5 metros de altura que cubre 100 metros cuadrados, sobre el cual se asentaba un techo de plástico reciclado. “El bambú es increíble, es realmente un pasto que crece más rápido que cualquier otro tipo de madera, pero su alta resistencia a la presión y compresión es similar a la del acero. Solo que es mucho más ligero. Y además pongo mi cara en el bambú y es agradable; el acero estaría o muy caliente durante el día o muy frío por la noche. El bambú es térmico, y además combina con la organicidad de la tierra y del cáñamo como nada más lo haría”. Él nunca había pensado en usar fibra de cáñamo, aun después de cambiar sus técnicas de construcción convencionales por las ecológicas. “Me gusta la tierra para construir paredes. Es sólida y resistente, y genera espacios mucho más cómodos. Pero esta fibra vegetal promete mucho”. Una voz entre los que estaban trabajando completó: “La ventaja del cáñamo es que puedes plantarlo en la tierra que tendrías que cavar para sacar el adobe. En un año tendrías tres cosechas de cáñamo, que generan varios kilos por metro cuadrado de terreno cultivado, y podrías terminar con un terreno fértil que mantiene sus características, en lugar de acabar con un hoyo de aprovechamiento improbable”.

Stephen Clarke, el que acaba de hablar, es ingeniero y se encarga de una nueva empresa mexicana llamada Heavengrown. Él y otros jóvenes trajeron el cáñamo en fibra por primera vez a México en el 2015, cuando llegó un cargamento con quince toneladas desde Holanda. Ellos aprovecharon una brecha legal que permite la importación de derivados de cáñamo que no contengan THC, el principal componente psicoactivo. La idea de construir con esa fibra llegó tras una investigación sobre el material que fuese más ecológico: “El cáñamo –me explica Stephen– me llamó la atención porque es el material más sustentable para la construcción; la pared de cáñamo tiene alta permeabilidad al vapor, por ser principalmente materia vegetal, y sigue secuestrando CO2 aun después de instalado, por eso reduce el calentamiento global. Es 5,7 veces más ligero que el cemento normal, sin perder en resistencia; es resistente al moho, a los insectos y a los hongos, al mismo tiempo que resiste al fuego y a los sismos; es libre de formoles y libre de químicos cancerígenos o metales pesados; es todo natural. Todo eso con un coste estimado en la mitad de una obra tradicional, aunque el material aún es todo importado”.

Cemento
Cemento
Cemento
Cabaña
Cabaña
Heaven Grown
Cemetno

Según Stephen, el cáñamo se impulsó como material para construcción a partir de los años setenta, pero el cannacreto fue encontrado en edificaciones históricas de más de 12.000 años atrás, lo que explica la longevidad de estas construcciones, como las cuevas de Ellora, en la India. El bambú también es otro material históricamente importante en la edificación. Los registros más antiguos se localizan en Asia, y en Sudamérica hay evidencias que sugieren una historia constructiva de por lo menos cinco mil años.

Cemento

A pesar de las ventajas de ambos, no hay registro de edificaciones con composición de los dos materiales. “Son dos técnicas que tenían que encontrarse algún día, y al final se han encontrado. Afortunadamente, aquí”, dice Odin Russ, profesor de Permacultura en la Universidad de Morelos y ecologista de larga trayectoria: “Desde hace treinta años hemos hablado de ecología y sustentabilidad, cuando nadie más sabía de eso y nos trataban con prejuicio. Hoy en día ya son términos que se fijaron. Nosotros creemos en estos movimientos de innovación”. Odin es parte del equipo de Organi-K, una empresa que desde hace veinte años se dedica a la permacultura en México y que abrió las puertas para que esta construcción fuera llevada a cabo. En la recién nacida comunidad de Oxtopulco, Tepoztlán, entre las montañas de piedra volcánica recubiertas de bosque y llenas de cavernas con pinturas rupestres que integran el conjunto de cerros del Parque Nacional El Tepozteco, apenas a una hora de camino desde la caótica Ciudad de México.

Con bastante experiencia en técnicas constructivas como el adobe, superadobe, dirt, barreque, cob y piedra, Odin Russ ansiaba experimentar con cáñamo: “Por su versatilidad, pero también por la posibilidad de recuperar suelos perdidos por la agricultura extensiva, por su potencial regenerativo y su diferencia con los métodos explotadores de otras construcciones”. Sus conclusiones sobre esta primera experiencia son notables: “El uso de este sistema constructivo tiene dos puntos que lo hacen muy superior a otros. Uno es la ligereza del material, que economiza mucha energía en el proceso de transporte y construcción, y otro es la facilidad y velocidad de instalación, por el sistema de cimbras. Por lo tanto, el cáñamo es un material más eficiente y más económico que el resto de los materiales de construcción”.

Como forma de propagar las nuevas técnicas, Heavengrown y Organi-K apuestan por la organización de talleres y cursos de formación. El debutante galpón de bambú con cannacreto fue engendrado en uno de estos cursos que contó con la participación de aproximadamente veinte personas. Se dieron nociones de teoría y metodología de la construcción, pero el aprendizaje se dio principalmente en la práctica: haciendo la mezcla de cal y cañamiza, transportando el material y armando los moldes de madera adentro de los cuales se compactaba la masa de las paredes.

El neozelandés Antoine Fitgerald, constructor de experiencia, y su compañera austríaca Camille ya habían escuchado sobre la construcción con cáñamo, y cuando supieron del taller no dudaron en apuntarse: “He aprendido a armar las cimbras y los moldes, y a montar una estructura sólida. La verdad es que no necesitas mucho: mezcladora, pala, cubeta, alguna madera, pinzas y alambre. Lo demás es lujo. Es la belleza de esto, cualquiera lo puede hacer con pocas herramientas”, dijo Antoine. Camille agregó: “Muchas mujeres ya le entran a la construcción, pero la verdad es que todavía hay mucha separación de labores por sexos... Con eso no hay excusa para que las chicas no participen”.

El espacio será acondicionado en los próximos meses para convertirse en un taller de creación y desarrollo ecológico. Nada más adecuado.

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