La toxicidad de los metales pesados
Los seres humanos requerimos pequeñas cantidades de ciertos metales como hierro, cobalto, cobre, manganeso, molibdeno y zinc, pero en cantidades excesivas pueden resultar tóxicos. Otros como el plomo o el mercurio son tóxicos a cualquier dosis y su acumulación en el organismo puede causar enfermedades serias. Algunos de los problemas que pueden causar los metales pesados son: dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, anemia, problemas neurológicos, irritación pulmonar, daños a los pulmones, pérdida de memoria, abortos, partos prematuros, dolores articulares y musculares, debilidad ósea y fatiga.
El cannabis y la absorción de metales pesados
El cannabis es una planta con una gran capacidad de absorber metales pesados del suelo. Esta característica la convierte en una gran herramienta de fitorremediación, que es el uso de plantas para limpiar y eliminar la contaminación del suelo, el agua o el aire. El cannabis se puede usar para la descontaminación de los suelos, la depuración de las aguas residuales o la limpieza del aire interior, gracias a que absorbe con facilidad y rapidez los elementos tóxicos presentes. Sin embargo, esta capacidad puede ser un problema cuando las plantas están destinadas al consumo humano, ya que la acumulación de metales pesados en los tejidos supone un riesgo importante para la salud.
Según un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania del 2021, las variedades de cannabis que se suelen usar para fitorremediación tienen ciertas características, como tallos largos, crecimiento rápido, una gran cantidad de raíces y de hojas, una alta actividad fotosintéticas y una relativamente baja necesidad de nutrientes para sobrevivir. Estas características favorecen la absorción de metales pesados. Los investigadores encontraron que algunos metales pesados como plomo, cadmio y cromo son capaces de ser transportados y distribuidos a través del tallo hasta las hojas y las flores de la planta. Es decir, pueden acabar en los cogollos. Al parecer, estos metales podrían salir de la planta a través de los tricomas, por lo que en el momento de la cosecha podrían encontrarse en la resina y acabar siendo ingeridos por el consumidor.
El problema de los metales pesados es que muy raramente se metabolizan, por lo que pueden ir acumulándose en ciertas áreas del cuerpo humano. Una consecuencia tóxica de la presencia de estos elementos es que favorecen la producción de radicales libres, que pueden dañar enzimas, proteínas, lípidos y ácidos nucleicos, así como causar cáncer y problemas neurológicos. El riesgo de consumir metales pesados se incrementa cuando el cannabis se consume fumado, ya que distintos análisis del humo han mostrado la presencia de selenio, mercurio, cadmio, plomo, cromo, níquel y arsénico. Obviamente, para que estos elementos se encuentren en el humo antes deben estar en la planta, por tanto, la mejor forma de evitar su toxicidad es impedir que lleguen a ser absorbidos por ella.
La falta de regulación
Gracias a la legalización del cannabis, en muchos estados de Estados Unidos los consumidores de ese país tienen ciertas garantías de que los cogollos y derivados cannábicos que compran están libres de niveles tóxicos de metales pesados. En octubre del 2020, se aprobaron en Canadá y en veinticuatro estados de Estados Unidos regulaciones que obligan a analizar el contenido de metales pesados en el cannabis y marcan límites al contenido de arsénico, cadmio, plomo y mercurio. Estos cuatro elementos se suelen denominar “los cuatro grandes”, ya que son los más tóxicos y peligrosos. Algunos estados también marcaron límites para algunos de los siguientes elementos: cromo, bario, plata, selenio, antimonio, cobre, níquel y zinc.
"La mayor parte de los metales pesados que absorbe la planta se suelen acumular en las raíces y las hojas, mientras que las flores suelen acumular muchos menos"
La Unión Europea, por el contrario, no protege la salud de los consumidores de cannabis. La producción de cannabis continúa siendo ilegal en la mayor parte de la Unión Europea: algunos países han regulado la producción de cannabis medicinal, pero el cannabis destinado al uso recreativo está fuera de toda regulación. En consecuencia, los europeos consumidores de cannabis no tienen ninguna garantía de que el producto que usan esté libre de niveles peligrosos de metales pesados.
