Pasar al contenido principal

Jacques Audiard: el hilo invisible

Fotograma de PARÍS, Distrito 13 (2021)
Fotograma de PARÍS, Distrito 13 (2021)

El cineasta francés da un giro copernicano a su trayectoria con PARÍS, Distrito 13, crónica sobre el amor según las nuevas generaciones. Su fijación por las emociones complejas y el entramado urbano siguen, no obstante, intactos.

“Tengo la sensación de que la película anterior siempre actúa como un negativo del que extraeré el positivo, o viceversa”, contaba Jacques Audiard durante la presentación de su nueva película PARÍS, Distrito 13 en el pasado Festival de Sevilla. “Los hermanos Sisters era una película de hombres, con pocas mujeres. De grandes espacios abiertos, con violencia... En cierto modo, PARÍS, Distrito 13 nace de lo que faltaba. Cuando miro hacia atrás, tengo la impresión de haber seguido una única tendencia sin volver a hacer la misma película. Es lo que se llama, en tapicería, el hilo de la urdimbre: esa cosa que está debajo, que lo une todo, pero que no vemos”.

Desde una prisión en las afueras de París hasta una zona de guerra en Sri Lanka, desde un parque marino en la Costa Azul hasta el salvaje oeste americano, Audiard ha ido construyendo una trayectoria cinematográfica de historias y entornos contrarios, pero siempre atento a las emociones complejas, a pensar en una esencia mítica de las realidades más sórdidas y ásperas. Repasamos su currículum desde su más reciente estreno, PARÍS, Distrito 13 –en salas desde el próximo 4 de marzo–, hasta su debut en la dirección, Regarde les hommes tomber (1994) con la que sacudió el panorama fílmico galo ahora hace casi ya 30 años, en busca de ese hilo invisible que compacta su manera de ver el séptimo arte.

‘PARÍS, Distrito 13’ (2021)

PARÍS, Distrito 13

Con casi 70 años, Audiard ha decidido reflexionar sobre cómo las dinámicas de la llamada sociedad líquida contextualizan las dinámicas románticas. “Me interesaba retratar a esta nueva generación en la que el discurso amoroso para primero por los cuerpos y la imagen en vez de la palabra”, afirmaba.

Así, PARÍS, Distrito 13, adaptación de varios cómics de Adrian Tomine, se fija en uno de los barrios más pujantes de la capital francesa, Les Olympiades, en el distrito 13, que acoge a los jóvenes del siglo XXI, para observar los vaivenes sentimentales de cuatro personajes: Émilie (Lucie Zhang) es una joven de segunda generación de inmigración china que trabaja en un call center a pesar de estar licenciada en Ciencias Políticas; Camille (Makita Samba) es un joven profesor negro que aspira a doctorarse pero acaba trabajando en una inmobiliaria, descreído de sus posibilidades de medrar en el sistema educativo público; mientras que Nora (Noémi Merlant), una chica de provincias con un pasado enigmático, y Amber (Jehnny Beth), una girl cam, se enredan en una relación virtual. 

Su nueva obra, que en mucho tiempo no cuenta con la participación de Thomas Bidegain en el guion para dar paso a Céline Sciamma y Léa Mysius como colaboradoras, es también un panorama de las transformaciones urbanas del París del siglo XXI. Lejos de los negocios inmobiliarios dudosos que acompañaban la historia de De latir mi corazón se ha parado, Audiard filma el barrio de Les Olympiades fascinado por su desafiante verticalidad, en un cálido blanco y negro capaz de plasmar estilísticamente los anhelos emocionales de los protagonistas.

‘Oficina de infiltrados’ (2020)

 el actor Matthieu Kassovitz en la serie Oficina de infiltrados (2020).
el actor Matthieu Kassovitz en la serie Oficina de infiltrados (2020).

