Ingredientes para cinco personas
Elaboración
Esta es una receta familiar y festiva. Suele estar presente, sobre todo, en el Eid al-Ada o ‘la fiesta del sacrificio’, que es un festivo religioso que celebran millones de musulmanes en todo el mundo. Para muchos es considerada la fiesta más importante del año junto al fin del Ramadán; un poco como la Navidad en el mundo occidental. Además, aunque esta se celebre en junio, este tipo de recetas son los ancestros de los dulces navideños, que forman parte de nuestra cultura desde hace siglos.
Más que pasteles, son una especie de roscos parecidos a los de anís pero sin alcohol ni manteca de cerdo, claro. Son muy fáciles de hacer y muy ricos de comer. Además, como no podía ser de otra forma, nosotros le vamos a añadir un componente cannábico, aunque en esta ocasión será también medicinal. Se trata de la Canadian Kush 2.0, de Medical Seeds, que regalamos con el número 314 en febrero de este mismo año. Posee altos niveles de THC, que le dan una entrada eufórica, pero rápidamente se convierte en una sensación más bien narcótica de relax, siendo valorada medicinalmente para tratar problemas como la depresión y el insomnio, y para aliviar múltiples dolores. Sus aromas nos recuerdan al pino y la tierra, e irán de fábula con el anís.
Para introducir esta maravilla en la receta, extraeremos sus poderes curativos en un AOVE cannábico. Lo único que tenemos que hacer es llenar un bote hermético de cogollos o restos de manicura, dependiendo de la potencia y concentración deseada. También podemos combinar ambos, eso ya lo dejamos a criterio de cada uno. Después, añadimos aceite de oliva virgen extra hasta cubrirlo. Se cierra y se deja macerar de mes a mes y medio, moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Como ya sabemos, el proceso es largo, pero aseguramos que merece la pena el resultado. Pasado este tiempo, lo filtramos con la ayuda de un colador de tela y lo reservamos para su uso posterior.
Para la elaboración de los roscos, vamos a comenzar sacando un rato antes la margarina o mantequilla de la nevera para que atempere y se ponga en modo pomada. Cuando ya esté blandita y se pueda untar fácilmente, podemos mezclar en un bol los ingredientes secos, es decir, la harina, las semillas de sésamo, el azúcar, el anís en grano, la levadura en polvo y la cúrcuma. Cuando la mezcla sea homogénea y tenga un solo color, será el momento de añadir la mantequilla y el aceite de oliva cannábico. Volvemos a mezclar amasando y añadiendo poco a poco la leche a temperatura ambiente, no fría. El resultado debe ser una masa uniforme y fácil de trabajar. Si está muy tierna y se nos pega a las manos, añadiremos un poco de harina, y si está demasiado dura, añadiremos un poco de leche. Cuando la tengamos a punto, la dejaremos reposar tapada una media hora a temperatura ambiente.
Después, para dar forma a los roscos, basta con hacer cilindros del grosor deseado y juntar los dos extremos apretando un poco la unión con los dedos; es de primero de plástica. Lo importante, como siempre, es que el tamaño de cada rosco no difiera mucho de los otros, para que tengan una cocción uniforme. Conforme los formamos, los vamos poniendo en una bandeja con papel de hornear. Precalentamos el horno a 160 ºC y los metemos unos 30 o 40 min, dependiendo de la potencia del horno. Cuando estén medianamente dorados, los sacamos y los dejamos enfriar.
Esperamos que os gusten y que los disfrutéis mucho en estas Navidades o cuando os apetezca prepararlos. Hasta el año que viene: buenos humos y todo nuestro amor al pueblo palestino.