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No seas perro y hazte tus propias perrunillas

Perrunillas de la Quika con Zkittalicious

La Quika, madre de un amigo extremeño que tengo, es la típica cocinera amateur que deleita a sus familiares y amigos cada vez que se pone a cocinar algo. Todo lo hace con amor, y sus recetas son únicas e irrepetibles. Hoy vamos a tratar de recrear una de ellas dándole nuestro toque mágico para que nos transporte al ambiente rural sin movernos del sitio.

Ingredientes

  • 1 kg de harina de repostería, si es integral mejor
  • ½ kg de manteca ibérica de cerdo
  • 4 huevos medianos
  • 380 g de azúcar
  • Ralladura de limón al gusto
  • 2 cc de canela molida
  • 1 copita de aguardiente seco

Elaboración

Estas galletas forman parte de la repostería tradicional y son especialmente emblemáticas en Extremadura, pero también se elaboran en Castilla-León y Andalucía en diferentes variantes y denominaciones. Las hacen hasta las monjas en muchos conventos de nuestra geografía, aunque no creo que le pongan nuestro ingrediente secreto; quién sabe...

Para esta rústica receta, la seleccionada es Zkittalicious, de Exotic Seeds. La regalamos en marzo del año pasado y la verdad es que es una pasada, como todo lo que hacen en este magnífico banco. Destaca por su potencia, sabor y producción. Es de dominancia índica y nos hará sentir relajados físicamente, pero con una gran euforia mental, lo cual nos habla mucho de su versatilidad. Sus aromas a fruta tropical y limón son muy interesantes y encajan perfectamente con nuestra receta. La extracción –como habréis podido suponer– la vamos a hacer en la manteca ibérica.

Perrunillas de la Quika con Zkittalicious

Este proceso habrá que realizarlo el día antes. La proporción de hierba y manteca será de un 10% si son cogollos o de un 20% si son hojas. Comenzaremos poniendo una olla con agua a calentar. La cantidad de agua debe ser al menos el doble que la de manteca. Cuando hierva el agua, añadimos la manteca para que se disuelva y bajamos al mínimo. Cuando esté completamente disuelta, llega el momento de añadir la marihuana y dejar hervir a fuego lento durante unos 15 min removiendo de vez en cuando. Pasado este tiempo, la grasa ya habrá absorbido todos los cannabinoides y la podremos retirar del fuego. La colaremos con un colador de tela y la dejaremos reposar hasta que se atempere. Una vez fría, la meteremos en la nevera un mínimo de 12 h para que la grasa se separe y se solidifique completamente y podamos cogerla fácilmente. La escurrimos bien y ya podemos usarla en cualquier receta. Eso sí, os aconsejo gastarla pronto si os sobra, ya que se enrancia con facilidad.

Comenzaremos las perrunillas amasando con las manos desnudas la “cannamanteca” para atemperarla con nuestro calor corporal. Cuando esté con la textura de una pomada, separamos yemas y claras de tres de los huevos y reservaremos las tres claras. Añadiremos las yemas a la manteca poco a poco y sin dejar de amasar junto al huevo entero. Cuando todo esté bien mezclado vamos incorporando paulatinamente el azúcar, la ralladura, la canela y el aguardiente. Y, ya por último, la harina, tamizada si es posible, hasta conseguir una masa totalmente homogénea: debe quedar blandita y fácil de manejar.

Ya podemos precalentar el horno a 200º. Mientras se calienta, disponemos una bandeja que se pueda meter en él y le ponemos un papel de horno o de aluminio. Cogemos la masa y comenzamos a dar forma a las galletas: redondeada, ovalada..., la forma que queráis pero que no sean muy grandes y tengan todas el mismo tamaño y no más de 10 cm de diámetro. Hay gente que le pone una almendra entera cruda encima, lo dejo a vuestra elección. Para colocarlas en la bandeja tendréis que dejar una separación entre ellas de unos 4 o 5 cm de perímetro. Una vez colocadas, batís las claras con un poco de azúcar. Con la ayuda de una brocha aplicáis una capa generosa sobre las galletas y las metéis en el horno unos 20 min. Cuando se pongan doraditas, estarán perfectas. Os será difícil esperar a que se enfríen para probarlas, sus aromas no os dejarán opción...

Así es que a disfrutarlas, con precaución, sin olvidar lo que decía Paracelso de que el veneno depende de la dosis. ¡Buen viaje y buenos humos!

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #267

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