Si algo caracteriza al Festival de Sitges es la abundancia de propuestas que programa año tras año, hasta rozar en ocasiones el exceso. Pero este 2021, su 54.ª edición se presenta con un superávit de cine fantástico para todos los gustos e inquietudes, reflejo del ímpetu con el que el sector afronta la temporada tras el parón de la industria a causa de la covid-19. En pocas palabras: hay ganas de celebrar el cine como ritual social, lejos, lo más lejos posible, de las pantallas domésticas.
Así, Sitges 2021 apuesta por las salas y levantará su telón el próximo 7 de octubre con una declaración de intenciones: Mona Lisa and the Blood Moon, de Ana Lily Amirpour, es la película inaugural y un hito para el certamen, ya que, por primera vez en su historia, un filme dirigido por una mujer dará el pistoletazo de salida. Amirpour no es una desconocida en el festival: en el 2014 concursó con Una chica vuelve a casa sola de noche y en el 2016, con The Bad Batch. Mona Lisa and the Blood Moon sigue a una joven con habilidades sobrenaturales que escapa de un centro para enfermos mentales y cuenta en el reparto con Jeon Jong-seo y Kate Hudson.
Entre los títulos internacionales apetecibles, que no son pocos, imposible no destacar Halloween Kills, de David Gordon Green, que aterrizará en el festival antes de su estreno en salas el 15 de octubre. Pospuesta a causa de la pandemia, la cinta volverá a reunir a Michael Myers y Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), en la que ya es la duodécima entrega de una de las franquicias más sólidas del género.
Otros filmes notables: Lamb, nuevo ejercicio de folk-horror contemporáneo a cargo, esta vez, del islandés Valdimar Jóhannsson y Noomi Rapace desafiando las leyes de la naturaleza; The Deep House, de Alexandre Bustillo y Julien Maury, responsables de la terrorífica À l’intérieur (2007), que regresan a Sitges con una claustrofóbica cinta de terror subacuático; Demonic, del sudafricano Neill Blomkamp, en la que el terror demoníaco se une a la cuestión de las nuevas tecnologías a partir de la historia de una joven y su madre, en coma tras cometer un homicidio; The Blazing World, de la debutante Carlson Young, épica aventura con los rincones más oscuros de la imaginación como escenario y con el veterano Udo Kier en su reparto, y en Sound of Violence, Alex Noyer renueva el slasher a partir de una historia cuya protagonista parece recuperar el sentido del oído, que perdió en un accidente cuando era niña, cuando la violencia entra en escena.
Más clásico se presenta el slasher Seance, perpetrado por Simon Barrett, guionista de la celebrada Tú eres el siguiente (2011), de Adam Wingard, protagonizado por la actriz y cantante Suki Waterhouse, sobre unas jovenzuelas que acaban conjurando al espíritu equivocado y provocando un reguero de sangre en el internado. Por su parte, el belga Fabrice du Welz, responsable de Adoration (2019), regresa al festival para hacer lo propio con Inexorable, con Benoît Poelvoorde, y en Llanto maldito, el director colombiano Andrés Beltrán nos introducirá en el horror de un matrimonio en crisis expuesto a experiencias paranormales.
No podemos dejar pasar los nombres propios estelares de este Sitges. Para empezar, Edgar Wright, que hará doblete con dos cintas esperadísimas, Última noche en el Soho, un thriller de viajes en el tiempo con Anya Taylor-Joy y Thomasin McKenzie, y el documental musical The Sparks Brothers, sobre el dúo del alt-rock angelino nacido en la década de los setenta y aún en activo, como demuestra su poderío compositor en la reciente Annette, de Leos Carax. El segundo nombre propio, Sion Sono, viene acompañado de otro as de la historia del cine, Nicolas Cage, protagonista de Prisoners of the Ghostland, donde encarna a un ladrón de bancos que, enfundado en un traje programado para autodestruirse en cinco días, ha de ir al rescate de una desaparecida Sofia Boutella. El tercero, el británico Ben Wheatley, que presentará la oscura In the Earth, sobre un mundo en busca de la cura de un virus letal. Y por último, el cuarto gran nombre propio, George A. Romero, cuya The Amusement Park (1973), peliculita que se creía perdida, se recupera en la sección Seven Chances. Restaurada en 4K por su viuda, dicen que es su obra más terrorífica: cuenta el viaje de pesadilla de un anciano en un parque temático donde su vejez es algo más que un obstáculo.
