Aunque no existe un consenso sobre quién fue el responsable de acuñar el término, las fuentes enciclopédicas señalan que fue en 1930 cuando Donald Gordon, crítico de libros de la revista News of Books, popularizó el concepto del whodunit, esto es, un adjetivo que se refería a una historia sobre un crimen resuelto de manera resultona por un agudo detective. Según el diccionario Merriam-Webster, la palabreja, contracción de “who has done it?” [¿quién lo ha hecho?], “se hizo tan popular que, en 1939, al menos un experto lingüístico la declaró “ya muy usada” y predijo que “pronto sería arrojado a la papelera de los tabúes”. Más de 80 años después podemos afirmar que, lejos de desaparecer, el whodunit está más vivo que nunca.
Rian Johnson y la dupla de películas de Puñales por la espalda tienen mucho que ver con este renacimiento de un género que nació con las novelitas de misterio británicas de principio de siglo XX y que ha conocido sucesivas olas de éxito en la gran y pequeña pantalla. La fórmula del whodunit se asienta en el género del policial pero sus historias no solo se basan en la resolución de un crimen, ya que son, sobre todo, una clase magistral de puesta en escena, por la presencia de un número elevado de personajes sospechosos y porque todos ellos, junto con nuestro perspicaz detective, están confinados en un mismo espacio, sea este una mansión, un barco por el Nilo, un tren o incluso una abadía en plena Edad Media.
De hecho, que la fórmula del whodunit tenga unos cimientos tan sólidos se ha traducido en no pocas ocasiones en relatos formularios. Sobre todo en el cine, ya que las películas de detectives suelen seguir al dedillo el código del género: un escenario o exótico o espartano, un investigador carismático e intuitivo, y un reparto abundante en estrellas. La película The 9th Guest (1934), de Roy William Neill y considerada como esencial en el género ya que inspiró a Agatha Christie para su magistral novela Diez negritos, sentaría las bases de lo que vendría de ahí en adelante. La cinta se sitúa en un lujoso apartamento en el que ocho personas se han reunido para cenar, cuando una misteriosa transmisión por radio les informa de que van a ser asesinados uno a uno a no ser que logren esquivar a un noveno invitado desconocido e invisible, la muerte.
De la célebre novela de Christie se han filmado hasta diez versiones distintas en el mundo, aunque las más célebres adaptaciones son la de René Clair de 1945 y la de John Guillermin de 1974; dos obras que de alguna manera marcan las dos grandes épocas para el género: los años de entreguerras del pasados siglo y la década de 1970. Del mismo modo, no ha de verse como casual que Kenneth Brannagh se haya apropiado del personaje de Hercule Poirot, el querido y canónico detective creado por la escritora, justo en estos momentos, porque su ejercicio de trasladar las más conocidas aventuras del personaje de Christie hacia nuevos escenarios post-digitales también puede verse como un marcador del esplendor de este tipo de relatos. Además, tras Asesinato en el Orient-Express (2017) y Muerte en el Nilo (2022), el director de Belfast se encuentra pergeñando A Haunting in Venice, que ha de estrenarse en salas presumiblemente en 2023.
Benoit Blanc, un nuevo detective en el canon
Si bien es cierto que el regreso de Poirot supone una evidencia absoluta de esta tercera edad dorada del whodunit, el favor del público se ha dividido entre el canónico detective y un recién llegado igual de exquisito y astuto. Benoit Blanc, interpretado por Daniel Craig y considerado “el último de los caballeros detectives”, debutó con Puñales en la espalda en 2019 para triunfar en las pantallas de todo el mundo gracias al alcance de Netflix.
Nacido de la imaginación de Rian Johnson, Blanc se inscribe al cien por cien en el arquetipo dibujado por este género de aventuras detectivescas. El protagonista de las dos películas de Puñales en la espalda es extravagante pero astuto, excéntrico pero inteligente, y a su aura de diletante connoisseur se le suma una profesionalidad a prueba de cualquier enrevesado crimen.
El primer misterio que resolvió en pantalla dejó claro que se atreve con cualquier tipo de puzle y de manipulación narrativa. En el filme de 2019 tuvo que resolver el asesinato de un famoso autor de novelas criminales, cuando el patriarca acababa justo de cumplir 85 años. Entre los sospechosos, una nómina de rutilantes nombres propios de Hollywood: Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette, Lakeith Stanfield, Katherine Langford, Jaeden Martell y Ana de Armas, en el papel que supuso su confirmación en Hollywood.
Ahora, en Puñales por la espalda 2: El misterio de Glass Onion, que llega a Netflix en Navidad tras su paso por salas el 23 de noviembre, los servicios de Blanc son requeridos cuando en la escapada que ha organizado un multimillonario (Edward Norton) ha aparecido uno de ellos muerto. El grupo de sospechosos es igual de rutilante y diverso que el de la primera entrega y en esta ocasión está formado por nombres como el de Dave Bautista, Kathryn Hahn, Kate Hudson, Janelle Monáe, Leslie Odom Jr., Jessica Henwick, Madelyn Cline, e incluso Ethan Hawke.
Puñales por la espalda 2: El misterio de Glass Onion es un nuevo giro del género en materia narrativa, y también propone a un protagonista de orientación afectiva y sexual gay, en otra actualización novedosa de los elementos del whodunit. Aunque algunos espectadores ya habían dado cuenta de señalar la más que probable orientación sexual de Blanc, con el escritor Truman Capote como principal influencia, Johnson confirmó esta cuestión durante la presentación mundial de la película en el Festival de Toronto. No solo eso, sino que adelantó que en El misterio de Glass Onion podremos conocer al amante de Benoit, en uno de esos cameos que sin duda serán antológicos.