Strictu sensu, la participación de Jacques Audiard en Oficina de infiltrados, la celebrada serie de espías que en España emite Movistar+, se reduce a la escritura de un par de episodios y la dirección de los dos capítulos finales de la quinta temporada. No obstante, el serial ha vuelto a reunir al cineasta con Matthieu Kassovitz, su primer actor fetiche en cintas como Regarde les hommes tomber y Un héroe muy discreto.

El sello Audiard también se palpa en Oficina de infiltrados. Para una serie pegada a la rutina del espía –que sigue la deriva de Guillaume Debailly, alias Malotru, un oficial de inteligencia de la DGSE francesa (su CIA) que pasa seis años encubierto en Siria antes de regresar a París y convertirse rápidamente en uno de los líderes de la organización–, el cineasta implanta una suerte de poesía sobre los conflictos de identidad que sufre el protagonista. Uno de sus temas recurrentes, por cierto.

‘Los hermanos Sisters’ (2018)

Los hermanos Sisters

“El western es el encuentro de una mitología con un medio de expresión”, decía el teórico André Bazin sobre el gran género del cine estadounidense, y el western perpetrado por Audiard, junto con su inseparable Thomas Bidegain, es quizá una de las visiones más fabuladoras que se han dado.

Protagonizada por un entrañable John C. Reilly y un áspero Joaquin Phoenix en el rol de los hermanos del título, Los hermanos Sisters es como si La noche del cazador ocurriera en plena fiebre del oro. “Queríamos que la violencia de la película estuviera narrada a través de imágenes de cuento. Estos dos protagonistas, los hermanos, son como niños, y la historia está explicada desde su punto de vista, el de unos críos”, contaba el guionista. Está disponible en Filmin.

‘Dheepan’ (2015)

‘Dheepan’ (2015)

El último noir que Audaird facturó es tan potente cinematográficamente como minusvalorado por la crítica, a la que no le convenció que en Cannes el cineasta se alzara con la Palma de Oro por este filme, considerado “menor”. En estas páginas somos de la opinión contraria, porque Dheepan contiene muchas de las constantes del cine del francés en un escenario renovado, sorprendente.

La cinta es la historia de un excombatiente Tamil (Antonythasan Jesuthasan) que huye de Sri Lanka con una vida falsa y que acabará enfrentado a la violencia de los suburbios parisinos. “De vez en cuando me dicen que en mis películas huyo de los estereotipos, porque yo creo que los utilizo todo el rato”, señalaba el director. “En Dheepan fabrico este suburbio donde reina la violencia, donde los niños por la mañana van al colegio y por la noche se transforman en narcotraficantes, pero en la realidad nunca vas a encontrar un lugar así”. Está disponible en Amazon y en Filmin.

‘De óxido y hueso’ (2012)

Marion Cotillard, actriz protagonista en De óxido y hueso (2012)
Marion Cotillard, actriz protagonista en De óxido y hueso (2012)

Entre el melodrama y el noir de cocción lenta, De óxido y hueso es un viaje a las minusvalías del amor y los bajos fondos emocionales. Los personajes que el francés maneja en De óxido y hueso probablemente son de los más inverosímiles que se han visto en años, una entrenadora de orcas a la que un accidente deja sin piernas y un boxeador de instintos primarios, pero, a la luz de la trayectoria de Audiard, cualquier encuentro es posible.

“En este filme unimos dos relatos y es un melodrama muy escrito, con muchos cambios de humor y estados de ánimos”, confesaba el director. Marion Cotillard se impone entre tanta testosterona, pero el descubrimiento de la película es su partenaire, Matthias Schoenaerts. Está disponible en Amazon y en Filmin.

‘Un profeta’ (2009)

Un profeta

Jacques Audiard ha moldeado su carrera en el ámbito del neonoir y Un profeta es una de las cumbres no solo de su trayectoria sino también del subgénero, al alza justamente en la primera década del siglo gracias al trabajo de cineastas como Guy Ritchie, Fatih Akin, Quentin Tarantino o James Gray.

