Ingredientes para cuatro personas
Elaboración
Esta maravillosa sopa está entre nosotros desde la época del Imperio romano. En aquellos tiempos era uno de los emblemas de la cucina povera o ‘cocina de los pobres’, debido a que llenaba el estómago y nutría los castigados cuerpos de los plebeyos con ingredientes humildes. Su nombre proviene de la palabra minestrare, que en latín quiere decir ‘servir o poner en la mesa’ y es un aumentativo de menestra, que en italiano significa ‘sopa’.
Existen tantas versiones de ella como regiones, pueblos o casas en Italia. Hay donde le ponen patas de cerdo o tocino, o pesto o arroz en lugar de pasta. Además, es una receta altamente versátil, ya que puede adaptarse fácilmente a cualquier temporada del año, o a lo que tengáis en la despensa y el frigorífico el día que vayáis a elaborarla. Incluso hay versiones en Latinoamérica donde la llaman menestrón, en países como Perú, Ecuador, Venezuela y Argentina. Aquí hay recetas de sopa de verduras que se le asemejan, pero no suelen llevar legumbres, queso o tantas hierbas aromáticas.
Esta receta, en concreto, va a ser vegetariana, y puede ser vegana si el caldo es de verduras y no le añadimos el queso al final. Lo que sí va a llevar es el componente cannábico, que en este caso va a ser AOVE. Para su elaboración, habrá que llenar un bote hermético pequeño con cogollos o restos de manicura, dependiendo de la potencia que queramos. A continuación, verteremos el AOVE seleccionado en el bote hasta que cubra por completo la hierba. Lo tapamos y dejamos macerar en un lugar seco y alejado de la luz entre 30 y 45 días, moviendo el recipiente ligeramente una vez por semana como mínimo. Pasado este tiempo, filtramos el contenido con un colador de tela y ya estará listo.
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Una de las claves de esta sopa es hacer un buen sofrito. Para ello habrá que cortar el puerro, la zanahoria y la cebolla y sofreírlos con el AOVE cannábico. El tamaño de corte será macedonia, que es el mismo de la típica macedonia de frutas, es decir, trozos de un centímetro más o menos. Es importante que todas las verduras que vayáis a utilizar tengan el mismo grosor, para que cuando cojamos una cucharada haya el mayor número de ellas dentro y podamos disfrutar del conjunto de sabores y texturas.
Cuando el sofrito esté doradito, le añadimos el tomate de la lata escurrido y cortado de igual forma. Pasados unos diez minutos a fuego medio, podemos añadir la calabaza, el apio y el nabo. Dejamos cocer otros diez minutos e incorporamos las judías verdes, la col y las alubias. Cinco minutos después, añadimos la pasta; en esta ocasión hemos elegido mafaldas cortas, que tardan unos siete minutos en cocerse, pero, como hemos dicho al principio, podemos poner la pasta que más nos guste o sustituirla por arroz, al igual que podemos cambiar, suprimir o añadir cualquier verdura o incluso poner garbanzos o lentejas en lugar de alubias.
Para terminar, lo último que incorporaremos serán las hierbas aromáticas, para que no pierdan el susodicho aroma. Lo haremos al final de la cocción y retiraremos la olla del fuego. Esta sopa hay que servirla rápido, ya que, si tardamos mucho, la pasta se nos pasará y absorberá el caldo, quedando así demasiado espesa. Una vez servida, le rayamos por encima el queso tipo parmesano a nuestro gusto y nos la comemos calentita.
Espero que os recomponga primero y después os lleve hacia un viaje de placer durante su digestión. Hasta la próxima: ¡buen provecho y buenos humos!