Las regulaciones de la Unión Europea consideran que los once elementos o metales pesados más preocupantes son arsénico, cadmio, cobalto, cromo, cobre, mercurio, manganeso, níquel, plomo, estaño y talio. Algunos de ellos son necesarios para los humanos en pequeñas proporciones (cobalto, cobre, cromo, manganeso y níquel), mientras que otros son tóxicos o carcinógenos (aumentan las probabilidades de desarrollar cáncer) y dañan el sistema nervioso central (manganeso, mercurio, plomo, arsénico), los riñones o el hígado (mercurio, plomo, cadmio, cobre), o la piel, los huesos y dientes (níquel, cadmio, cobre, cromo). Las cantidades de estos elementos que pueden emitir las plantas incineradoras de basura están reguladas, pero no hay ninguna norma sobre límites en el cannabis.
Entre los distintos metales pesados encontramos algunos que son nutrientes esenciales para las plantas en pequeñas cantidades, como zinc, hierro, manganeso, cobre y níquel. Otros como el cobalto resultan beneficiosos para las plantas, también lógicamente en cantidades pequeñas. Por último, hay un grupo de elementos que son perjudiciales para la salud de las plantas, en cualquier concentración, entre ellos, plomo, cadmio, cromo, arsénico y mercurio. Estos últimos son los más peligrosos, pues pueden causar daños de dos maneras: al crecimiento de la planta, lo que resulta en menor potencia y producción, y a la salud de los consumidores cuando se encuentran en concentraciones elevadas.
Cómo evitar la presencia de metales pesados en el cannabis
Los científicos concluyen que se deben aplicar prácticas agrícolas encaminadas a minimizar la absorción de metales pesados, como escoger variedades de cannabis que no hayan sido seleccionadas por su especial capacidad para hacerlo, cultivar en lugares que no contengan metales pesados, como antiguos terrenos industriales o zonas muy cercanas a autopistas y otros nudos de comunicación. Sería conveniente hacer análisis del aire y del suelo antes de establecer un cultivo en un lugar determinado y medir el pH del suelo, ya que también incide en la absorción. En general, la biodisponibilidad de los metales pesados en el suelo aumenta conforme el pH disminuye, en otras palabras, con pH bajo aumenta el riesgo de que las plantas los absorban. El arsénico y el mercurio son excepciones a esta regla, pues su disponibilidad aumenta cuando sube el pH.
¿Dónde están los metales pesados?
La presencia de metales pesados en la tierra es normal, ya que son elementos naturales, pero también pueden venir de fuentes externas. El agua, por ejemplo, puede resultar contaminada por la actividad industrial, la minería o el tratamiento de residuos y basuras. El uso de filtros, como los de ósmosis inversa, puede ayudar a eliminar los metales pesados del agua. La aplicación de algunos fertilizantes y pesticidas también puede ser la vía de entrada de estos elementos al cultivo y al suelo. La calidad de las materias primas utilizadas para elaborar fertilizantes puede condicionar la presencia de metales pesados en el producto final. En general, las materias primas más baratas y de peor calidad pueden contener más metales pesados que aquellas más caras y refinadas hasta la mayor pureza posible. A menudo, una de las diferencias que podemos encontrar entre los sustratos y fertilizantes caros y baratos es la cantidad de metales pesados que contienen. Por ejemplo, el humus de lombriz, también llamado lombricompost, puede producirse a partir de cualquier tipo de materia orgánica. Algunos fabricantes lo elaboran a partir de lodos de depuradora, una materia prima muy barata (en España se generan al año más de un millón de toneladas de lodos de depuradoras), que contiene nitrógeno, fósforo y otros nutrientes beneficiosos para los cultivos, pero que puede contener cantidades elevadas de metales pesados, ya que concentran los contaminantes presentes en el agua. Hoy en día, aproximadamente el ochenta por ciento de los lodos se destinan al uso agrícola, el resto son incinerados o depositados en vertederos.
