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Néstor del Barrio o el fluir del color

Néstor del Barrio o el fluir del color
Néstor del Barrio fotografiado fotografiando una de sus obras. Foto: David de la Torre Castaño

El trabajo de Néstor del Barrio (Socabarga, Cantabria, 1994) nace bajo las influencias del arte urbano y del grafiti. En sus obras reflexiona sobre los procesos industriales y la iconografía de internet. Néstor está graduado en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha y es Máster en Producción Artística en la Universidad Politécnica de Valencia. Como artista se nutre del presente y, a través de él, construye su propia iconografía y forja un discurso pictórico que va más allá de los potentes cromatismos que representa. Su forma de entender el arte, y ese dejar fluir el color que lo caracteriza, hace de esa manera de trabajar algo propio que lo diferencia de los otros artistas de su generación. Hablamos con él sobre su trabajo y sobre su relación con el cannabis.

Tu pintura se reconoce por un fuerte y variado cromatismo, ¿hay alguna carga emocional en este uso del color?

Bueno, al menos queriendo, creo que no; es algo que me pide el ojo. Desde siempre he trabajado con colores muy vivos, flúor, ácidos… Me gusta que el cuadro tenga potencia y te coma al mirarlo. No soy una persona que pinte cuando está triste o contenta. Pinto siempre que me apetece, y hasta el momento estoy muy cómodo investigando con esta gama de colores en concreto.

En algunos de tus cuadros representas gotas de agua, ¿a qué hacen referencia?

La iconografía de las gotas quiere hablar sobre la velocidad y el desvanecimiento de nuestro presente, sobre la realidad y lo que asumimos como “real”. Empecé con esta iconografía a raíz de unos libros muy recomendables de Zygmunt Bauman, La modernidad líquida y El amor líquido. Esa iconografía también entra dentro de lo que yo considero como estética postinternet y vaporwave, que siempre han sido líneas de trabajo que me han interesado. Pero bueno, es probable que las gotas se acaben y empiece con una nueva iconografía, nunca se sabe qué se va a pintar.

¿Tienes clara la imagen que vas a pintar o esta aparece durante el proceso pictórico?

La verdad es que no soy nada metodológico; no tengo un proceso de trabajo concreto, tampoco horarios ni rutinas. Suelo fluir y hacer un poco lo que me apetece. Aun así, soy cuadriculado respecto a la pintura. A veces parto de ideas, otras de una imagen o de un boceto, también de imágenes de redes sociales, mucho de libros y estéticas antiguas. No sé... La mayoría de las veces en verdad empiezo a pintar y ya. Algo que sí tengo claro según mi manera de trabajar es que la pintura se pinta por sí sola; con esto me refiero a que para mí hacer un boceto y copiarlo con pintura hace que se pierda la esencia del pintar. Cuando pintas un cuadro, improvisado o no, la pintura muchas veces te pide cosas. Puedes tener una idea y un boceto superguapo y solo querer copiarlo y ya. Pero creo que entender y hacer pintura como tal es un proceso, una conversación entre el que pinta y lo que pinta. Por así decirlo, la pintura te va haciendo preguntas, que tú tienes que responder con pintura. Por eso me gusta más pintar con soltura y hacer lo que me sugiere aquello que estoy pintando; siempre se ve más fresco.

¿Cómo te preparas para pintar?

Creo que algo fundamental es tener un espacio exclusivamente para pintar, que se pueda manchar y donde no sea necesario tener que recoger todo cada día. A partir de ahí pienso que para mí es fundamental entrar en situación, estar rodeado de mis pinturas, materiales y poder sentirme libre para hacer cualquier cosa. Algo que considero indispensable es un sofá enfrente de donde pinto, ya que creo que es igual de importante mirar los cuadros que pintarlos [risas]. Luego para mí la música es clave para pintar; me agobia estar en silencio haciendo algo. También me gusta que venga gente: sentarnos a comer, beber o fumar algo y hablar sobre los cuadros o cualquier ida de olla; lo que sea ahí metidos.

¿Cómo crees que afecta el consumo de cannabis a tu proceso creativo?

No creo que se refleje en la pintura si me afecta o no. Simplemente pienso que me ayuda a entrar en situación, estar relajado, que fluya todo. Muchas veces no fumo y tampoco cambia mi pintura, pero sí es cierto que fumar unos petas mientras pinto puede ayudarme a tener más momentos lúcidos o de la misma manera dejarme la mente en blanco.

¿Es complicado para un artista santanderino introducirse en los circuitos artísticos nacionales?

Como a cualquier persona que quiera dedicarse a esto, entrar en el circuito del arte es bastante complicado y hay que tener mucha dedicación y pasión por ello. ¡Las hostias llueven como panes! Y eso no te lo quita nadie. Creo que cualquiera que quiera dedicarse a esto tiene que pensar en no dedicarse a esto [risas]. Con esto me refiero a que para hacer buena pintura es fundamental que te guste y te motive, no dejarse influenciar por opiniones de la gente, porque de esas vas a encontrar buenas y malas, pero ninguna te va a dar la clave para tu obra. Cuando entiendes tu pintura y te entiendes tú, cuando tienes claro lo que haces y por qué lo haces, es cuando quizás sea un buen momento para empezar a introducirse en este mundillo. Ir a todas las exposiciones, hacer contactos, dedicarle tiempo a ver lo que hace la gente, hablar con ellos… Pienso que conseguir entrar en el circuito del arte depende de muchísimos factores, y que cada persona vive un mundo diferente al del otro.

Mural para el festival Way Art 2017 en El Astillero, Cantabria
Mural para el festival Way Art 2017 en El Astillero, Cantabria.

¿A quiénes señalarías como tus referentes?

Referentes tengo muchos en todos los aspectos. Hay muchos artistas plásticos, músicos o gente random por ahí que me gusta seguir y me inspiran para producir. Pero de decir diría a todos mis colegas que hacen sus movidas y, personalmente, creo que muy bien: @le_polo, @bacin_tattoo, @manuelminch @miko.0034, @print_in_hell, @jandro_ale_dro, @davidkidlopez, @iamsakke, El Salao, Easy C y más gente que se lo curra.

¿En qué estás trabajando ahora?

Hasta el verano tengo unos proyectos de murales y uno de exposición que me motivan mucho. Pero respecto a una nueva serie de trabajo estoy en tiempo muerto; tengo bastantes ideas que quiero pintar y experimentar antes de ponerme con algún proyecto nuevo. También de esculturas que quiero probar, pero no sé si sabría decirte qué voy a hacer en concreto. En mi mente tengo muchas imágenes e ideas, y creo que puede estar bien trabajar con ellas.

¿Cuál imaginas que sería tu porro perfecto?

No sé si me imagino uno perfecto, pero estoy respondiendo a tus preguntas desde una residencia de artistas en el desierto de Agafay, en Marrakech, tumbado en una hamaca con un té y un buen peta de hachís. Creo que este podría ser uno de ellos.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #274

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