Ingredientes
Elaboración
Hay pocas elaboraciones mejores que esta para comenzar el año calentitos y recuperados de las fiestas. Esta nutritiva sopa es famosa y tradicional en todo el Magreb; la usan en celebraciones como las bodas, donde se les ofrece a los invitados antes de irse a la cama, así como a las novias al día siguiente por su poder reconstituyente, aunque es en el Ramadán cuando la preparan por la noche en todas las casas, para reponer las energías perdidas durante el día en el ayuno.
Cada casa tiene su receta propia y son todas distintas: unas con cordero, otras con ternera o pollo y otras vegetales, como la que vamos a hacer nosotros. Las especias y los condimentos también varían, pero si le preguntáis a cualquier magrebí por la receta, os dirá que la de su madre o abuela es la mejor, como pasa aquí con la tortilla de patatas o las croquetas.
Esta que os traigo es de un alumno marroquí que tuve en un curso de cocina, bueno, de su familia, y para él es la mejor que ha probado. Es natural, cuando hay olores y sabores que te acompañan desde la infancia, se quedan marcados en tu memoria para toda la vida y crees que son los mejores, aunque esta creencia sea totalmente subjetiva, al estar fuertemente condicionada por la memoria olfativa de nuestro cerebro. En cualquier caso, esta es mi versión y espero que os guste, aunque no la hayáis probado nunca.
Como siempre, comenzamos la receta con la elaboración de la extracción, que en esta ocasión será en AOVE. Para ello, llenamos un bote hermético pequeño con cogollos o restos de manicura de Sativa Dreams, depende de lo largo e intenso que queráis el viaje. Vertemos el AOVE en el bote hasta cubrirlo y lo dejamos macerar en un lugar seco y alejado de luz entre 30 y 45 días, moviendo el recipiente ligeramente como mínimo una vez por semana. Pasado este tiempo, filtramos el contenido con un colador de tela y lo reservamos.
Una vez que tenemos la extracción a punto, podemos comenzar con la sopa. Lo primero será lavar el apio y pelar el ajo, la cebolla y el jengibre. En segundo lugar, habrá que cortarlo todo lo más pequeño que podáis. Después, trituráis los tomates si no lo están. Os recomiendo que utilicéis tomates de bote porque en invierno no es temporada, por tanto, los que vais a encontrar frescos serán caros y, seguramente, peores que los que se envasan en su momento óptimo.
Una vez que tengáis todo cortadito, ponéis una olla con el AOVE normal a calentar. Añadís el ajo y el jengibre primero y dejáis que se dore un poquito. Seguidamente, incorporáis la cebolla y el apio. Cuando la cebolla esté transparente, añadís el tomate y lo sofreís unos 10 min. Pasado este tiempo, llega el momento de añadir el ras el hanout para que suelte todo su aroma en el sofrito. A continuación, añadimos los garbanzos y las lentejas cocidas, lo regamos todo con el agua o caldo de verduras y el azafrán infusionado y dejamos que cueza otros 10 o 15 min.
Mientras, hacemos el majado con el cilantro y el AOVE cannábico y lo reservamos. Poco antes de terminar de cocer la sopa, sacamos un poco y disolvemos la harina en ella, para después verterla de nuevo y que ligue así el caldo. Una vez ligado, solo queda ponerlo a punto de sal y darle el toque mágico con el majado de cilantro y el zumo de limón. Dejamos cocer 2 o 3 min más y retiramos del fuego. Ya podemos servirla y probarla; hay que ir con cuidado porque mantiene el calor bastante. Espero que os reponga y os dé alas para volar donde os apetezca. ¡Feliz Año Nuevo y hasta la próxima!