Ingredientes para cuatro personas
- 1 litro de caldo (pollo, verduras, pescado)
- 80 g de pasta de miso roja
- 200 g de fideos de arroz
- 10 g de alga wakame deshidratada
- 40 g de puerro fresco
- 4 huevos
- 40 ml de salsa de soja
- 10 ml de aceite de sésamo cannábico
Elaboración
La variedad seleccionada para esta receta es la Buddha Purple Kush no auto de Buddha Seeds que regalamos con el número de mayo de este año. La integraremos a través del aceite de sésamo, con el que culminaremos esta riquísima sopa. Se trata de una híbrida con predominancia índica, con la que quieren trasladarnos a esos años noventa donde solo había maría o hachís, nada de sativas ni índicas ni auto ni nada. Aún no había evolucionado el cultivo de las distintas variedades y el pelotazo de la maría era más o menos igual que el del hachís pero más eufórico y potente. El sabor dependía más de la pericia del cultivador que de la variedad en sí. No como ahora, que tenemos un amplio catálogo. En este caso, por ejemplo, tenemos un sabor claramente afrutado y con matices terrosos.
Con esta variedad vamos a infusionar en frío un aceite de sésamo para cannabizar nuestra receta. Necesitaremos un bote pequeño de cristal hermético. En esta ocasión emplearemos cogollos, ya que el aceite de sésamo tiene un sabor potente y lo utilizamos en pequeñas dosis. Llenamos el botecito de cogollos hasta arriba y terminamos de rellenar el espacio que quede entre ellos con el aceite de sésamo hasta el borde. Tapamos y lo guardamos en un lugar fresco y seco protegido de la luz. Lo dejamos allí durante un mes moviéndolo un poco cada semana. Después lo filtramos con un colador de tela y ya estará listo para usarlo. Lo reservaremos.
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El miso, que procede de las palabras japonesas mi (‘sabor o condimento’) y so (‘fuente’), es una pasta hecha a base de habas de soja fermentadas y/o cereales y el hongo Aspergillus orizae, llamado también koji. Como su nombre nos indica, es fuente de sabor y además muy nutritiva. Existen cuatro tipos fundamentales dependiendo de su composición, sabor y color. A más intensidad de color, más sabor. Miso blanco (shiromiso), miso rojo (akamiso), miso negro (kuromiso) y hatchomiso. Os recomiendo que si podéis lo compréis no pasteurizado, ya que así conservará muchos más nutrientes. Estas pastas nos aportarán encimas, que nos ayudan a hacer la digestión, además de hidratos de carbono, vitaminas, minerales y proteínas. Nosotros en esta ocasión utilizaremos miso rojo o akamiso, pero podéis hacerlo con el que más os guste.
En lugar de caldo dashi como en Japón, yo la hago en casa con caldo de pollo, verduras o pescado; queda bien con cualquiera de ellos.
Para elaborar la sopa propiamente dicha, ponemos el caldo al fuego guardando una pequeña parte para disolver la pasta de miso. Cuando hierba el caldo, introducimos en él los fideos de arroz teniendo en cuenta su tiempo de cocción. A continuación, añadimos el alga wakame y a los dos minutos el huevo batido poco a poco y sin dejar de remover para que quede en hilos. Y ya podemos incorporar el miso disuelto en el caldo que guardamos al principio y retirar del fuego. Por último, añadiremos el aceite de sésamo y el puerro crudo finamente cortado. Podemos decorar la sopa de miso con un poco de cebollino picado.
Espero que os guste y os haga entrar en calor.
¡Hasta la próxima! ¡Buen viaje y feliz año!
LA DOSIS PERFECTA
Fotos
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