“Nick se ha convertido en algo que trasciende el ser actor”, comenta el director y guionista Tom Gormican sobre Nicolas Cage. Gormican es vehemente y con motivos, ya que es responsable de la que podría verse como la película total sobre el actor, El insoportable peso de un talento descomunal. Según el cineasta, Cage “se ha convertido en una figura cultural. Solo ver su rostro hace feliz a la gente. Eso es realmente interesante y me hizo querer profundizar más y descubrir quién es en realidad”.
El insoportable peso de un talento descomunal es una comedia autoparódica ambientada en Mallorca en la que Cage interpreta a una versión de sí mismo como actor atrapado por las deudas que se ve obligado a aceptar una suma millonaria para acudir al cumpleaños de un excéntrico multimillonario, Javi Gutiérrez (Pedro Pascal), gran fan de su trabajo y cuyo primo, encarnado por Paco León, es un poderoso traficante de armas buscado por la CIA. Sin duda, estamos ante una cinta hecha por fans de Nicolas Cage sobre fans de Nicolas Cage para ídems de la estrella
No obstante, pese a que la cinta puede parecer una chanza al servicio del actual concepto del multiverso que domina las ficciones contemporáneas, detrás de esta película hay motivos muy serios. “Era probablemente el reto más abrumador que he tenido en 43 años en el cine, estaba aterrorizado, tenía miedo de que cayera en la caricatura”, aseguraba el actor en una entrevista con Cinemanía. A Tom Gormican le costó convencer al intérprete, y lo consiguió gracias a una misiva sentida e inteligente con la que demostró que su entusiasmo iba más allá del fenómeno fan y que en verdad pretendía realizar una reivindicación de su figura en toda regla.
Para los seguidores del actor, El insoportable peso de un talento descomunal, estrenada el pasado 17 de junio, es un festín de guiños y referencias a las cintas más reconocidas del intérprete, de Con Air (1997) a Hechizo de luna (1987), Face/Off (1998), Corazón salvaje (1990), La Roca (1996) y, por supuesto y entre muchas otras, Leaving Las Vegas (1995), por la que ganó el Oscar de la Academia en 1996. Con casi 110 títulos a su espalda como actor profesional, había sin duda donde escoger, pero la película de Gormican recicla los mejores momentos del actor para recorrer una vida repleta de altibajos dramáticos que es historia del cine y también de internet.
En la década de los 90, mientras Cage lograba el Oscar de Hollywood, también conoció la bancarrota cuando la hacienda estadounidense le reclamó 14 millones de dólares; una deuda que se agravó con el arranque del siglo XXI. Para el actor fue una época hiperactiva e intensa que dejó, a su paso, una multitud de leyendas urbanas a su alrededor y alimentó los miles de memes que día tras día llenan todavía hoy las redes sociales. “La película es realmente la fantasía de Tom, extraída de percepciones en los medios y en Internet, así como de destellos de mi vida personal que se ha hecho pública”, cuenta Cage.
Un talento más allá del bien y del mal
El insoportable peso de un talento descomunal coincide en la cartelera con otro trabajo con el que Cage redefine su estatus de actor de culto. No es la primera vez que sucede –en los tres últimos años, gracias a Mandy (2018), Color Out of Space (2019) o Prisioneros de Ghostland (2021), Cage ha tomado un peso considerable en la escena más alternativa– ni será la última, pero el momento puede entenderse como un punto de inflexión autocrítico en su trayectoria. A sus 58 años, Cage parece haberse redimido de las deudas del pasado y todo indica que ya no necesita el beneplácito de los grandes estudios para ser reconocido como la estrella que es. En Pig, dirigida por el debutante Michael Sarnoski, lo demuestra con creces.
En la película, en salas a partir del 15 de julio, da vida a un antiguo chef que vive aislado en los bosques de Seattle afligido por haber perdido todo lo que ama. Como si fuera un ermitaño, sobrevive cazando trufas gracias al talento olfativo de su cerdo, hasta que un día alguien rapta al porcino, en un giro argumental que podría hacernos sospechar que estamos ante una nueva película de venganza tan características de su filmografía. Nada más alejado de la realidad, ya que Pig es un drama de cocción lenta que ofrece una de las mejores interpretaciones de Cage en años: contenida, firme y enternecedora.
"Si Nick no hubiera sido una estrella de cine, habría sido presidente", explicaba coprotagonista Alex Wolff en un perfil sobre el actor en GQ. "Posee esa aura mágica que indica que tenía que hacer algo mágico", continuaba. Para un actor que ha trabajado con los más grandes del mejor Hollywood, de Francis Ford Coppola a los hermanos Coen, Martin Scorsese, David Lynch, Brian De Palma, John Woo, Michael Bay o Werner Herzog, podría parecer que ya no queda nada por hacer. Sus próximos proyectos sugieren más bien lo contrario. Si el multiverso de Cage no fuera lo suficientemente variado y amplio, el actor está ultimando su participación como protagonista en la serie de Netflix sobre Joe Exotic, el protagonista del true crime Tiger King, que actualmente cumple una condena de 22 años de prisión por contratar a dos sicarios y planear el asesinato de Carole Baskin, propietaria del zoo rival al suyo. También encarnará al Conde Drácula en Reinfield, nuevo giro del relato de Bram Stoker, centrado ahora en el subordinado del vampiro que acaba en un asilo mental, y volverá al cine de acción en The Retirement Plan, en el rol de un padre que ha de salvar a su exmujer y a su hija de las tramas de una empresa criminal. “Hay un conflicto espiritual en los ojos de Nick y en su rostro”, reflexionaba Scorsese sobre el actor, en unas palabras recordadas por la periodista de GQ Gabriella Paiella. “Es visible, es claro y se traduce en una sensación general de malestar. Es una pregunta interior: ¿Llegará la redención? ¿He hecho lo suficiente?”. A tenor del ritmo delirante e infatigable de su carrera, tal vez esa respuesta no parece que vaya a llegar jamás.