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Una cena veraniega estimulante…

Pakoras vegetales con chutney tuneado de melocotón

Traemos una receta de la India que sorprende por la facilidad de su preparación y la “deliciosidad” de su degustación. Además, aliñaremos a nuestro estilo la salsita de acompañamiento para tener una digestión atípica y vigorizante. La culpable de esta será la Hippo High de Blimburn Seeds, que regalamos con el número 310 en octubre del pasado año. Es una sativa con una combinación única de sabores frutales y notas a hachís, cuyos niveles de THC oscilan entre el 30% y el 32%, así que habrá que medir muy bien el número de veces que mojamos en el adictivo chutney que vamos a preparar. 

Ingredientes para cuatro valientes

Pakoras

  • 1 calabacín 
  • 1 berenjena
  • 1 patata 
  • 2 zanahorias 
  • 1 cebollón o cebolla grande 
  • 1 cs de jengibre fresco rallado 
  • 175 g de harina de garbanzos
  • 125 ml de agua 
  • 1 cs colmada de garam massala 
  • 1 cc de comino molido 
  • 1 cs de cúrcuma molida 
  • 1 puñadito de cilantro fresco picado 
  • Sal al gusto 
  • El aceite necesario para la fritura 

Chutney tuneado de melocotón 

  • 1 bote de 280 g de mermelada de melocotón de calidad 
  • 3 cs de vinagre cannábico de manzana 
  • 1 cc de guindilla o ají molido (opcional y al gusto) 
  • 1 cc de canela molida 
  • 1 cc de jengibre molido 
  • 1 cc de pimienta negra molida 

Elaboración 

Etimológicamente hablando, la palabra pakora viene del sánscrito pakvavata, que se compone de pakva, ‘cocinado’, y vata, ‘un pequeño bulto’. En los estados del sur de la India, a estos aperitivos se les llama bajji o bhajiya, en lugar de pakora. Es típico tomarlos con té chai cuando llueve, sobre todo en zonas como Punjabi, aunque aquí vamos a darle una vueltecita a esa tradición. El lugar de nacimiento de estas delicias no está muy claro, pero la mayoría de las fuentes indican que surgieron en la India occidental, en Gujarat. Eso sí, los historiadores están de acuerdo en que la pakora india es el origen de lo que finalmente se convirtió en las tempuras. De hecho, no hay absolutamente ninguna mención de la tempura en la cocina japonesa hasta que llegaron los comerciantes portugueses y españoles en el siglo xvi. Con ellos venían cocineros de la India, y algunos se quedaban por esos lares, dejando sus influencias gastronómicas. Como vemos, vamos a aprender a cocinar un plato histórico, muy influyente y versátil.

En principio solo se elaboraba con verduras, pero hoy en día se puede encontrar con pollo o queso. Nuestras tempuras solo llevarán verduras de verano en esta ocasión, pero podemos prepararlas con cualquier hortaliza que se nos ocurra, como coliflor, batata, pimientos, espárragos o setas.

Pakoras vegetales con chutney tuneado de melocotón

Para alegrar la elaboración, vamos a preparar un vinagre de manzana cannábico. En este caso necesitaremos 200 ml de vinagre de manzana y unos 8 g de cogollos de Hippo High. Os aconsejamos congelar los cogollos un par de días antes, ya que el frío facilitará la extracción de los cannabinoides. Posteriormente, habrá que grindarlos y, a continuación, meterlos en un recipiente sumergidos en el vinagre. Los dejaremos reposar en la nevera tres o cuatro días y después los filtraremos con un colador de tela. Una vez extraído lo que nos interesa, podemos comenzar con la receta.

Lo primero será limpiar, pelar y cortar las hortalizas en trozos más o menos iguales de tamaño. La forma no importa mucho; para esta receta las hemos cortado en tiras finas, pero podemos hacerlo en rodajas o como nos resulte más cómodo. Lo importante es que el tamaño entre sí sea lo más parecido posible, para que la cocción sea uniforme y no nos queden unas más cocidas que otras. Por otro lado, mezclamos en un bol el agua, la harina de garbanzos, las especias y la sal. Hacemos una masa homogénea y sumergimos las hortalizas cortadas. Ponemos el aceite a calentar hasta los 170 ºC como mucho. Cuando esté caliente, con la ayuda de dos cucharas, vamos echando pequeñas porciones de la mezcla entre hortalizas y masa y las dejamos freír hasta que estén doraditas. Después, las ponemos sobre un papel absorbente para que se escurra el exceso de aceite. 

Para el chutney, vamos a ponerlo muy muy fácil. Vamos a tunear una mermelada comercial y la vamos a convertir en una salsa deliciosa en la que no vamos a poder dejar de mojar. No tenemos más que abrir el bote y mezclarle las especias y el vinagre cannábico, así de fácil. 

Como vemos, es sencillo, práctico, rápido y delicioso. Y prometemos que regalará una sobremesa de conversaciones fascinantes. ¡Feliz agosto y buenos humos! 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #320

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