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Furiosa: la diosa del postapocalipsis

En Furiosa: de la saga Mad Max, George Miller recupera a la protagonista de Furia en la carretera para narrar sus orígenes. Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth ponen rostro a la quinta entrega de esta saga de alto octanaje.

Puede que el desierto de Mad Max sea el destino definitivo del director australiano George Miller. Desde que en 1979 Miller hiciera de Mel Gibson el arquetipo de héroe postapocalíptico gracias al papel de Max Rockatansky, el cineasta ha pisado ese escenario en cuatro ocasiones, expandiendo sus áridas aventuras sobre un asfalto que siempre mira hacia delante sin hacer demasiado caso a la nostalgia. 

Con Furiosa: de la saga Mad Max, la última entrega de su saga, en salas desde el pasado 24 de mayo, Miller ha vuelto la vista atrás por primera vez para recuperar a uno de los grandes personajes de la franquicia y a uno de los grandes personajes femeninos de la pasada década, Imperator Furiosa. En Furia en la carretera (2015), Furiosa tenía el rostro de Charlize Theron, y ahora, rejuvenecida en esta precuela que narra sus orígenes, está encarnada por Anya Taylor-Joy.

Primero de todo, tomemos un atajo para regresar a la película anterior, uno de los grandes hitos del cine de acción contemporáneo. Es cierto que la saga original conserva un nervio muy auténtico y un ánimo visionario como pocas franquicias del cine fantástico de entonces, pero lo de Furia en la carretera es literalmente de otro planeta: un espectáculo alucinado y heavy-metal que llegaba 30 años después de la anterior cinta de la franquicia para superarla en todos los sentidos. 

Recién estrenada, Furiosa: de la saga Mad Max cuenta con Anya Taylor-Joy en el papel de la joven Furiosa, encarnada en la anterior entrega por Charlize Theron.

Recién estrenada, Furiosa: de la saga Mad Max cuenta con Anya Taylor-Joy en el papel de la joven Furiosa, encarnada en la anterior entrega por Charlize Theron.

El origen de esa propuesta data, no obstante, de mucho antes. En un reportaje de The New York Times de 2020, Miller confesaba que durante mucho tiempo sintió que no tenía más que contar sobre Mad Max aparte de la trilogía original. Hasta que un día a finales de los 80 cambió de opinión: “Estaba cruzando la calle en Los Ángeles y se me ocurrió una idea muy sencilla: ‘¿Y si hubiera una película de Mad Max que fuera una larga persecución, y el MacGuffin fuera humano?”. Con Gibson en el papel de Max una vez más, el plan se reactivó diez años después para comenzar a rodar Furia en la carretera en 2003 bajo el paraguas de 20th Century Fox. Todo estaba previsto en Namibia cuando los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 golpearon al mundo y la producción paró. Nadie quería asegurar un rodaje tan arriesgado y complejo. En 2010 se recuperó el proyecto, no sin dificultades, y cuando se estrenó el nuevo episodio de la saga, esta vez con Tom Hardy en el papel del atormentado superviviente, Miller vio logrado su sueño de volver a pisar el desierto del fin del mundo recién cumplidos los 70 años. 

Ahora bien, el esfuerzo valió la pena y la película nos golpeó las retinas a todos. Pisó la alfombra roja de Cannes, fuera de concurso; logró seis premios Oscar, incluyendo mejor montaje, y se coronó como mejor película del año de la mano de la crítica internacional. Todavía hoy muchos se preguntan cómo Miller y Guy Norris, coordinador de los dobles de acción, consiguieron hacer esa película. Bong Joon Ho, director de Parásitos, confesó que la escala de la cinta le hizo llorar. Steven Soderbergh expresó su asombro con más contundencia: “no entiendo cómo [en ese rodaje] no han muerto cientos de personas”.

“Stairway to Nowhere”

Furiosa: la diosa del postapocalipsis

El punto de partida es el rapto de Furiosa a manos de los hombres del Señor de la Guerra Dementus (Chris Hemsworth).

Así las cosas, el cine de acción aún trata de recuperarse desde Furia en la carretera y una de las aspiraciones de Furiosa: de la saga Mad Max es, de hecho, la de superar en octanos o al menos equipararse a su predecesora. De virtudes no anda escasa. Mientras que el punto de partida es el rapto de Furiosa a manos de los hombres del Señor de la Guerra Dementus (Chris Hemsworth), un rudo saqueador con un sentido del humor enfermizo que deja muerte y destrucción a su paso, al secuestrarla de su hogar en el Lugar Verde de las Muchas Madres para llevársela a la Ciudadela de Immortan Joe (Lachy Hulme sustituyendo al difunto Hugh Keays-Byrne), el de llegada quizá no nos depare demasiadas sorpresas, si tenemos en cuenta los acontecimientos que se narran en Furia en la carretera. Sin embargo, como sucedía en ese filme, lo más significativo de Furiosa: de la saga Mad Max va a ser sin lugar a duda el viaje que propone y su maraña de persecuciones enajenadas. Así, la cinta se expande durante las dos décadas que transcurren hasta que la protagonista se convierte en Imperator, pero también va a poner en escena un duelo que ansía hacer historia: Dementus contra Inmortan Joe en una lucha sin cuartel por el control de Ciudadela.

