Elaboración
Para darle el toque viajero a estas deliciosas lentejas la escogida en esta ocasión ha sido la Amnesia #7 de Exotic Seed. La regalamos con el número de marzo de este año, y es un potente híbrido con dominancia sativa del 70%. Nos dará bonitas plantas y gran producción en casi cualquier entorno, aunque tiene una floración bastante larga. Es una variedad ideal para extracciones gracias a su alta producción de resina. Sus creadores han conseguido cerrarle el cogollo magistralmente hasta el punto de que casi parece de una índica. La potencia que atesora no dejará a nadie indiferente, y sus exquisitos aromas y sabores inciensados harán las delicias de todo el que tenga el placer de degustarla.
Para introducir esta variedad en nuestra receta y extraerle sus bondades elaboraremos un aceite de sésamo cannábico. La técnica de extracción es la misma del AOVE que hemos preparado otras veces. El aceite de sésamo tiene un sabor y aroma muy intensos, así que lo utilizaremos siempre en pequeñas cantidades. Ese es el motivo por el que solo utilizo cogollos en esta ocasión.
Cogemos un bote hermético pequeño y lo llenamos al máximo de cogollos de Amnesia#7, después vertemos el aceite de sésamo hasta terminar de rellenar el bote del todo y lo cerraremos. Lo guardamos en un lugar oscuro y seco durante 30 o 45 días, moviéndolo una vez por semana. Después solo tendremos que filtrarlo con un colador de tela y ya lo tendremos listo para su consumo. Lo podemos incluir en un sinfín de elaboraciones.
Para esta en concreto lo utilizaremos al final para aromatizar y así evitar que hierva y pierda aromas y potencia.
Y para enriquecer nutricionalmente nuestro guiso vamos a añadirle un poco de alga kombu. Este superalimento es rico en proteínas y sobre todo en minerales como el yodo, el hierro, el potasio y el calcio. Además, posee propiedades antivirales y antibacterianas, y nos ayudará con las posibles flatulencias típicas de las leguminosas.
La receta en cuestión comienza lavando, pelando y cortando las verduras en trozos grandes o mirepoix (en idioma de cocinero). Después verteremos el AOVE en una cazuela u olla donde vayamos a elaborar el guiso. Cuando esté caliente incorporaremos todas las verduras excepto el tomate, le añadiremos sal para que suden y las taparemos dejándolas a fuego medio-alto. Removemos de vez en cuando. Cuando estén doradas podemos incorporar el tomate y seguir rehogando unos minutos hasta que quede cocinado el tomate. Cuando esté todo bien sofrito retiramos la mitad de cantidad y lo reservamos para triturarlo más tarde. Al resto podemos añadirle las lentejas lavadas, el jengibre en polvo, sal, las hojas de laurel y agua hasta cubrirlo todo por completo.
Como habréis observado yo no pongo en remojo las lentejas porque utilizo lenteja pardina, a la que no le hace falta este proceso; si en vuestro caso no fuera así podéis ponerlas en remojo si queréis, aunque después tendréis que tenerlo en cuenta en el tiempo de cocción. A más remojo, menos tiempo.
Mientras se cuecen las lentejas a fuego medio-lento pondremos las algas en remojo una media hora y después las añadiremos al guiso tal cual. A continuación, trituraremos con un poco de agua las verduras que hemos apartado del sofrito y las añadiremos al guiso para darle espesor y textura.
Durante la cocción habrá que ir añadiendo el agua necesaria para evitar que se sequen demasiado. Según vuestro gusto podéis añadir más cantidad o menos dependiendo del espesor deseado. Si os gusta comerlas con arroz, por ejemplo, deberéis hacerlas caldosas para que después el arroz tenga algo de líquido para poder cocerse. A mí me gustan espesitas, tipo risotto, pero sin arroz, así que las dejo melosas.
Al final de la cocción ponemos a punto de sal y, fuera ya del fuego, incorporamos por último nuestro magnífico aceite de sésamo cannábico. Mezclamos bien todo y ya podemos comernos un platillo volante de lentejas mar y tierra.
¡Buen viaje y buenos humos!