La película supuso también el trampolín de Tahar Rahim, quien aquí encarna a un delincuente árabe de poca monta que acaba entre rejas solo para ir ascendiendo en el submundo de la mafia corsa. Es un drama carcelario, pero también el retrato de un país quebrado. Está disponible en Filmin.

‘De latir mi corazón se ha parado’ (2005)

De latir mi corazón​

La película con la que Audiard traspasó fronteras es un remake del clásico Melodía para un asesino (James Toback, 1978) que el cineasta moldea hasta llevarlo al terreno del complejo edípico freudiano.

Romain Duris se pone en la piel del papel que en su día interpretó Harvey Keitel para encarnar las tensiones entre el deber a la familia, asociado al pater familias, un tipo agrio que gestiona inmuebles con mano dura, y el deseo de cultivar un talento natural, la música, que con tanto esmero formó su difunta madre.

“Como espectador el noir es un género que siempre me ha marcado; es un código narrativo que engancha y como creador disfruto mucho con estas historias. Hoy, sin embargo, me interesa más la mezcla, crear híbridos, cambiar la forma de las cosas hasta que en un momento dado ya no puedas darle un nombre”, aseguraba sobre su apuesta por la mezcla de historias y géneros.

‘Lee mis labios’ (2001)

Lee mis labios

El cine de Audiard presume de su condición híbrida, pero también de atender al movimiento de los cuerpos. Frágiles pero poderosos, machistas y transgresores, discapacitados, marginados o no normativos en constante estado de crisis. En Lee mis labios, el cineasta articula un thriller romántico sobre una chica sorda, que trabaja como secretaria, y un exdelincuente, necesitados el uno del otro.

Con Emmanuelle Devos y Vincent Cassel como protagonistas, la tercera película de Audiard logró tres Premios César en 2002, incluyendo el de mejor guion y el de mejor actriz para Devos, en un año muy disputado, con obras como El pianista, de Roman Polanski, o Amélie, de Jean-Pierre Jeunet.

‘Un héroe muy discreto’ (1996)

Un héroe muy discreto

Las películas sobre impostores fueron también recurrentes durante el final e inicio de siglo, y Audiard fue uno de sus alentadores con esta tragicomedia premiada en Cannes y en la Seminci de Valladolid.

En Un héroe muy discreto, el director repetía con Mathieu Kassovitz para poner en escena la figura del impostor como sujeto en el que cristaliza la mentira de la historia oficial. Kassovitz es Albert Dehousse, un falso héroe de la Resistencia que jamás estuvo en la Segunda Guerra Mundial, pero a la que todo el mundo le sigue el juego para no quedar como el tonto engañado.

‘Regarde les hommes tomber’ (1994)

Regarde les hommes tomber

Los hombres caen en las películas de Audiard, atrapados en sus propias trampas y engaños, en busca de extraños vínculos de filiación que les ayuden a construir una identidad. Mitificación y desmitificación chocan con un hermosísimo resultado en Regarde les hommes tomber, el debut en el largo de Audiard, suerte de revisitación del cine noir y poético ensamblaje a contracorriente de sus claves.

La cinta sigue a Simon (Jean Yanne), comercial de ventas que trata de dar con el pistolero que ha dejado en coma a su amigo Mickey. “¿Qué es lo que hacen los asesinos?”, se pregunta, en esta nueva identidad detectivesca que se ha autoimpuesto. A su vez, la trama también se fija en dos estafadores de poca monta (Jean-Louis Trintignant y Kassovitz), bajo un prisma inquietante, pero tierno: adoptivos padre e hijo, amantes asesinos, dos almas errantes en busca del ángel de la muerte.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #291

Comprar versión impresa

Te puede interesar...

¿Te ha gustado este artículo y quieres saber más?
Aquí te dejamos una cata selecta de nuestros mejores contenidos relacionados:

Suscríbete a Cáñamo