Los sustratos de cultivo también pueden contener metales pesados dependiendo de las materias primas utilizadas para su elaboración. Es recomendable evitar aquellos sustratos de menor precio o de origen más incierto; siempre es mejor comprar sustratos de fabricantes reconocidos.
La capacidad de intercambio catiónico (CIC) es la capacidad que tiene el suelo para liberar y retener iones positivos, en función de su contenido en materia orgánica y arcillas. La carga negativa de las arcillas hace que los suelos más arcillosos tengan una mayor capacidad de intercambio catiónico, lo mismo sucede con la materia orgánica: cuanto más abunda en el suelo, mayor es la CIC. En general, cuanto mayor es la capacidad de intercambio catiónico, menor es la biodisponibilidad de los metales pesados y menos los absorben las plantas.
Los metales pesados tienden a ser inmóviles en el suelo, pero esto depende de la forma en que el metal esté presente. Por esto, a veces un metal pesado puede estar presente en el suelo y, aun así, no pasar fácilmente al interior de la planta. La concentración que haya en el suelo también influye: en suelo con baja concentración la probabilidad de que se contaminen las plantas es mucho menor que en aquellos terrenos con una alta concentración de metales pesados. La mayor parte de los metales pesados que absorbe la planta se suelen acumular en las raíces y las hojas, mientras que las flores suelen acumular muchos menos. Sin embargo, también se han encontrado niveles peligrosos en las flores en ciertas circunstancias.
Los agentes quelantes, que se emplean para producir quelatos, que son fertilizantes que permiten que ciertos nutrientes sigan estando disponibles para las plantas en condiciones en que normalmente no lo estarían (como sucede con el hierro cuando el pH es demasiado alto), aumentan la acumulación de metales pesados en las plantas.
El acero inoxidable de las cuchillas de las máquinas manicuradoras y las tijeras pueden contener plomo, níquel o cromo y liberar diminutos fragmentos de metal que se depositen en los cogollos y acaben siendo consumidos junto con el cannabis. Es recomendable usar productos de calidad y realizar un correcto mantenimiento que reduzca estos riesgos.
Cómo evitar la contaminación por metales pesados
- Usaremos fertilizantes elaborados con ingredientes de un gran pureza y calidad.
- Filtraremos el agua con un filtro de ósmosis inversa.
- Analizaremos el sustrato en busca de metales pesados.
- Evitaremos abonar foliarmente las plantas durante la floración salvo que usemos nutrientes elaborados con ingredientes de una gran pureza.
- Tendremos cuidado en los procesos de manicura y los tratamientos poscosecha. Evitaremos las máquinas de mala calidad y realizaremos un mantenimiento adecuado de las cuchillas.
- El metal de los vaporizadores de cannabis, especialmente de los de peor calidad, puede contener metales pesados. Algunos estudios han encontrado en el vapor cannábico cromo, plomo, estaño y níquel en mayores concentraciones de las que se encuentran en el humo del tabaco.
Hoy en día, en Europa, debido a la situación legal, la mayoría del cannabis que se consume no se analiza en busca de metales pesados, hongos o residuos de pesticidas. Aun así, se pueden encargar estos análisis en distintos laboratorios. A través de internet no es difícil encontrar laboratorios que ofrezcan estos servicios, algunos de los primeros que me han aparecido en la búsqueda son:
- Energy Control es una asociación que lleva más de veinticinco años analizando todo tipo de drogas para que los usuarios puedan saber qué están consumiendo. Su servicio está abierto a cualquier persona. Cobran sesenta euros por un análisis de metales pesados en cogollos (requiere una muestra de 6 g).
- Fundación Canna es una iniciativa sin ánimo de lucro de la empresa de fertilizantes CANNA. Entre otros, efectúan análisis de metales pesados en los cogollos. Solo analizan para empresas y asociaciones.
- Fundación Efecto Séquito es un laboratorio certificado ubicado en la Universidad de Castilla-La Mancha. Solo hacen análisis para empresas. Cobran de sesenta a ochenta euros por un análisis de metales pesados en cogollos.
- Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario es una asociación que hace análisis de suelo y de muestras de cannabis para cuantificar el contenido en metales pesados.