Mad Max: Furia en la carretera (2015), un hito del cine de acción protagonizado por Charlize Theron y Tom Hardy.

Mad Max: Furia en la carretera (2015), un hito del cine de acción protagonizado por Charlize Theron y Tom Hardy.

Como sucede con las grandes producciones, se ha guardado el máximo secreto alrededor de la historia y las secuencias de acción. No ha sido hasta hace apenas unas semanas, al arrancar la campaña promocional, cuando hemos podido conocer algunos detalles interesantes, como que Furiosa: de la saga Mad Max cuenta con una secuencia de acción de 15 minutos que necesitó 78 días para rodarse. En Total Film explicaban que esta secuencia fue tan compleja que necesitó a 200 especialistas trabajando a diario y a Miller planificándola con un cuidado extremo, desarrollando múltiples storyboards. No solo eso, sino que, dada su importancia y dificultad, la apodaron Stairway to Nowhere, esto es, Escalera a ninguna parte. “George y yo hablamos sobre por qué esta pieza en particular era tan larga. Se debe a una acumulación de habilidades en el transcurso de una batalla, y eso es importante para entender lo ingeniosa que es Furiosa, pero también su valentía”, contaba Taylor-Joy en la publicación británica. “Es la secuencia más larga que hemos rodado. El día que terminamos, ¡todo el mundo recibió un vino de Escalera a ninguna parte!”.

Con un presupuesto de 160 millones de dólares, un reparto ecléctico que aúna estrellas del cine global con exconvictos, como mandan los cánones madmaxianos, y otro desfile de vehículos para los anales del motor (como ese Gigahorse propiedad de Inmortan Joe o los míticos Interceptors V8 de la primera trilogía), la nueva entrega de Miller lo tiene todo para apisonar la taquilla mundial. El australiano está tan convencido del éxito de su criatura que está acabando un nuevo guion para su saga: “Durante la preparación de Mad Max: Furia en la carretera también escribimos lo que le ocurrió a Max en el año anterior al que nos encontramos con él en esa película”, explicaba en Entertainment Weekly. Esas declaraciones invitan a pensar que quizá volvamos a ver a Tom Hardy como Rockatansky. Ojalá no tengamos que esperar otra década para que se haga realidad.

La saga original

‘Mad Max: Salvajes de autopista’ (1979)

 Mad Max: Salvajes de autopista (1979)

George Miller iba para médico hasta que el cine se cruzó en su último año universitario. Mad Max: Salvajes de autopista nació, de hecho, de la cabeza del cineasta durante los turnos de urgencias, y la película supuso un impacto tal que el australiano colgó la bata y el auscultador para siempre. 

La película que presentó a Mel Gibson al mundo vino envuelta de polémica a causa de su visión ultraviolenta del mundo, que reflejaba, a su vez, el ánimo depresivo de unos años arrastrados por la crisis del petróleo. En España obtuvo la calificación S, hubo críticos que la defenestraron como si fuera el demonio, pero Mad Max: Salvajes de autopista se convirtió en una de las cintas más rentables de la historia (costó unos 350.000 dólares y recaudó más de 100 millones) y señaló el camino de una de las tendencias cinematográficas más alucinadas de los 80: la Mad Max Explotaition.

‘Mad Max 2: El guerrero de la carretera’ (1982) 

‘Mad Max 2: El guerrero de la carretera’ (1982)

Con un presupuesto de 4 millones de dólares, esta secuela no solo puede presumir de mejorar la película original, sino también de contar con uno de los guiones más minimalistas de la historia. Es de sobras conocido que Gibson sólo tiene dieciséis líneas de diálogo en El guerrero de la carretera, aunque las palabras estaban, sin duda, de más a la hora de enfrentar al loco Max con uno de los mejores villanos de la saga, Vez, encarnado por el mítico Vernon Wells.

Hay unos cuantos vasos comunicantes entre esta secuela y Furia en la carretera. Aparte de la estética y del diseño de producción de muchos de los vehículos, no podemos pasar por alto la presencia de Guy Norris. Aquí debutaba como doble de acción, rompiéndose, por cierto, el fémur en una escena complicadísima que acabó entrando en el montaje final, mientras que, en la película de 2015, Norris es el conductor de dobles en la escena de apertura.

‘Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno’ (1985)

Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno’ (1985)

Tras el éxito de las dos primeras películas, Miller se dejó finalmente seducir por los cantos de sirena de Hollywood y ahí se plantó para rodar la película menos furiosa de la trilogía original. La muerte en 1983 del productor Byron Kennedy –y compañero de armas de Miller– en un accidente de helicóptero debió de lastrar, con motivos, la creatividad y el ánimo del australiano. 

Pese a ello, resulta imposible no tenerle cierto cariño a esta tercera entrega que confirma aquello de que las terceras partes suelen acomodarse en el terreno del cine familiar. Sin duda otra película habría nacido si Kennedy no hubiera subido a ese helicóptero, pero tal vez tampoco podríamos haber disfrutado de la enérgica Tina Turner en el papel de Aunt Entity, la gran señora de Negociudad, en un rol que sería icónico de lo que supondría el ecuador de los años ochenta. Quizá era cierto que para entonces ya no necesitábamos más héroes. 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #318

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