Álex de la Iglesia sacude Venecia
El estreno mundial de Veneciafrenia, el experimento giallo y slasher que Álex de la Iglesia ha filmado en Venecia, es la guinda de la representación patria en Sitges 2021. Se trata de un proyecto personal y muy ambicioso, enmarcado en el nuevo sello The Fear Collection, que pretende dar voz y espacio a directores de género para producir largometrajes originales. Para Veneciafrenia, protagonizada por Ingrid García Jonsson y Silvia Alonso, De la Iglesia ha recuperado al mítico Armando de Razza, el profesor Cavan de El día de la bestia (1995).
Otro estreno mundial con denominación de origen es el de Visitante, debut de Alberto Evangelio, historia de personajes perdidos en dimensiones paralelas con Iria del Río, Miquel Fernández, Jan Cornet y Sandra Cervera en el reparto. Tras presentarse en Venecia y en Toronto, recalará en Sitges Tres, el salto al largo de Juanjo Giménez, ganador de la Palma de Oro en Cannes al mejor cortometraje en el 2017 por Time Code y obra por la que llegó a ser nominado al Óscar. En Tres nos introducirá en el mundo del diseño de sonido a partir de una profesional, interpretada por Marta Nieto, cuyo cerebro procesa el sonido más tarde que las imágenes. Y un tercer estreno mundial, La pasajera, dirigida por Raúl Cerezo y Fernando González Gómez, y road movie con alienígena como invitado no deseado en el asiento de atrás.
De Ana Frank a Zhang Yimou
Como es habitual, el cine de animación y el cine asiático de género tendrán una presencia destacada en la torrencial programación de Sitges. Los estrenos en materia de animación son potentes: ¿Dónde está Ana Frank?, del israelí Ari Folman y suerte de biopic animado en clave infantil pero tenebroso que generó buenas respuestas en su presentación en el pasado Cannes; Belle, lo último del japonés Mamoru Hosoda, y Mad God, del estadounidense Phil Tippett, un cuento oscuro en stop motion que ha tardado treinta años en completarse.
En materia de cine asiático, hay viejos conocidos y recién llegados. El chino Zhang Yimou se lanza al terreno del thriller histórico de espías con Cliff Walkers, un filme ambientado en el desaparecido territorio de Manchukuo, un estado títere del imperio de Japón en la China de 1930, mientras que Takashi Miike, un clásico, regresa al universo de fantasía Yokai con The Great Yokai War: Guardians. Habrá nuevas incursiones en el género, como Limbo, de Soi Cheang, noir de nacionalidad cantonesa sobre un asesino en serie, y como la comedia de ciencia ficción Beyond the Infinite Two Minutes, en la que Junta Yamaguchi sigue el periplo del propietario de un café cuando descubre que su televisión muestra imágenes del futuro, pero solo con una antelación de dos minutos.
Todos los rostros del hombre lobo
Si el año pasado el leitmotiv de Sitges era el expresionismo de El gabinete del doctor Caligari, el clásico centenario de Robert Wiene, este 2021 el festival sale de las sombras para encontrarse con el hombre lobo y otros avatares sobre la bestia interior.
Por ello, y de manera transversal, el certamen ha incluido en su pantagruélica programación títulos indispensables con el hombre lobo como protagonista, ya sea la histórica The Wolf Man (1941), la película de Universal del ciclo clásico de monstruos de la compañía, que dirigió George Waggner e interpretó un Lon Chaney Jr. cubierto de pelos, y las no menos influyentes Aullidos (1981), de Joe Dante –restaurada en 4K para la ocasión– y Un hombre lobo americano en Londres (1981), de John Landis.
A estos títulos bien conocidos del canon licántropo, se le sumarán joyitas underground como Nazareno Cruz y el lobo (1975), de Leonardo Favio; El bosque del lobo (1979), de Pedro Olea; El retorno del hombre lobo (1981), de Paul Naschy, y La bête, una versión erótica del mito dirigida por Walerian Borowczyk. Y también, ya, por último, novedades que demuestran que, entrado el siglo xxi, los colmillos del lobo continúan dando mucho miedo y también risas: en Eight for Silver, Sean Ellis nos traslada a un pequeño pueblo de finales del siglo xix aterrorizado por un animal salvaje; en Werewolves Within, Josh Ruben adapta el videojuego homónimo en una cinta repleta de chistes y sustos, y en Bloodthirsty, Amelia Moses retuerce el mito para contar la historia de una joven cantante de instintos salvajes.