Enamorado de la nada
Giacomo Leopardi

Cuatro anotaciones extraídas de Zibaldone, el diario intelectual que compuso entre 1817 y 1832, brindan a la vez el mejor retrato posible del poeta italiano Giacomo Leopardi (1798-1837) y una prueba indiscutible de la vigencia de su obra: “El heroísmo ha desaparecido del mundo, invadido por el egoísmo”; “Quien más se ama menos puede amar. Aplicad esta observación a las naciones, a los diversos grados de amor a la patria”; “El mundo ha estado, está y estará siempre en manos de hombres mediocres”; “Los hombres, que discrepan en todos los demás temas, están de acuerdo en la estima del dinero”.
No hay prueba mayor de ser poco filósofo y poco sabio que desear una vida sabia y filosófica.
No existe más verdad absoluta que aquella que nos dice que todo es relativo. Esta debe ser la base de cualquier metafísica.
Encuentro muy razonable la costumbre de los turcos y de otros pueblos orientales que se contentan con sentarse sobre sus piernas todo el día para mirar estúpidamente a la cara de esta ridícula existencia.
El mundo está lleno de errores, y la primera preocupación debe ser conocer la verdad. Es deplorable que, disponiendo de una vida tan breve, debamos emplear en deshacernos de los errores más tiempo del que nos queda para salir en busca de la verdad.
Inocente no es quien no puede pecar, sino quien puede hacerlo sin remordimientos.
Todo se ha perfeccionado desde Homero hasta nosotros, salvo la poesía.
Parece absurdo y, sin embargo, es la pura verdad, que, puesto que todo lo real es una nada, la única realidad y la única sustancia del mundo consiste en ilusiones.
Que en el hombre pesa más el temor que la esperanza se deduce del hecho de que la misma esperanza es madre del temor, hasta el punto de que las almas menos propensas al temor se vuelven tímidas por la esperanza. El hombre casi no puede esperar sin temer, y tanto más cuanto mayor es la esperanza. En cambio, la esperanza no deriva del temor, aunque quien teme espera que el objeto de su temor no se cumpla. Observad que la pasión directamente opuesta al temor es la esperanza. Sin embargo, esta no puede existir sin engendrar su contrario.
En el fondo, la mayoría de los hombres solo ansía vivir por vivir. El verdadero objeto de la vida es la vida, el ir y venir por el mismo camino arrastrando un carro vacío y demasiado pesado.
El alma de los partidos es el odio. Religión, partidos políticos, académicos, literarios, patriotismo, todo cae, todo se debilita, todo se disgrega, o solo sobrevive de nombre, cuando no está animado por el odio. La falta de enemigos destruye a los partidos, y por partidos entiendo también las naciones.
El vino es una mezcla de placer corporal y espiritual. Más aún, consiste sobre todo en algo espiritual.
El perfeccionamiento de la sociedad, el progreso de la civilización, suponen un beneficio para las masas, pero una pérdida para la individualidad, que pierde en fuerza, valor, perfección y, por tanto, felicidad, como es el caso de los modernos comparados con los antiguos. Así piensan todos los verdaderos y profundos sabios modernos, incluso los más partidarios de la civilización. Por tanto, el perfeccionamiento del hombre es el de los capuchinos: la vía de la penitencia.
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